De la población del estado de Querétaro (un millón 827 mil 937 habitantes), 91 mil 350 sufren de algún tipo de trastorno alimenticio, lo que equivale a 5% de la población. En primer lugar está la bulimia, seguido por la anorexia y por último, el atracón, afirmó Jesús García Rizo, siquiatra del Centro de Salud Mental (Cesam) de la Secretaría de Salud.

De acuerdo con el especialista, los trastornos alimenticios se presentan por diversos factores que van desde la genética, porque hay familias en que las que se pueden presentar. En gemelos idénticos hay más de 60% de probabilidades de presentar este tipo de trastornos; influyen también cuestiones ambientales, la alimentación, las demandas sociales, los ideales, revistas, televisión y el cine todo habla de la imagen o el ideal de una mujer delgada.

El trastorno no respeta nivel social o edad o diferencia del sexo, ya que hay una prevalencia de 10 mujeres contra un varón y cada vez se presenta a más corta edad, entre adolescentes de 15 años, incluso niñas de 10 y 12 años, en el caso de la bulimia. En tanto que en la anorexia va desde los 20 hasta los 30 años.

Cuando la perturbación se presenta y no es atendida a largo plazo puede llegar a un desenlace fatal.

Entre los trastornos mentales, los alimenticios, son en los que el paciente corre más riesgo de fallecer, incluso más que con la esquizofrenia, depresión o la enfermedad bipolar.

Primero pasan por una fase de complicaciones médicas en donde al enfermo se le caen los dientes, el cabello, se le seca la piel y posteriormente hay afectación en hígado, corazón sufren de ataques de epilepsia.

Señales de alarma

Los síntomas de alarma es cuando un niño o adolescente se pone irritable, comienza a cambiar su desempeño académico, se aísla o le falta la energía, están casados o se desmayan, todo eso son signos de alerta y además de ver que este bajando de peso sin razón alguna.

“Muchas veces las familias están tan involucradas en el problema que no se dan cuenta e incluso son las que lo perpetúan y lo inician. Por ejemplo: las mamás que de repente llevan a la niña al nutriólogo, les dicen que le bajen a las galletas o que no coman tal o cual cosa”, dijo García Rizo.

Mucho del trastorno en el caso de menores y adolescentes es generado por los propios padres, debido a que al tratarse de un padecimiento vergonzoso muchos lo ocultan incluso del mismo médico.

“Se dan muchas mañas para que no se den cuenta los demás, como utilizar ropa muy holgada o varias capas de ropa, incluso cuando van a la consulta con nosotros para que no nos demos cuenta utilizan cosas pesadas”, señaló.

El especialista reconoció que el número de pacientes va en aumento, ya que mientras hace dos años se atendían un promedio de 15 casos al mes, hoy son más de 50.

La anorexia es un peso por debajo al esperado, cuando el paciente deja de comer, a diferencia de la bulimia que es comer grandes cantidades de alimentos.

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