Sobresaliente noche de los toreros que protagonizaron la corrida navideña de la Plaza de Toros Santa María, en el marco de su 50 aniversario, pues el matador Octavio García El Payo junto al guanajuantense Diego Silveti salieron en hombros; el primero con tres orejas y el segundo con dos orejas y un rabo.

El Payo fue uno de los triunfadores luego de cuajar un par de faenas de altura que le valieron el corte de tres orejas, una con su primer ejemplar de Campo Hermoso y dos con su segundo de Villa Carmela.

Silveti, por su parte, tras estropear con la espada la buena labor ante el tercero de la tarde llamado “Peregrino”, de la ganadería Marrón, cortó las dos orejas y el rabo del que cerró plaza, un notable astado de Montecristo al que lidió con gran soltura y sabor. Además, buscó el indulto, pero no se concedió.

El Payo salió inspirado en sus dos apariciones dentro del ruedo. Primero con “Queretano” de la ganadería Campo Hermoso, astado al cual le cuajó una faena que fue de menos a más. El ejemplar le respondió mejor al torero por el lado izquierdo y, poco a poco, lo fue metiendo en su juego.

Entrega y categoría la del queretano con su primer encierro con la que puso a los asistentes de pie tras una estocada perfecta, con la que recibió un apéndice del juez de plaza.

Difícil tarea de superar lo hecho con su segundo toro de la tarde, pero El Payo sacó la casta. Se enfrentó a “Navideño”, de la ganadería Villa Carmela.

Él llama a la Santa María como su plaza y lo demuestra con grandes ejecuciones. Siempre valiente, entregado a su gente demostrando que se encuentra en un gran momento de su carrera.

Por su parte, el torero extremeño Alejandro Talavante finalizó la jornada taurina con sólo un apéndice, que consiguió cortar en el quinto de la tarde, su segundo en turno “Melaguente” de Barralva, con el que se empeñó en buscar cuajar una faena de altura. Encontró buena respuesta del astado por su lado derecho y provocó embestidas para lucir su estilo aplaudido en varias ocasiones por el respetable. Se tiró a matar y logró una estocada perfecta por lo que el juez otorgó una oreja.

La tradicional tarde taurina inició con la actuación del rejoneador queretano Alejandro Zendejas, a quien se le vio con mayor soltura y entrega en sus ejecuciones, aunque su labor con el rejón de muerte hizo que perdiera lo ganado durante su faena.

Además, aderezó esta presentación la aparición de los Forcados Queretanos, comandados por el Cabo José Antonio Montiel, quienes a pesar de fallar el primer intento, con el segundo lograron inmovilizar al toro y llevarse el aplauso y admiración de los aficionados.

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