A102 años de la Revolución Mexicana, se recuerda a los personajes de esta época y la lucha armada por la libertad. Los revolucionarios también visitaron e hicieron diversos actos en el territorio queretano. Venustiano Carranza es uno de ellos. Él creó la ley del divorcio en el estado para poder casar a su hija. En sus visitas a la entidad acudía a los baños de El Piojito, en La Cañada, municipio de El Marqués.

El Piojito fue construido el 16 de abril de 1736 por José Escandón y de la Helguera, un militar hispano y conde de la Sierra Gorda. Él adquirió este terreno, en el que inició la construcción de unos baños en La Cañada, que hoy está en la cabecera municipal de El Marqués.

“Ahora es una alberca, pero eran baños de agua de manantial que decían que eran buenas para la salud. En realidad, cuentan que los baños nunca fueron lo máximo, que se estaban casi cayendo”, explicó la historiadora Luz Amelia Armas.

En este lugar, se les concedió a los indios bañarse con la condición de que todos los lunes del año dieran un peso al cura de la iglesia. Con ello se cubría el gasto de una misa rezada con responso al alma del sargento mayor (José Escandón) y los indios del pueblo.

“De hecho, la gente pagaba un cuota para la entrada a los baños, pero en esa época, el lugar era muy bello, cayó en desgracia por los años cincuentas porque se acabó el agua”, explicó Luz Amelia Armas.

En 1815, el cura Ignacio Mendiola rehabilitó este centro de esparcimiento y, por orden suya se renovaron los cuartos y se añadieron dos más. La historiadora explicó que, además de los baños, también había paseos y huertas alrededor del lugar.

“Además había paseos por el río y había huertas. Entonces la gente iba ahí a cortar fruta a comer lo que quisiera. Era un lugar de recreo, pero ya desde la primera mitad del siglo XX empezó a decaer y ya a partir de los años 50 ya era otra cosa. La zona empezó a ser más industrial que nada”, narró.

A través de documentos históricos se sabe que “a mediados del siglo XIX, el pueblo de La Cañada ya identificaba a este centro recreativo con el sobrenombre de El Piojito, puesto que se cuenta que el torrente del desagüe con dirección al río era tan potente que se premiaba al bañista que le resistiera más tiempo de pie y a contra corriente”. Además, se creía que la corriente del agua era tan enérgica que lograba liberar a las personas de la plaga capilar conocida como piojo.

Este lugar fue visitado por Venustiano Carranza, en la época de la Revolución, acudía cuando visitaba el estado para castigar a integrantes de su grupo por algunos excesos que cometían o cuando convocaba al Congreso Constituyente.

La historiadora explicó que cuando los Carrancistas llegaron a Querétaro no fueron muy bien aceptados por la sociedad porque actuaron como anticlericales, aunque realmente no lo eran. “Valentín Frías dice en sus crónicas que los carrancistas entraron a la congregación de Guadalupe, al templo, y que lo profanaron porque uno de ellos se subió a tocar el órgano, cantaron la cucaracha y bailaron encima de las bancas; les quitaban los ropajes a los Santos para ponérselos a sus caballos agarraban las obras de arte y se las robaban o las quemaban en fogatas”.

Por esos hechos, Carranza los castigó y llegó a fusilar a algunos para que sirviera de escarmiento, explicó Armas.

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