Desfilan al final, con sus uniformes amarillos y sus vehículos de batalla, pero nadie les aplaude, como sí hacen con los bomberos y los elementos de las fuerzas armadas. Son los trabajadores de limpia, que estoicamente se dedican a limpiar la avenida Zaragoza y calles aledañas tras el desfile por el 206 aniversario de la Independencia.

El sonido local anuncia el final de desfile. Invita a “tomarse la foto” al lado de los tanques ligeros del Ejército, pero también invita a abrir paso a los trabajadores de limpia. Muchos hacen caso y acuden al lado de las unidades blindadas a tomarse una fotografía, son principalmente niños quienes emocionados se paran a un lado o sobre los vehículos verde mate.

Mientras, escoba de rama en mano, el contingente amarillo comienza su paso por avenida Zaragoza. Sus vehículos utilitarios los siguen en formación. Son tres barredoras que con sus cepillos giratorios, humedecidos por chorros de agua, remueven lo que las barredoras de a pie, pues son mujeres, juntan hacia el centro del arroyo vial.

Sonríen cuando se les pregunta qué opinan de que a su contingente nadie le aplaude o espera ver desfilar. Dicen que tienen que barrer hasta donde acaba el desfile. Su trabajo consistirá en remover los desechos orgánicos de los caballos y las botellas de agua y refresco que algunos ciudadanos, por descuido, dejaron en la calle.

No fue sólo ayer, en el desfile cívico militar. La madrugada del 16 de septiembre, tras el Grito de Independencia también tienen que limpiar Plaza de Armas y las plazas y jardínes donde hubo actividades por la fiestas patrias.

Trabajaron hasta las 4:00 horas del viernes y se reincorporaron a las 13:00, pues su trabajo es indispensable para la ciudad y los habitantes de la misma.

Antes, desfilaron los militares, en un contingente reducido, en comparación de años anteriores, con pocos efectivos y pocas unidades. El mayor contingente lo forman los conscriptos del Servicio Militar Nacional (SMN).

Luego las fuerzas policiales del estado y el municipio de Querétaro, que reciben pocos aplausos por parte de los miles de ciudadanos que acudieron a presenciar la parada militar.

En el estrado, el gobernador Francisco Domínguez Servién, acompañado de su esposa, Karina Castro, preside el evento, junto con el gabinete estatal y el alcalde Marcos Aguilar Vega.

De vez en cuando, el mandatario estatal comparte con su cónyuge un comentario y una sonrisa. Los funcionarios observan el desfile, muy serios, en ocasiones hacen alguna observación al compañero que tienen a un lado.

La gente, el pueblo, observa bajo el rayo del sol el paso del contingente de la Cruz Roja Mexicana delegación Querétaro, a quien ovacionan por su labor de apoyo a los ciudadanos que sufren algún accidente.

Igual suerte corren los miembros del Heroico Cuerpo de Bomberos de la capital. La multitud los ovaciona de manera efusiva. El sonido oficial resalta la modernidad de su equipo, aunque el contingente lo encabeza un viejo jeep Willys, de la Segunda Guerra Mundial. Tras el mismo, los camiones que usan en las emergencias avanzan con las sirenas encendidas, al tiempo que hacen sonar sus cornetas, esas que avisan que pasará un carro de emergencias.

Los niños son quienes más disfrutan del paso de los tragahumo. Se emocionan al paso de los carro-bomba y con los uniformes de los bomberos. Muchos desde los hombros de sus padres, para tener una mejor visión, gritan emocionados que quieren ser bomberos cuando sean grandes.

El pentatlón militarizado, con su disciplina marcial y su espíritu deportivo pasa frente al estrado y frente a los dos tanques ligeros del Ejército que hacen guardia. Son ovacionados y observados con atención por la mayoría.

Continúan los contingentes de las diferentes escuelas de la capital, con sus directores y maestros al frente de los alumnos, que se esfuerzan en marchar de manera marcial, con sus uniformes de gala, limpios y planchados de manera especial para la ocasión.

Familiares y amigos los ovacionan y aplauden a su paso, mientras que otros inmortalizan el momento con sus celulares. Imágenes que luego llenarán las redes sociales, para presumir que se desfiló el Día de la Independencia.

Los charros y escaramuzas hacen su arribo. Desfilan engalanados para la ocasión. Ellos muy serios, sobrios. Ellas con amplias sonrisas. Saludan al gobernador y a sus acompañantes. Éstos responden de la misma manera.

Algunos niños también forman parte de este contingente. Menores montan con seguridad a los corceles que avanzan rítmicamente.

En el cierre oficial del desfile, aunque fuera del programa, lejos de los “vivas” y los aplausos, un sencillo contingente avanza de manera heroica, con sus uniformes amarillos.

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