“Querétaro me ha dado todo. Trabajo, una pareja, nuevos amigos”, afirma Aurora Aguirre, quien llegó a la entidad proveniente de la Ciudad de México. En agosto pasado se cumplieron tres años de que arribó al estado buscando crecimiento laboral,pues con una especialidad en Periodismo Económico en la capital del país no encontraba oportunidad de desarrollo, ya que los medios de comunicación le pedían muchos años de experiencia.

“Encontré aquí una oportunidad en un periódico. Mandé papeles, me aceptaron y me vine por trabajo. Un lunes me avisaron que me tenía que presentar el jueves. Trabajaba en la Ciudad de México hasta el martes. Entonces no tenía en dónde vivir. No conocía a nadie y no conocía la ciudad”, recuerda.

Un día antes de empezar a trabajar, un miércoles, aún con maleta en mano vino a buscar casa, apoyándose en Internet, buscando habitaciones amuebladas y casi a la primera que buscó se quedó, rentándola por dos meses, explica Aurora, nacida en Jalisco, pero quien desde muy pequeña sus padres llevaron a la capital del país a vivir.

Indica que lo que más trabajo le costó al llegar a Querétaro fue moverse en el transporte público. A pesar de venir de una ciudad mucho más grande, sentía que era más organizada en transporte público. Además, cuando preguntaba a la gente qué ruta de transporte la dejaba en cierto punto de la ciudad, siempre le decían que cualquiera.

“De ir a la UAQ terminaba en el viejo aeropuerto y eso fue lo que más me causó problema, los traslados. Los camiones tampoco te dicen a dónde van, no tienen bien definidas las rutas. Se combinan algunos que son foráneos con los locales, entonces uno que no conoce mucho de eso, fue de lo que más se me dificultó”, comenta con una risa espontánea.

Menciona que el primer acercamiento que tuvo con la gente de Querétaro fue con una compañera de trabajo, quien se portó muy amable y quien le ayudó a buscar casa.

Sin embargo, luego se fue encontrando con “el fuchi” de otras personas, como los vecinos que la “satanizaban” por venir de la Ciudad de México. Entonces, por tu origen creen que “ya traes la pistola, las cuerdas para secuestrar a la gente”, expresa.

Comenta que en el tiempo en el que arribó a Querétaro había una especie de “fobia” a los foráneos, ya que cuando sucedían delitos de alto impacto siempre se decía que eran sujetos o bandas que venían de estados vecinos, principalmente de la Ciudad de México o el Estado de México.

“Fue más porque llegué en una época en la que todo lo malo que sucedía aquí era hecho por externos. Si mataban a alguien, lo venían persiguiendo de fuera y aquí lo alcanzaban y lo mataban. Si secuestraban a alguien eran hechos aislados y todo hecho por gente de fuera”, asevera Aurora Aguirre.

Pese a ello, afirma que Querétaro ha sido buena con ella, pues su vida cambió para bien y dio un giro de 180 grados.

“El estado me ha dado todo lo que tengo ahorita. Tengo un nuevo trabajo, que me ha permitido desarrollarme profesionalmente. Me dio una pareja, encontré aquí a mi marido. Me ha dado una infinidad de amigos, tanto queretanos, como gente de otros estados, no sólo de la Ciudad de México y creo que esta diversidad de culturas que tenemos me ha enriquecido como persona”, resalta.

Sus padres y su hermana están tranquilos de que Aurora viva en Querétaro, además de que por la cercanía con la Ciudad de México es relativamente sencillo que la visiten.

“Mi hermana estuvo aquí el fin de semana con nosotros y hasta le gustó para venirse a vivir por la tranquilidad, ya que recientemente tuvo a su bebé”, dijo

“Mi mamá y mi papá todavía no están muy hechos a la idea de que ande por acá y a ellos no les gusta, están más acostumbrados al ritmo de la ciudad, pero siempre han respetado mi decisión de estar aquí, más ahora que tengo una vida más armada que la que tenía hace unos meses”, agrega.

Aurora (a quien no le gusta que le digan Auro) piensa unos segundos su respuesta cuando se le pregunta si regresaría a la Ciudad de México, donde vivió por 19 años, pero al final dice que sí lo haría, pues extraña los afectos que dejó allá, de amigos, de lugares, que es lo que añora.

Aunque por otro lado, Querétaro le ha ofrecido una calidad de vida mejor que la que se tiene en la capital del país.

“Ya empiezo a tener dedos queretanos. Les dijo que mi corazón es chilango, pero sí, empiezo a verme a futuro aquí. Tan es así que ya compramos nuestra casa [su marido y ella] ya estamos como adaptándonos y estamos haciendo más formal nuestra estancia”, precisa al periodista.

Agrega que lo que más le sorprendió de Querétaro fue la riqueza natural y la belleza que tiene. Menciona que al ser de otro lugar, cuando se piensa en el estado se piensa en Los Arcos y el centro de la ciudad, cuando en otros municipios se tienen muchos atractivos.

Hace tiempo tuvo oportunidad de ir a la Sierra Gorda y descubrió otro mundo. “Es el clásico México dividido, con muchas bellezas, muchas carencias. Mientras que otras partes hay la opulencia y el desarrollo económico e industrial”, puntualiza Aurora.

Se despide con una sonrisa. Pone atención a un compañero de su trabajo que le pregunta algo y sigue con sus actividades diarias, tranquila, sin estrés y de buen humor, con su corazón chilango y queretano.

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