Estudiantes de Ingeniería en Sistemas del Instituto Tecnológico de Querétaro (ITQ) desarrollan un proyecto de localización por radiofrecuencia, que permita a los padres de familia monitorear a sus hijos en lugares concurridos.

El dispositivo puede utilizarse, por ejemplo, en centros comerciales o parques de diversiones, dijo Juan José Bustos Rivera, integrante del equipo del proyecto.

En entrevista expuso que sólo se necesita una pulsera con tecnología de Sistema de Localización en Tiempo Real (RTLS) y un teléfono inteligente con la aplicación para el monitoreo. Esta última puede ser descargada de manera gratuita en la plataforma android.

Este sistema RTLS, explicó, se basa en una nueva tecnología que está emergiendo, la RFID (identificación por radiofrecuencia). Este medio es el mismo que se usa en los sensores de las tiendas departamentales, para detectar los artículos que no han sido pagados y las personas los quieren sacar del establecimiento de manera ilegal.

La diferencia entre las pulseras y los sensores de las tiendas radica en el rango de espacio en que son detectados, pues estos últimos necesitan estar a una distancia no mayor a 10 centímetros para ser descubiertos, sin embargo, la frecuencia de las pulseras es amplificada gracias a módems (access point), detalló.

Para un espacio de 200 metros cuadrados es suficiente con dos módems para cubrir el total de la superficie, explicó.

Según Juan José Bustos, la localización de personas se hace a través de una triangulación entre los dos módems y el sujeto a ubicar, se mide la distancia entre éstos, y así se localiza el área para encontrarlo.

La pulsera está formada por el tag y un hilo de metal que no puede ser cortado con tijera ni pinzas, para evitar que cualquier persona pueda retirarlo y así sustraer a los menores del lugar que se está monitoreado.

Para retirar el dispositivo, es necesario que el personal a cargo de la renta quite el brazalete con un sistema especial, agregó.

El tiempo estimado de vida de la batería de este aparato es de dos años y medio, mientras que en el caso de la carcasa de la pulsera, el material, que es a prueba de agua y golpes, tarda entre 10 y 15 años para que se degrade.

Los integrantes

En el proyecto trabajan seis estudiantes del ITQ, quienes esperan tener una demanda de al menos 20 pulseras en el primer mes de operación; y, después aumentar esta cifra a más de 60 rentas. Sobre todo en temporadas “altas” como Navidad, Día del Niño y de la Madre, comentó Bustos Rivera.

Estimó que para fines de este año, los dispositivos ya estén trabajando en una cadena de importantes centros comerciales del estado.

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