Dio inicio en la entidad, por parte de la Diócesis, los festejos encaminados a la celebración de la Semana Santa, con la bendición del Altar de Dolores (Viernes de Dolores) por parte del Obispo de Querétaro, Faustino Armendáriz.

Dicho altar está colocado en el Jardín Guerrero, una tradición popular de orígenes religiosos que practican familias queretanas, y que recuerda las penas de la Virgen María con motivo del sufrimiento padecido por su hijo, Jesús de Nazareth.

Esta representación tiene lugar dentro del tiempo cuaresmal. En este año, es un altar organizado en coordinación con el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro, que coloca el Altar en un lugar público para que el pueblo queretano viva la tradición y que estará hasta este domingo de ramos.

En este sentido, Faustino Armendáriz explicó que este altar representa una veneración de la Madre de Dios, al mismo tiempo de invita a contemplar el misterio redentor de Cristo, de dolor y sufrimiento.

Una invitación a la reflexión

“Son los ojos de la madre dolorosa los que invitan a contemplar el sufrimiento del hombre contemporáneo de sus diferentes facetas, situaciones y realidades, que no podemos evadir ni ser indiferente ante ellos, especialmente en los fenómenos migratorios, la enfermedad, la violencia social, las esclavitudes, el hambre, la corrupción y la falta de sentido de la vida, especialmente en las jóvenes generaciones”, comentó.

Agregó que la invitación de María en estos tiempos es a mirarse como espectadores de la realidad, pero al mismo tiempo asumir la responsabilidad para lograr la rendición, sobre todo por la situación actual en el mundo, en donde las personas, instituciones, pueblos y naciones necesitan unirse para superar los conflictos existentes.

“Hay que buscar vías concretas de salida de una crisis que es global, pero cuyo peso soportan mayormente la pobreza, la Iglesia sin fronteras madre de todos, extiende por el mundo, la cultura de la acogida y de la solidaridad”, resaltó el obispo.

Proponen cambiar opiniones

Comentó que para vencer el hambre no basta con “palear” las carencias de los más necesitados, o socorrer con ayudas y donativos a aquellos que viven en situaciones de emergencia, sino cambiar el modo de entender los objetivos, la actividad económica, la producción alimentaria y la protección del medio ambiente.

“Esta es la única posibilidad de construir un auténtico futuro de paz, que hoy se ve amenazado por la inseguridad alimentaria, pero en medio del pueblo siempre está María y por eso se debe agradecer la esperanza que ella nos transmite y pedimos su intersección para las familias de Querétaro”, señaló el prelado.

Posterior a la bendición del Altar de Dolores, el obispo celebró la Santa Misa en la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores de Soriano, dentro de la fiesta de la patrona diocesana y a donde acudieron miles de personas para venerar a la Virgen.

De acuerdo con las autoridades eclesiásticas, esta fiesta da consuelo y paz a todos los que acuden al santuario, esto aunado a que es una tradición, ya que piden o agradecen por los milagros, además de que se realiza dentro de la celebración pascual.

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