Cuando uno platica con Doña Natalia Carrillo, se da uno cuenta en pocas palabras y un buen momento matinal, de la historia viva del Partido Acción Nacional en Querétaro. Militante panista desde los cincuenta, ha sido la voz y consciencia de varios políticos locales y líderes del partido a nivel nacional.

En entrevista para EL UNIVERSAL, habla de los retos que tendrán los nuevos gobernantes de su partido y sugiere la manera en que deberán de enfrentar los de sus administraciones.

A sólo unas semanas de que el PAN recupere el poder en el gobierno del estado y en diversos municipios. ¿Qué opinión tiene al respecto?

Creo que fueron varios factores los que contribuyeron para este último triunfo de los candidatos del PAN. Mi percepción muy personal es que los valores morales se han perdido. Los principios de doctrina, no se practican. Desgraciadamente ha decaído la calidad de los panistas. No de hace tres, ni de seis, sino de hace muchos más años. Esta no es sólo mi opinión, sino de otras personas, que tristemente vemos así la situación actual. Los funcionarios públicos, electos por el pueblo, al llegar al poder no corresponden a lo que deben hacer.

¿Por qué dice que se ha perdido los valores, que no se sigue la doctrina?

El núcleo principal en una sociedad, es la familia, entonces si los valores en la familia han decaído, lógicamente en la sociedad, decae. Yo no digo que vivamos como los abuelos. Tampoco exijo que se lleve aquella vida de rigidez, padres estrictos, en muchas ocasiones, intolerantes y en otras, prepotentes, que no daban libertad a los hijos que no tenían derecho ni de hablar en la mesa si no se les autorizaba. Pero ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo queme.

Era necesario que se diera aquella rigidez de los padres y que les dieran a los hijos más libertad y más derechos como persona, que tuvieran derecho a elegir. ¿Qué pasaba hace 40 o 50 años? Si el papá era doctor, el hijo, a fuerza tenía que ser doctor, si era abogado, lo mismo, porque tenía que seguir la tradición de la familia, entonces eso ocasionaba malos doctores, malos abogados, muchachos traumados, etcétera.

Entonces se les empezó a dar más libertad, pero ya se excedieron. Ahora ya no hay respeto al padre ni a la madre, ya no hay respeto al maestro, muchas personas ya no quieren ser maestros, por la conducta, por lo groseros que son los alumnos y los padres con los maestros. Si la base y el núcleo se descompusieron, afloró hacia la sociedad, a la política y a los partidos.

¿De qué manera está ocurriendo este resquebrajamiento de los principios de la doctrina?

Yo creo que si la cabeza anda mal, el resto del cuerpo tiene que estar afectado. Tuvimos magníficos jefes nacionales que de verdad se sacrificaron por México. En lo personal me tocó vivirlo porque fui consejera nacional durante 10 años, pero ya desde antes, yo tenía trato con los jefes, porque los presidentes con quienes me tocó colaborar, desde que entré al partido en 1952, confiaban mucho en mí y en algunas ocasiones tuve que suplirlos en reuniones nacionales a dónde tenía que concurrir el jefe, cosa que no permitían los estatutos, tenía que ser el presidente; tuve suerte, hubo tolerancia para que yo estuviera presente en esas reuniones nacionales, exclusivas para jefes a nivel nacional.

Y me tocó vivir con unos jefazos, como un Adolfo Ibarrola, ¡qué pantalones de hombre! Con un José González Torres, que incluso fue candidato a la presidencia y con mi amigo entrañable, el licenciado José Ángel Conchello, con quien llegué a tener una amistad encantadora, y no sólo con él, sino con su esposa, sus hijos.

Quiero decir que era otro PAN, era un total respeto que es lo que más exijo yo, que no me quieran, pero que me respeten, porque la falta de respeto no la tolero.

¿Entonces, se ha perdido esa dirección de lo que, alguna vez, los grandes líderes de partido fincaron en la doctrina del panismo?

¡Claro! Mira, Manuel Gómez Morín, tuvo ciertos problemas con don Efraín González Luna, porque él quería que en el partido se actuara como en la iglesia y don Manuel Gómez Morín dijo “¡no! una cosa es el partido y otra cosa es la iglesia”

Que los principios de la doctrina del PAN tengan como base los principios de base de la Iglesia, es lo mismo, ¿por qué? Porque ahí es donde se practica verdaderamente la moral de la persona, pero Gómez Morín no quería que el partido fuera regido ni intervenido por la Iglesia, quería que fuera aparte. Llegaron a decir que la Iglesia nos ayudaba y que promovía el voto a favor del PAN, pero no era cierto, nosotros nunca estuvimos recurriendo a ningún señor cura para que les dijera a los feligreses que votaran por nosostros. Primera parte de la entrevista

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