Josué Quino tiene más de la mitad de su vida viviendo con VIH, que le fue diagnosticado en 1986, y de unos años a la fecha de dedica a difundir información sobre este padecimiento entre los jóvenes, llevando una vida normal; aunque dice que ya casi no se acuerda cómo es llevar una vida normal, sin el virus.
“Este año cumplí 30 años de vivir con el virus, o que me informaron. Llevo más años viviendo con el virus que si él [tiene 58 años]. Ya casi no me acuerdo cómo es vivir sin el virus. Es como cuando te acuerdas que tenías una abuelita, pero así como entre las nubes, y recuerdas cosas padres, cosas gratas, pero ya la abuelita se te fue, es como yo recuerdo esto”, indica.
Josué supo que tenía VIH en una época donde a las personas con este mal, descubierto unos años antes y del cual no había mucha información, eran estigmatizados.
“Fue algo difícil. De entrada se sabía muy poco en aquel entonces. Lo que yo sabía era que los periódicos decían que en Estados Unidos había salido ‘un cáncer gay’ y los periódicos decían también que era como la maldición de los homosexuales, que era el castigo de los ‘putos’ y que todos nos íbamos a pudrir en el infierno. Entonces, en aquel tiempo era mucho más común escuchar este tipo de comentarios, aún antes del VIH”, señala el hombre.
Asevera que años de lucha por los derechos de los homosexuales fueron afectados por el VIH, pues además los dividió en tres grupos: uno, los que trabajaban en la defensa de los derechos de los homosexuales; el segundo grupo eran quienes hicieron labor de información y prevención sobre el VIH, y un tercer grupo los que murieron.
“Así se dividió la población que luchabamos por los derechos de los gays en los ochenta. Por ahí se comenzó a perder mucha fuerza, pero teníamos que trabajar este otro ámbito”, asevera Josué Quino.
Con seguridad, subraya que en tres décadas él nunca ha experimentado rechazo o discriminación alguna, en cuanto a su estado como portador de sida.
“Mi familia me apoyó desde el primer día que lo supieron; mis amigos, sin lugar a dudas, la gente con la que he trabajado todos estos años siempre ha estado ahí. Nunca he vivido esta cuestión”, menciona.
Josué ha llevado su activismo a la política, ya que en dos ocasiones fue candidato a legislador local en la Ciudad de México; su objetivo era llevar la voz de la diversidad sexual a la tribuna capitalina del país.
Asegura que sus historias de vida son para agradecerle al mundo, desde los doctores que lo han estado tratando, hasta el más lejano de sus amigos, pues en todos ha encontrado apoyo.
“He tenido problemas con médicos, sí, pero eso lo hemos llegado a tener todos, con o sin VIH”, acota Josué.
Resalta que el porcentaje de jóvenes con VIH ha aumentado en los últimos años por varias razones, una de ellas es que creen que se pueden curar de manera sencilla; quizá lo quieran ver así, dice, pero es una manera de darle la vuelta a la enfermedad y al asunto.
“El porcentaje de jóvenes con VIH ha aumentado porque, paralelamente a esto, saben que ya hay medicamentos y que si se enferman lo toman, pero también creen que no les va a pasar nada. Ven a la persona con la que van a tener relaciones sexuales y la ven sana, porque también una imagen que han presentado de la personas que vivimos con VIH es en etapa terminal, pero sabemos que no es así”, indica.
Subraya que para contrarrestar esta situación hace activismo en escuelas, con Teatro y Sida Asociación Civil; desde hace 20 años trabaja tanto en la Ciudad de México como en otros estados, con el apoyo de Censida.
“Año con año, con el financiamiento del Censida hacemos proyectos, a través del teatro como medida de prevención y de información, para que los alumnos y las alumnas de prepas y bachilleratos vayan entendiendo qué es el VIH, comprendan la diferencia entre VIH y sida, qué ocurre cuando te infectas y conocer las medidas para prevenirlo”, enfatiza.
Finalmente, Josué subraya que la respuesta a estas campañas en las escuelas queretanas ha sido siempre muy positiva, desde hace cuatro años, cuando fue la primera ocasión que se presentaron en la entidad.
