Recuperar la vista, ya sea para acudir a la escuela, volver a trabajar o para reencontrar el placer de la lectura, son las posibilidades que tienen Bethania Aquilano, Esteban López y Enrique Oceguera de la Parra, quienes fueron operados por médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dentro del programa de salud Prospera.

Bethania es una menor de cuatro años de edad, quien junto con su madre, Teresa Aquilano Gervasio, y su hermana de 11 años vive en la comunidad de Santiago, en el municipio Amealco de Bonfil.

Teresa y Bethania viajaron hasta la capital de Querétaro, donde operaron a la menor de estrabismo.

Su madre quiere que la pequeña vea bien ahora que entrará a la escuela, una de las razones es evitar las burlas de parte de sus compañeros.

Madre soltera, empleada de una pequeña fábrica local, señala que desde que nació Bethania presentaba este padecimiento, pero por falta de dinero no había podido costear la cirugía.

“Pero me enteré de este programa [IMSS-Prospera] y me vine a verlo y le hicieron la operación. Me enteré hace tres semanas y me dijeron que la programación iba a llegar en Amealco, pero me hablaron por teléfono, para que me viniera a Querétaro. La operaron el viernes. Entró a operación a las 10, salió a la una y todo bien”, explica.

Mientras Teresa Aquilano Gervasio charla, la pequeña Bethania come una torta de jamón. Su falda blanca y su blusa amarilla combinan con los lentes oscuros que lleva puestos, cuyas micas reflejan en amarillo.

La menor está por ingresar a la escuela en su comunidad y Teresa no quiere que sea objeto de burlas de parte de sus compañeros porque no puede ver bien, aunque revela que en Santiago existen muchos menores que padecen estrabismo.

“Quiero que mi hija vea bien. En las escuelas hay muchos niños que se burlan porque no ve bien, o porque tiene sus ojos mal. Ya va a entrar al jardín de niños este año y quiero que entre con los ojos bien”, abunda.

Precisa que una doctora en su demarcación le dijo que era muy complicado y tardado operar a Bethania, ya que entre cita y cita podían pasar entre tres o cuatro años, pero con el programa IMSS-Prospera su atención fue muy rápida.

Reitera que en su pueblo hay muchos niños con estrabismo, pero no les avisaron a los demás padres del apoyo, sólo le informaron a ella, por lo que considera que lo correcto hubiera sido que le dijeran a las demás personas que lo necesitan en Amealco.

Teresa Aquilano agrega que quiere trabajar para darles estudios a sus dos hijas, para que tengan una carrera, además de recibir apoyo por parte de las autoridades para solventar algunas de sus necesidades.

Finalmente, comenta que en su pueblo el servicio médico sólo es una vez a la semana, los días miércoles, y sólo bajo previa cita. “Una emergencia casi no la atienden”, advierte.

“Volver a ver a las personas es para mí maravilloso”

“Volver a leer. Hay tanto [libros]. Cien años de soledad, de [Gabriel] García Márquez. Hay uno que lo leí, pero que me gustaría volver a leer, El Principito. Hay tantos libros que aportan cultura, un descubrir, saber, pensar, la imaginación, de tantos escritores buenos que tenemos. Volver a leer todo eso para mí es una oportunidad que la vida me vuelve a dar maravillosa”, menciona Enrique Oceguera de la Parra, quien la semana pasada volvió a ver el mundo tras 15 años con cataratas, después del servicio quirúrgico a que accedió mediante el Instituto Mexicano del Seguro Social.

El simple hecho de sentarse y ver un paisaje, el cielo, los pájaros volar, las personas pasar, para este hombre mayor es una experiencia única, que pensó que nunca volvería a ocurrirle.

“Volver a ver a las personas sonreír, reír, sus expresiones, sus gestos, sus caras, es para mí maravilloso”, señala, Oceguera de la Parra.

