El procurador de Justicia, Arsenio Durán Becerra, informó que el presbítero Arturo Méndez Camacho tiene dos averiguaciones por el delito de abusos deshonestos cometidos, supuestamente, en contra de dos mujeres menores de edad.

Por la secrecía que requiere la investigación, al tratarse de un asunto en proceso, no refirió mayores detalles de los hechos, sólo confirmó que el adherido a la Diócesis de Querétaro fue aprehendido por la acusación que enfrenta desde hace, aproximadamente, tres meses.

“Tenemos una averiguación la cual ya fue puesta a disposición del juzgado penal correspondiente, este fue quien después de hacer el análisis determinó la presentación de la persona involucrada para verificar la participación que pudo haber tenido en este hecho”, dijo.

“Existen dos personas que nos declaran haber sido afectadas por esta situación, en ambos casos dos mujeres menores de edad y con base en sus declaraciones, de sus familiares y personas cercanas se integra la averiguación para someterla a consideración del juez”, aseguró.

De acuerdo con el Código de Procedimientos Penales el abuso deshonesto refiere tocamientos de carácter sexual a la persona afectada, sin llegar a consumar un acto sexual forzado, catalogado como violación.

Además explicó que dicho delito no está contemplado dentro del catálogo de delitos graves, por lo que el acusado en cuestión pudiera enfrentar el proceso en libertad, tras pagar una fianza.

“Es un delito el cual nuestro Código Penal está estableciendo junto con la libertad de inexperiencias sexuales (…) en términos generales consiste en hacer algunos tocamientos de carácter sexual”, mencionó.

“En condiciones normales la pena puede oscilar entre los tres meses a seis años de prisión y si se acredita alguna circunstancia agravante como pudiera ser la minoría de edad, pudiera llegar la sanción hasta siete años”.

En Querétaro, de acuerdo con la legislación reformada en 1988, el acto de abusos deshonestos dejó de estar catalogado como delito grave.

“No está dentro del catálogo de delitos graves, por lo que pudiese estar gozando de libertad provisional, con ciertas limitaciones, mientras el proceso se tramita y mientras se dicta la sentencia correspondiente”, aseveró.

De acuerdo con las declaraciones de las afectadas, el sacerdote profirió tocamientos, en el caso de una menor, hasta en cuatro ocasiones; en el segundo, fueron una o dos veces, conforme a lo dicho por el procurador.

Asimismo expuso que las afectadas están bajo tratamiento sicológico desde el momento en que se presentó la exposición de los hechos ante el Ministerio Público.

“Se les ha brindado la atención sicológica desde el momento mismo en que se presentó la querella por parte de las menores”, mencionó.

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