Son las 14:00 horas de un viernes como cualquier otro. En una casa habilitada como mezquita en avenida Universidad un grupo de musulmanes radicado en Querétaro se prepara para el Jutbat al jumu’a, el sermón del viernes, la más importante de la semana. Señalan que los mexicanos, en particular los queretanos, son respetuosos de los credos, aunque de una u otra manera deben de lidiar contra los prejuicios que se tienen contra el islam y que las autoridades del sexenio pasado no les permitieron construir una mezquita.

La mezquita luce limpia, con pocos muebles. Un par de sillas, un librero, sólo eso. Una alfombra y un tapete orientado hacia La Meca, para las oraciones, se ubican en la pieza que da a la calle, donde rezan los varones, mientras que las mujeres lo hacen en una habitación un poco más atrás.Antes de la oración, los asistentes bromean, platican entre ellos, en ocasiones en árabe, otras en español, comentan las novedades y los planes que tiene. Asimismo, hablan un poco de sus vivencias como musulmanes en un país predominantemente católico.Wafik Darwich, de Líbano, presidente de la comunidad musulmana en Querétaro, encabeza el Jutbat al jumu’a, para lo cual tiene que asearse y prepararse. Sobre su ropa de calle coloca la que usa para el sermón. Julieta, Nayeli y Claudia (Hoda, su nombre musulmán) en otra habitación siguen las oraciones y el sermón del viernes, mientras que Wafik, Isaí (Abdul Malik) y Mahmoud Aly Khalil rezan en otra.

Esta ocasión, dice Wafik, no hay tantos asistentes, pues muchos salen de Querétaro a la Ciudad de México por negocios.

Wafik llegó a Querétaro hace cuatro años y en México tiene 10 años y medio. Antes vivió en la capital, pero “me gustó mucho el estado de Querétaro. Una vez vine de visita y me enamoré de esta ciudad tan hermosa, tranquila, donde hay más seguridad, gente más amable, más tranquila y donde todavía puedes encontrar cosas buenas y buenos modales”.

Señala que la ciudad de Querétaro tiene un aire internacional, pues hay mezcla de culturas que hace que la capital sea muy rica en opiniones, religiones y formas de ver el mundo.

Narra que dejó Líbano porque vino a trabajar en un instituto, pero con el tiempo le gustó el país y decidió quedarse. “Realmente no es muy difícil adaptarse. Simplemente hay que tener una mente más abierta y considerar que no estoy en mi país, hay cosas que no puedo hacer, no comparto, pero respeto, como tomar alcohol. No acepto que alguien entre a mi casa con alcohol ni con carne de cerdo. Nosotros no tomamos alcohol ni comemos carne de cerdo”, indica.

Apunta que muchas veces, aunque no comparta las ideas de sus conocidos las respeta, como la religión católica, pues explica que Líbano es un país donde hay una mezcla de culturas, donde 40% de la población es católica y 60% musulmanes, siendo la nación con más católicas de medio oriente.

“Somos gente más abierta, entendemos más lo que pasa en México, lo que pasa en la sociedad. Más bien, a veces trato de orientar a la gente, no para que se conviertan a mi religión, orientarlos para el bien”, asevera.

Asevera que las oraciones en el islam son cinco veces al día, pero hay una oración especial, que es la de la tarde del viernes, además de que deben cumplir con el Ramadán de manera obligatorio, así como dar la limosna y muchas otras cosas que para las sociedades occidentales parecen extrañas.

“Nosotros lo pensamos de otra manera ¿Si Dios me dio la vista, el gusto, el oído, me dio muchas cosas que puedo disfrutar en la vida, sería mucho rezarle cinco veces al día y cada vez que rezó son como dos minutos? No creo que sea mucho, por lo que me dio en este mundo, solo una buena salud”, asevera.

El sermón del viernes sigue. Todo es en árabe, una parte se hace de pie, otra sentado, arrodillados y se postran con la frente al suelo, como señal de humildad a Dios. Tras una primera parte de las oraciones, el sermón de Wafik se centra en el rol de Jesús en el islam, donde es profeta de Alá y que junto con la virgen María tiene un papel importante en el Corán. Los hombres y las mujeres, sentados en el piso, escuchan con atención el sermón.

