Caballo y jinete, unidos y en sincronía, están listos para arrancar su camino desde la cabecera de Santa Rosa Jáuregui hasta La Gotera, pasando por varias comunidades de la zona para demostrar que esa delegación no es insegura y que, más bien, tiene carencias sociales que las autoridades no han sabido remediar a lo largo de los años.

Jinetes y amazonas esperan con ansiedad el momento de iniciar la Cuarta Cabalgata de la Amistad. Poco a poco llegan hombres y mujeres en sus corceles. Mientras alistan la salida, nada como una cerveza y unos tacos “pa’ agarrar fuerzas” y la música de tambora a todo lo que da para iniciar el recorrido.

La humedad por las lluvias de las últimas horas sofoca a jinetes y caballos. Algunos equinos resoplan y relinchan ante la presencia de otros miembros de su especie y de gente curiosa, mientras sus jinetes luchan por detenerlos y mantenerlos tranquilos.

Los niños se ven acostumbrados a la presencia de caballos, pero no falta el que se quiere montar a uno para tomarse la foto y los jinetes relajados, por la cerveza, la música y la comida, permiten que los equinos diviertan a la gente.

Un hombre en cuatrimoto, parte de la organización, viste una camisa con la bandera de Estados Unidos. Lleva un equipo de audio que reproduce canciones típicas de la música bravía, como las de Antonio Aguilar, aunque también se escucha banda y la tambora empieza a hacer de las suyas para anunciarle al pueblo que ahí va la cabalgata.

Rutilio Vargas, el organizador de este recorrido a caballo, camina de un lado para otro. Revisa los últimos detalles para iniciar el recorrido hacia La Gotera, donde los jinetes y acompañantes disfrutarán de una comida, patrocinada por él mismo, quien una y otra vez presume que ese es su pueblo.

Antes de partir al templo de Santa Rosa para recibir la bendición del sacerdote, los jinetes y uno que otro “acompañante espontáneo” degustan los tacos cortesía de la organización. Chicharrón en salsa roja, frijoles refritos y otros guisos, hacen las delicias de los presentes, quienes los acompañan con refrescos toronja y de cola. Los más sedientos toman cervezas, caguamas que van dentro de una hielera que transporta una pick up. Es la cantina rodante, dicen algunos en broma.

Los tripulantes de la camioneta ofrecen sus bebidas bien frías a los jinetes, quienes en raras ocasiones dicen no a la refrescante cerveza, que sirve para “mojarse el gaznate” o para “curarse” el exceso de un día antes.

Hombres, niños y unas cuantas mujeres inician la cabalgata, a ritmo de una banda; es transportada en una plataforma que remolca la misma camioneta roja habilitada como bar.

Los músicos comienzan a tocar sus melodías conforme avanza la pick up, mientras los cohetones surcan el cielo y explotan; anuncian el inicio de la cabalgata. La algarabía hace lo suyo y la gente sale de negocios, sobre todo de los de carnitas, a ver el paso de jinetes.

Lizbeth Morales Jaime, es una de las amazonas que encabeza el recorrido. Tiene 17 años de edad y apenas hace dos años aprendió a montar a caballo. Apunta que lo que la motiva a participar en la cabalgata, por primera vez, es precisamente el gusto por montar.

“Antes sí me daba miedo subirme al caballo, pero después se lo fui perdiendo”, dice la joven que monta a “Palomo” y que entre semana estudia la preparatoria en el Colegio de Bachilleres de Santa Rosa Jáuregui.

Los jinetes avanzan juntos por la calle principal de Santa Rosa rumbo a la iglesia de la cabecera delegacional, en la plaza central, donde a mediodía recibirán la bendición del cura. Verlos pasar es todo un espectáculo, chicos y grandes dejan sus actividades un momento para disfrutar de sonido de los caballos.

El grupo atraviesa la calle llena de gente que suele hacer las compras de su semana y que vienen de comunidades de la delegación. Los locales de carnitas, tradicionales de esta demarcación, los pollos a la leña, verdulerías, boutiques y de otros giros, lucen llenos. Comensales y clientes se detienen unos momentos a ver el paso de los caballos y ni un solo automóvil se interpuso en su paso, a pesar de que viajan lento.

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