Hace siete años Damián pisó por primera vez suelo queretano, proveniente de Chihuahua y desplazado por la inseguridad, llegó con su hermana mayor a vivir con una tía. En el norte, su familia atendía un puesto de burritos, pero un día llegaron a pedirles “derecho de piso”. Las amenazas orillaron a los papás de Damián a —ese mismo día— mandarlos a Querétaro con un familiar.

Transcurrieron algunos meses, sus papás también salieron de Chihuahua, llegaron por sus hijos y los cuatro se fueron a San Luis Potosí, pero regresaron.

“Estamos desde hace cinco años, la razón fue por inseguridad, vivíamos en Chihuahua, mi familia tenía un puesto de burritos […] hace siete años que pisé Querétaro por primera vez, estuvimos viviendo un tiempo, después nos fuimos a San Luis Potosí y llegamos aquí otra vez. Ya llevamos cinco años”, explica.

Con 19 años de edad, cursa la preparatoria, por las tardes tiene turnos como bartender en uno de los restaurantes-bar más conocidos del Centro Histórico. A sólo unos pasos de la plaza que alberga la Fuente de los Perritos, Damián ha tenido la experiencia de conocer a ciudadanos de todo el mundo.

“Este estado es súper tranquilo, es muy bonito y tiene mucha diversidad de cultura porque es un centro turístico muy conocido; he tratado con personas que vienen de Francia, España, Estados Unidos, algunos canadienses, japonenes, hay mucha diversidad de personas”, explica el joven.

Agradable, bonito, visitado por miles de turistas cada año (caro, pero interesante); ese es Querétaro, una de las seis ciudades en las que Damián ha vivido; con una perspectiva diferente, pues ahora tiene responsabilidades que hace cinco años no, aquí quiere estudiar una carrera universitaria.

Hotelería y Turismo es su rumbo profesional, a esa carrera quiere llegar una vez que concluya la prepartoria: “Es muy agradable vivir aquí, es muy bonito, pero la verdad es muy caro comparado con otros estados”.

Antes de llegar a la tierra de Conín, Damián vivió en todas las regiones de México. Nació en Matías Romero, Oaxaca; después, el vecino Chiapas; de ahí a Puebla; Chihuahua; San Luis Potosí y, finalmente, Querétaro.

El trabajo de su padre y la hospitalidad de su familia, conocer otras ciudades, otra cultura, otras formas de convivencia, les permitió encontrar identidad. Y aunque se ha enfrentado a algunas actitudes comparadas con la xenofobia, aquí es en donde quiere estar.

¿Por qué ponernos muros como mexicanos?

Al preguntar cuál es su experiencia viviendo en Querétaro, Damián sólo tiene calificativos positivos; sin embargo, no se pueden olvidar de actitudes que, incluso en redes sociales, se han vuelto en tema de conversación y hasta en un “modo de vida” para algunos: el rechazo “a los de fuera”.

“Que la gente no sea tan cerrada, porque muchas de las veces vi imágenes de que ‘no queremos más foráneos aquí’, ‘fuera de Querétaro’ y te pone a pensar y dices: Oye, pero México es de todos, ¿por qué ponernos muros nosotros mismos? El lugar es increíble, es muy bonito y no creo que se le tenga que negar a la gente vivir en cualquier lugar”, dice.

Añade que México no sólo es de México, sino del mundo. A tan corta edad tiene la madurez para cuestionar los muros y barreras que otros mexicanos le ponen a sus paisanos, ya que algunos se creen dueños de un lugar sólo porque han vivido más tiempo en él.

“Si nos molesta que nos cierren fronteras en otros países, ¿por qué lo hacemos en nuestro país? Es muy ilógico y muy doble moral”.

Durante algún tiempo se hicieron famosos algunos “memes” —que incluso siguen circulando por internet— e imágenes en las que queretanos pedían a los foráneos no llegar más al estado y los llamaban “a seguir de largo”, a no detenerse y a no quedarse a vivir aquí.

Para esos queretanos, quienes no nacieron aquí no tienen el derecho de “afectar” la tranquilidad, buen vivir y buenas costumbres de esta tierra que por decenas de años ha encontrado su riqueza cultural en los agregados sociales, una entidad en la que —como ocurre en Estados Unidos— nació por inmigrantes que llegaron desde España con el objetivo de someter a los pueblos indígenas.

Con un grande respeto por esta tierra, para Damián son injustificables esas actitudes, y con un conocimiento vasto de la cultura y trato de otros lugares de México, le toma por sorpresa ese rechazo que algunos muestran.

“Es la primera vez que me ha pasado, no me había tocado en otros lugares que les dijeran a los foráneos que se vayan o que aquí no los quieren; por ejemplo, en Chihuahua y Oaxaca todos son gente muy cálida, y no digo que aquí no lo sean, pero las personas son más cerradas, más desconfiadas. Que digan que no quieren a más gente aquí no está chido.

“A veces creo que hay también mucha influencia de la religión; aquí caminas dos calles y hay una iglesia. No está mal porque cada quien tiene sus costumbres y su religión, pero no te aceptan tan fácilmente y sí se notan los problemas con eso”.

Y aunque es sólo uno de los aspectos que se viven en Querétaro, la gran mayoría de las anécdotas están relacionadas con hechos positivos: hospitalidad, buen trato, amabilidad y compañerismo. “Pero hay gente muy agradable, muy cálida y sí te saca de onda porque de la gente que conozco, la gran mayoría, no es de aquí, si acaso unos 10 son queretanos”.

Pero también hay otros retos, como la cultura de la basura. “Podrían mejorar muchas cosas como la educación con la basura. Querétaro es uno de los lugares más limpios, pero porque el gobierno invierte mucho en limpieza, falta más cultura de limpieza”.

Un joven que a los 19 trabaja, que tiene una pasión y que desde ahora lucha para cumplir su meta y aportar a una ciudad con vocación turística. Aquí tiene un hermano, un pequeño de cinco años a quien le tocó nacer en la ciudad que vio nacer el movimiento de independencia y que dio libertad a los mexicanos.

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