Pese a lo que otros puedan señalar, ni la Reforma Energética, ni la Fiscal tienen vinculación alguna con la condición que se está presentando en el mercado de precios de los combustibles.

En 2015, con el apoyo de muchas fuerzas políticas, se tomó una determinación amparada en la ley para proceder con una serie de compromisos que iban a traer como consecuencia la liberación de los precios de los combustibles, situación que en 2017 ya es una realidad.

Lo que está pasando en este momento es que el complejo panorama económico que está enfrentando México, hacía inviable o insostenible la posibilidad de mantener un subsidio —que tiene un valor real de cerca de 250 mil millones de pesos— y donde 80% de este subsidio acaba canalizándose en apoyo que recibe 30% de la población de mayores recursos en México.

Tenemos que reconocer que nuestra capacidad de refinación del crudo es limitada y no tenemos la condición o la infraestructura adecuada para producir todas las gasolinas que demandan los mexicanos, por lo que inevitablemente tiene que llevarse a cabo este ajuste, mismo que está generando un malestar generalizado que debemos comprender porque finalmente va a golpear en el bolsillo a muchos mexicanos y va a traer ciertas presiones inflacionarias.

Me parece que el gobierno está actuando con responsabilidad, asumiendo una medida que por supuesto no es popular, pero de no implementarse una acción de este tipo, en este momento histórico, en el futuro inmediato podríamos estar poniendo en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas y por ende la posibilidad de poner en riesgo la inversión que requerimos para seguir creciendo, con lo que se generan los empleos que demandan los mexicanos.

Tenemos que reconocer esto como una situación que duele, sabemos que lacera la condición social de muchos mexicanos, pero que de no tomarse en cuenta o no tomarse una medida de este tipo podríamos estar generando problemas todavía mucho más importantes.

A mí me parece que particularmente la Reforma Energética es una reforma que se encuentra en cause; está lejos de haberse concretado en su totalidad, los beneficios en los que muchos creemos tardarán todavía algún tiempo en gestarse, pero lo más importante —al menos para muchos de nosotros— es que se dieron pasos definitivos para que estas reformas se aprobaran y se volvieran una realidad.

Ahora tendremos que esperar para que las inversiones que se están trayendo por esta reforma puedan madurar, o puedan tener los dividendos que van a tener en nuestra economía. Son procesos que están en curso, pero que están lejos de haber consolidado totalmente.

Me parece que un gobierno ejerce su responsabilidad a plenitud cuando tiene la posibilidad de pensar en las próximas generaciones, en la necesidad de sembrar condiciones que procuren la estabilidad, el crecimiento y desarrollo, en el futuro no sólo inmediato, sino en el mediano y largo plazo.

Lo que le pediríamos a la gente, simple y sencillamente, es que estas manifestaciones se realicen en respeto al ejercicio de los derechos de terceros, que comprendamos que nuestras libertades llegan donde empiezan la de los demás; comprendemos la molestia y la frustración. Sobre todo sabemos que la clase política en México tiene que hacer un esfuerzo para atender muchas de las inquietudes de la población.

Estas expresiones no sólo responden al tema de los combustibles, sino a una petición manifiesta para que eventualmente la corrupción se combata con mucha mayor eficiencia en nuestro país, para que se hagan esfuerzos que fortalezcan las políticas públicas, mismas que a su vez nos permitirán combatir la pobreza y la desigualdad.

La petición es para que los políticos tengamos razones de acercarnos con mayor periodicidad a la población y para que hagamos de sus inquietudes nuestras preocupaciones principales, yo reitero que esta manifestación que se está gestando tiene diversas explicaciones, no solamente el asunto de los combustibles.

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