Dedicado al transporte en una empresa, sufrió un accidente en 2007 y a raíz de ese percance se aceleró su situación, al punto de que con el ojo izquierdo no veía nada y con el derecho veía borroso.

“Por más que me buscaba un lente con ‘X’ graduación ninguno servía, pues con las cataratas no hay lentes que puedan resolver esa situación, y nada más la operación”, señala

“Pero a raíz del accidente me queda pensionado con un suelo muy bajo, de menos de 3 mil pesos, y buscaba la manera de ahorrar para operarme, pero las operaciones de 25 mil y 30 mil pesos”, abunda el hombre, quien durante los últimos 15 años vio mermada su calidad de vida.

Enrique explica que fue a través de comentarios que le hicieron a su esposa sobre el programa Prospera como se acercó al Instituto para buscar ser operado de cataratas.

“Me operaron el ojo izquierdo el jueves. El viernes me quitan el parche y quedo impactado porque vuelvo a ver. El viernes me operan el ojo derecho y el sábado me quitan el parche y otra vez veo perfectamente bien”, narra emocionado este adulto mayor, quien camina erguido, con orgullo y con la seguridad de ver por donde van sus pies y a donde van sus pasos.

Enfatiza que hay que vivir el mundo, disfrutarlo, al igual que a los familiares que se tienen.

“Lo primero que vi fueron árboles verdes, otra vez. Observe el cielo, con la intensidad de las nubes, del azul de sus colores, que ya no tenía ese gozo”, expresa Oceguera de la Parra con un tono de voz lleno de impresión.

Enrique se marcha a su consulta de seguimiento. Lo acompaña una joven, pero antes de marcharse lee: “EL UNIVERSAL. También quiero leer el periódico, ver las noticias, hace mucho que lo leo un periódico”.

“Prefiero la vista”

“Me siento muy bien. Yo no sabía de esto y como vivo muy humilde me dijo una señora: vaya al Seguro, es gratis. Le dije: voy a llevar este mandado y ahorita vengo. Como les ayudo a mis patronas a hacerles mandados, dejé de ir. Prefiero la vista”, narra Esteban López, quien es pintor de oficio y quien fue operado también de cataratas, a través del programa IMSS-Prospera.

El hombre señala que ya ve muy bien, pero necesita usar por el momento lentes oscuros, al igual que las demás personas que fueron operadas por los médicos del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Explica que lo operaron hace tres años, pero quedó bien, por lo que dejó el asunto “por la paz”.

Sin embargo, esta vez las cosas fueron muy diferentes para él, pues la atención que recibió fue buena y los resultados de la cirugía mejores.

Estaban López permanece sentado bajo la lona que se puso para proteger a los asistentes a la clausura del Encuentro Médico Quirúrgico de Oftalmología, a un costado de la vieja estación del tren.

Ahora que puede ver, dice que aún piensa trabajar: “Tengo 78 años, aún pienso trabajar, todavía tengo piernas. Pinto casas, de eso me mantenía, pero no podía trabajar de eso, hasta ahora que ya me compuse. Me voy a recuperar unos 15-20 días”.

Soltero de toda la vida, Esteban López explica que se mantenía trabajando, pero cuando se comenzó a sentir más de la vista “me fui con unas señoritas a arrimarme”.

Dice que le dieron oportunidad de quedarse en un cuarto, por el cual no paga renta, pero apenas se recupere volverá a trabajar.

Sin seguridad social ni servicios médicos de otra índole, Esteban López dice que la atención que recibió en el IMSS fue cordial.

Al concluir el encuentro de oftalmología, Bethania con su mamá, Enrique y Esteban, abandonan sus lugares y caminan buscando la salida, con paso firme, seguro.

Lentamente salen la pequeña con muchas letras y cosas que aprender, uno hombre con el deseo de cultivar su espíritu y otro más para sentirse útil a la sociedad. Para ellos tres el mundo es nuevo, aunque sea el mismo.

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