“Ya me bajaron mi cartera. Pinches ratas”, exclama el joven que entusiasmado por la presencia de Andrés Manuel López Obrador se acerca al tumulto que se forma alrededor del precandidato de Morena, PES y PT a la Presidencia de la República, quien encabeza un mitin en Plaza de Armas, al cual acudieron alrededor de 2 mil personas, quienes pese a la lluvia aguantaron hasta el final el evento.

Desde hora y media antes del inicio del mitin, programado a las 11:30 horas, los simpatizantes del ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, se concentran en el sitio. Llevan mantas de apoyo a López Obrador, donde se puede leer que los “rusos” de Querétaro lo apoyan.

Se vende todo tipo de parafernalia: chalecos de Morena, gorras, libros sobre y de López Obrador, camisetas, documentales… hay de todo. Una ligera llovizna se convierte en una lluvia intensa minutos después.

Para hacer la espera más amena para quienes ante la lluvia se refugian en los arcos del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Arturo Rueda, quien sufriera un ataque físico en los días en que los comerciantes de la calle de Ezequiel Montes se encontraban en resistencia ante las obras municipales en esa vía, interpreta un par de canciones. Guitarra en mano, Rueda hace las delicias del respetable que se presenta en Plaza de Armas.

Luego de unos minutos cesa la música y un grupo de personas corre a la calle 5 de Mayo, por donde una camioneta blanca avanza lentamente. De la misma desciende Andrés Manuel López Obrador, quien es rodeado de simpatizantes, personal de “logística” y representantes de los medios de comunicación. Avanzan lentamente hacia Plaza de Armas.

Los de “logística” conminan a todos a “abrirse”, para dejar el paso a Andrés Manuel. Los empujones y los riesgos de caída por avanzar de espaldas y en una calle cuesta abajo están latentes. Mientras todos avanzan de esta manera alrededor de un sonriente López Obrador, el sonido anuncia la llegada del precandidato presidencial.

En la confusión, puede pasar de todo, desde un pisotón o codazo, hasta que alguien aproveche y robe la cartera del joven, quien al darse cuenta de la sustracción de su cartera, sólo acierta a soltar algunas maldiciones y mentadas.

La gente se aglomera alrededor del precandidato. Algunos son saludados de mano por él, otros se conforman con tocar su cabello, como una mujer mayor, quien como toca el manto del santo de su devoción, pone su mano sobre el pelo del precandidato.

Algunos simpatizantes piden que dejen el paso libre para López Obrador, que lo quieren escuchar. El precandidato accede en medio de una ovación y el ondear de las banderas de México, de Morena.... del PES y del PT, todas juntas, en el mismo lugar.

El primer orador es Adolfo Ríos, quien le da la bienvenida a López Obrador. Dice que en México hay una esperanza de transformación, al tiempo que agrega que en la coalición encontraron coincidencias sobre las diferencias, siempre de acuerdo a la ideología de Andrés Manuel.

López Obrador comienza su discurso destacando que de ser favorecido con el voto, combatirá la corrupción, uno de los flagelos que azotan a la sociedad. El discurso y el lenguaje es el mismo: combate a corrupción, becas para estudiantes, apoyos a adultos mayores. No faltan las acusaciones a la mafia del poder, que roba al año 500 mil millones de pesos por actos de corrupción.

La multitud de ciudadanos de varios municipios del estado, aplaude las propuestas de López Obrador, quien también recuerda que el ex presidente Vicente Fox Quesada lo llama “Lopitos”, cosa que dijo no importarle, pues cuando gane la Presidencia, les quitará los privilegios a todos los ex presidentes.

La lluvia disminuye. El mitin termina y un nube de reporteros entrevista a López Obrador, mientras que algunos de sus simpatizantes, casi en calidad de fans, dice alguien, piden a los periodistas dejar a su precandidato.

López Obrador se retira por la calle de Pasteur, donde aún se da tiempo de saludar a sus seguidores por unos minutos más, para seguir con su precampaña.

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