Después de 2001 y los atentados en el World Trade Center y El Pentágono, en Estados Unidos, el islam y los musulmanes sufrieron persecución por sus creencias y por el origen de los terroristas que cometieron estos ataques.

Wafik señala que el islam está contra el terrorismo y que para los musulmanes está prohibido matar “por gusto”, sólo debe de ser en defensa propia, además de que cuando se está en guerra se debe de tratar con dignidad a los prisioneros, por si alguna de las partes ofrece un intercambio de prisioneros. Sobre las actividades del Estado Islámico (EI) señala que lo que hacen no son actos musulmanes y nada tienen que ver con su credo.

Wafik define al islam como religión de paz, “la palabra islam significa el sometimiento ante Dios y nada más ante Dios. Nuestro saludo es la paz esté contigo, lo que significa que nuestra religión hasta en su saludo habla de paz, es lo mismo, lo esencial de lo que habla la religión católica y judía”.

Mahmoud Aly Khalil es originario de Palestina y antes de mudarse a Querétaro vivió en León, Guanajuato, sumando ya ocho años de residencia en México. Llegó a América de su país a Estados Unidos, pero unos amigos le dijeron que al sur del río Bravo era más bonito y que el gobierno es más accesible con los extranjeros.

“Del otro lado está complicado, hasta con visa. Llegas y no te dejan trabajar. Me aconsejaron unos paisanos que probara suerte en México. El gobierno aquí es más accesible con los extranjeros y les dan sus permisos par vivir, para trabajar, no es como allá [en Estados Unidos] donde te tienes que casar, y con la persona con la que estás no te quiere ni la quieres, es un negocio para ella y para uno. A mí no me gusta engañar a la gente… Si no te casas por amor no tiene caso. En nuestra cultura el matrimonio es algo de mucho respeto”, explica.

Por otro lado, Wafik apunta que solicitaron a la administración estatal pasada permiso para construir una mezquita, pero les fue negado, pues dicen que es contra la ley, “pero si vas a Polanco [en la Ciudad de México] hay sinagogas, no entiendo como los judíos pueden hacer sinagogas, o los mormones hacen sus templos. Cómo les permiten a ellos hacer iglesias y a nosotros no. No te permiten hacer la torre, la cúpula para la mezquita, cuando la cúpula es tomada de los árabes que estaban en Andalucía, España. No sé porqué está prohibido hacerla. Tratamos y tratamos y nunca aceptó. Tratamos con el gobierno anterior y no se pudo”.

Claudia, Hoda, se acaba de convertir al islam y dice que su vida ha cambiado, pues dejó de beber alcohol y fumar. “Se me hizo muy natural como alaban a Alá, como alaban a nuestro Dios, como se dirigen a alguien supremo y que no es ninguna imagen, Simplemente es alguien que está en todos lados”, subraya.

Agrega que su familia ya se toma en serio su conversión al islam, pues cuando se lo dijo a sus hermanos no le creían. “Antes tomaba y fumaba. Ya no salgo como antes. Vieron que me hizo bien. A mí me gustó mucho esto, me fascinó”, asevera.

“Sigo siendo la misma, nada más cambió mi ritmo, ya no tomo, ya no fumo, lo dejé. Ya no salgo, porque me entretiene leer el Corán. Se alejan los amigos. Todavía hace como dos semanas saliendo de la oficina me invitaron al salir y me dijeron que si me pegaba mi Dios. Si te pesa, más cuando los amigos de años te hacen esos comentarios”, precisa.

El Jutbat al jumu’a termina. Todos se calzan mientras hacen comentarios en voz baja, hasta que alguno de ellos hace una broma y ríen. La oración del viernes concluye y ahora todos vuelven a sus ocupaciones diarias con una sonrisa y la conciencia en paz tras alabar a Alá.

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