Desde anoche y hasta el próximo miércoles 2 de noviembre, los visitantes a la Plaza de Armas del Centro Histórico podrán disfrutar del altar monumental con el que año con año el estado se suma a las celebraciones tradicionales del Día de los Fieles Difuntos y Todos Santos en todo el país.

Serán ocho días en los que los paseantes locales y turistas tengan la oportunidad de disfrutar de éste altar, erguido éste año por un equipo coordinado por el diseñador industrial Fernando Sarvide Primo, que además está dedicado a José Guadalupe Velázquez Pedraza, un queretano ilustre en el ámbito musical.

El altar monumental se apega a la tradición local, colocado sobre una superficie de 11 por 11 metros más siete metros de altura, donde la estructura luce en color lila con vivos rosas y una alfombra roja simbólica hacia la cima de la ofrenda. Las cajas de luz también son un detalle adicional que luce por la noche.

Consta de siete escalones que simbolizan a los siete pecados capitales y en el primero de ellos se ubica una réplica de un órgano de iglesia, al ser el instrumento con el que Velázquez Pedraza desarrolló su importante labor musical a fines del siglo XIX y principios del XX.

Además se incluyen los elementos básicos como la flor de cempasúchil, la sal, el tapete de ofrenda de semillas con los cuatro puntos cardinales combinado con la flor de cempasúchil, el frijol, chile y el maíz, las calaveras y el papel picado. Una labor para la que se necesitó un mes para su creación y montaje.

Sarvide Primo aseguró que, aunque son los tres últimos años los que han ganado el proyecto para la creación de éste altar, así como el que está dentro del Palacio de Gobierno, pero en 2014 y 2016 se proyectó un maping dentro del altar, mientras que éste año la creación está más enfocada “hacia las cajas de luz para llamar la atención de las nuevas generaciones, pero no dejamos de lado las tradiciones y la simbología”.

José Guadalupe Velázquez. La dedicatoria especial de éste año para José Guadalupe Velázquez se dio por sus importantes aportaciones en la poesía y la música sacra que fueron reconocidas incluso a nivel internacional. Un personaje que nació en La Ceja, ranchería de la Hacienda de Bravo, en la parroquia de El Pueblito, estado de Querétaro el 12 de diciembre de 1856 y murió el 18 de febrero de 1920 en la Ciudad de México.

Tras cursar la primaria en la escuela del convento de La Cruz, el joven ingresó al seminario donde sobresalió por un talento nato para la música sacra. Como sacerdote, durante el obispado de Rafael Camacho, fue enviado a Europa para adquirir los conocimientos necesarios con el fin de restaurar el canto gregoriano en el estado. Se inscribió a la escuela de música sacra de Ratisbona, en Alemania, donde fue instruido por tres años por los mejores maestros de Europa.

Para 1891 se registró su regreso a Querétaro para cumplir su encomienda, por lo que fundó una escuela de música que reformaría el canto y la música religiosa, donde impartió una nueva técnica que incluso, por su efectividad, fue adoptada en otros países. Desde 1896 hasta 1915 José Guadalupe se desempeñó como maestro en el Conservatorio Nacional de la Escuela Metropolitana de Música Sacra y en la capilla de la Basílica de Guadalupe, además de las iglesias de San Felipe, San Francisco y Santa Brígida. Actualmente el Conservatorio de Querétaro lleva su nombre.

Durante los ocho días que dure el altar, se presentará un programa artístico con música, danza y poesía.

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