“Grito aquí, porque aquí lo perdí, desde este punto pido a las autoridades mexicanas que me regresen vivo a mi hijo”, expresó Guadalupe Mendoza madre de Daniel Mendoza quien en 2010 salió de su hogar para no regresar.

Originaria de Honduras, Guadalupe coincide con la mayoría de las madres en que su hijo desapareció a su paso por México, Daniel se encontraba en Tamaulipas la última vez que tuvo contacto con su familia, hace seis años.

“Él me dijo que había contratado a un pollero, que estaba a punto de cruzar la frontera, desde esa última llamada ya no supimos de él, desapareció y su familia lo esperamos, lo extrañamos, lo queremos de vuelta, vivo”, exclamó.

Guadalupe supo a través del Movimiento Mesoamericano de la Caravana de Madres de Migrantes, se sumó a ella este año y partió a México con la bendición de su esposo y sus tres hijos que permanecen en Honduras; desde la desaparición de su hermano, la sola idea de ir a estados Unidos ha dejado de rondar por la cabeza de ellos.

Le reza a Dios todos los días, el acompañamiento de otras madres le anima a seguir en el trayecto de búsqueda; las palabras de aliento son esenciales para no desfallecer y espera que este grito en clamor de justicia llegue hasta los oídos de su Daniel.

José Velázquez Lacayo dejó su hogar en Honduras en enero de este año, en aquel país se quedó su esposa y sus tres hijos, el tercero de ellos no lo conoció pues su pareja se encontraba embarazada cuando el joven de 27 años se aventuró a viajar hasta México, para buscar llegar a Estados Unidos.

Ángela Lacayo madre de José, tuvo contacto telefónico con él cuando se encontraba en Piedras Negras, Coahuila. Fue en abril cuando escuchó su voz por última vez, en Estados Unidos lo esperaba un tío, quien igual confirmó que nunca llegó, explica la madre con lágrimas a punto de caer de sus ojos, por el dolor que le causa recordar.

“Se vino sólo a este país, consiguió un coyote para que lo trajera, juntó dinero para poder salir, quería trabajar en Estados Unidos, tenía más de tres años sin trabajo, por eso quiso irse, para darle de comer a sus hijos, ahora no está con nosotros”, lamentó.

Dos hijos de seis y cuatro años y un bebé de no más de un año, permanecen en Honduras sin percatarse el peligro al que su padre pudiera estar enfrentándose en México, porque Ángela tiene la seguridad de que José sigue vivo, por eso lo busca con fe.

A sus 58 años, Hilda Luis Rivera originaria de El Salvador, emprendió la búsqueda de su hijo René Ramírez Rivera, a través de la caravana. Han pasado 11 años desde que vio por última vez a su hijo, por lo que para ella es más difícil lidiar con el dolor y la desesperanza de no verlo de vuelta.

“René tendría casi 40 años si estuviera aquí, quizá estaría casado, me hubiera dado nietos, los problemas de inseguridad en nuestro país lo hicieron partir y ahora no sabemos dónde está” comenta Hilda quien comparte una idea de cómo le hubiera gustado fuera la situación actual de su hijo.

En 2005, año en que salió de El Salvador, Daniel se comunicó por única vez con su madre, se encontraba en Mexicali, tenía planes de quedarse un tiempo ahí para luego cruzar la frontera y jamás se supo más de él. Hilda pide a Dios que le regrese vivo a su hijo.

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