El cambio de horario, además de contribuir al ahorro de energía, ayuda al incremento de los procesos metabólicos de los seres vivos, afirmaron los especialistas Hugo Luna Soria, coordinador de la carrera en Geografía Ambiental en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y Teresa García Gasca, ingeniera bioquímica en la misma institución.

De acuerdo con Luna Soria, el propósito de adelantar el reloj una hora es aprovechar la luz natural del sol, pues durante las estaciones de primavera y verano los días son más largos por el movimiento de la tierra.

“El número de horas de luz al día va cambiando con las estaciones del año, de tal suerte que, en primavera verano, la posición de la tierra con respecto al sol, permite tener más horas de luz. Esto quiere decir que amanece más temprano y, conforme pasa la rotación, el tiempo se va adaptando a las situaciones y hay un incremento en las horas de luz […] hasta que esto va a la baja conforme llega el otoño-invierno”, explicó por su parte García Gasca.

Mencionó que estos movimientos geográficos permiten que los procesos biológicos y metabólicos de los seres humanos se vayan adaptando a ello.

Agregó que el cambio de horario obedece a cuestiones económicas más que a una mejora biológica, pues se emparejan los relojes en diferentes países de todo el mundo para mejorar los ciclos productivos.

Luna Soria indicó que existen una cantidad de mitos sobre “lo bueno y lo malo” que resulta el horario de verano.

Explicó que, aunque el beneficio en el consumo de luz y ahorro de energía es considerable, con el paso del tiempo el reloj biológico del humano se adapta al horario anterior y se disminuye el beneficio energético.

El también responsable del Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica de la UAQ dijo que el ahorro de energía resulta algo relativo, pues el uso de la luz cambia con respecto a la actividad.

Sostuvo que el uso de la energía en el hogar es considerablemente menor al de la industria, en donde existen ocasiones, por el uso de aire acondicionado o los ciclos de producción de las fábricas, en las cuales el ahorro no es tan perceptible.

“Por muchos años, la sociedad se quejaba de este cambio, pero claro que hay otras alternativas, alternativas tan sencillas como la construcción de los hogares, seguimos construyendo cuatro paredes sin una lógica, podríamos usar mucho mejor la luz del día con la ubicación correcta […] Aún falta mucho, más que el cambio de horario, necesitamos que las viviendas incorporen otro tipo de tecnología y que las que se están construyendo también”, refirió.

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