Las embolias cerebrales y sus secuelas se ubican en el lugar número tres entre los casos más atendidos en el Hospital General de Querétaro, informó el secretario de Salud del estado, Mario César García Feregrino.

Para evitar la muerte y disminuir la gravedad de las secuelas es que existe una campaña permanente para detectar los primeros síntomas de una embolia; sólo el 30% de los pacientes logra sobrevivir a una embolia (o derrame cerebral), aunque todos ellos registran secuelas que les afectarán más adelante.

“Estamos teniendo (la embolia) como la tercera causa de demanda de hospitalización […] le hemos dicho a la ciudadanía que si detectan que alguien de la familia habla de manera incoherente, balbucea, tiene desviación de la comisura de la boca, no puede abrir un ojo, camina tambaleante como borrachito o pierde el conocimiento llame al 066”, dijo García Feregrino.

La llamada a la línea de emergencia permite la atención de los colaboradores del Centro Regulador de Urgencias Médicas (CRUM), quienes de inmediato aplican un protocolo de atención.

Quienes padecen una embolia son, en su mayoría, adultos de más de 60 años de edad, aunque también se registran algunos casos excepcionales de jóvenes con alguna enfermedad congénita que sufren el padecimiento.

El derrame cerebral es consecuencia de la falta de sangre en el cerebro, ocasionada por arterias que se “tapan”, y que a su vez es derivado de hábitos de vida negativos, como exceso de grasas en la alimentación o el tabaquismo. En otros casos, son parte del grupo de riesgo personas con hipertensión arterial o diabetes.

“Esto se está dando habitualmente en adultos mayores […] se origina por enfermedad arterioesclerosa, que es el endurecimiento de las arterias, sobre todo por la dieta rica en grasas, el tabaquismo, pacientes diabéticos, hipertensos o la presión tan alta que rompe algunos de los vasos sanguíneos y hay un derrame cerebral”, señaló el secretario.

Cada día, el sector salud atiende entre dos y tres casos al día de pacientes con derrame cerebral recién registrado, o bien de quienes ya presentaron el evento y ahora se atienden los efectos.

Secuelas

Las secuelas, en su mayoría, son la parálisis de la mitad del cuerpo, como la imposibilidad para mover una mano o una pierna, además de que generalmente se pierde la vista de un ojo y, en general, las funciones de un lado del cuerpo.

“Se da en personas de 60 años en adelante o de 55, por malos hábitos de alimentación, exceso en consumo de grasas, tabaquismo; en los jóvenes es por malformaciones de las arterias cerebrales, es una malformación congénita, se rompen de manera espontánea, pero ya se nace con eso”, dijo.

La parálisis parcial puede erradicarse con terapia, dependiendo de la prontitud en la atención que reciba el paciente.

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