“Yo me acostaba y decía: ‘¿Quién sabe si amanezca o quién sabe cómo amanecerá el azúcar’”, cuenta María Antonia Pérez Pérez, quien hace 10 años fue diagnosticada como diabética. Esto fue el anuncio de una sentencia de muerte a mediano plazo. La obesidad fue una de las causas y el adormecimiento de su brazo derecho el síntoma que la reveló.

Hace cinco años Walter Kunz Martínez le practicó una Bipartición del Tránsito Intestinal (BTI). Hoy, la mujer está prácticamente libre de diabetes mellitus 2.

Otros pacientes sometidos a la cirugía, además de disminuir o dejar de consumir medicamentos para diabetes e hipertensión, se han librado de dolorosas inyecciones de insulina.

En casos más graves han evitado la diálisis. La bipartición, realizada por Walter Kunz y su equipo en el Hospital General de San Juan del Río, Querétaro, es más barata que otras operaciones. El proceso no favorece la malabsorción de nutrientes en el organismo, requiere un control médico menos estricto y puede practicarse en hospitales que no son de alta especialidad.

Darle batalla a la diabetes

Ceguera, daño irreversible a los riñones, amputaciones y en el peor de los casos la muerte son algunas de las consecuencias de la diabetes mellitus.

Cada semana Kunz Martínez, responsable de la Unidad de Cirugía Endocrina y Metabólica, amputa al menos a un paciente.

El complicado panorama motivó al también especialista en endocrinocirugía a modificar técnicas existentes y desarrollar la Bipartición del Tránsito Intestinal (BTI). Consiste en unir la parte inicial y final del intestino delgado; se forma un “atajo” por el que después de comer pasarán los alimentos, también lo harán por el trayecto normal del intestino.

Esto favorecerá que la parte final del intestino delgado entre en contacto temprano con los nutrientes, se estimule y produzca hormonas incretinas. Estas a su vez incitarán al páncreas a secretar más insulina y por ende el control de azúcar (o glucosa) en la sangre será mejor.

Nacer de nuevo

Aunque la diabetes puede heredarse genéticamente, el riesgo de tenerla aumenta con el sobrepeso y obesidad. En los últimos 30 años, estas dos enfermedades se volvieron una epidemia que afectó a 7 de cada 10 adultos y 3 de cada 10 niños mexicanos según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2012.

Hace cinco años, María Antonia Pérez inició un programa de control de obesidad; con dieta y ejercicio bajó 30 kilogramos. Al ver lo comprometida que era, Walter Kunz le ofreció someterse a la bipartición intestinal. Así, esta mujer que hoy tiene 65 años, es la primera persona en recibir el tratamiento. A la fecha no toma ningún antidiabético. Entró en un estado de remisión completa; es decir, tiene los niveles de azúcar o glucosa normales en la sangre, básicamente está libre de enfermedad.

Kunz Martínez cree aventurado afirmar que una manipulación en cualquiera de los aparatos del cuerpo “curará” una enfermedad tan compleja. Por eso señala que es preferible el término “remisión” a “cura”.

No es magia

Después de la operación, los pacientes deben asistir a consulta médica cada tres o seis meses. Entre el sexto y noveno mes después de la cirugía, según las observaciones actuales, el azúcar en la sangre se estabilizará y el consumo de antidiabéticos podrá reducirse.

Los beneficios que se obtienen con la BTI no son mágicos. Walter Kunz señala que hay muchos casos de deserción al seguimiento después de la operación, pero 62% de las 30 primeras personas a quienes se les practicó el procedimiento y han sido revisadas por más de un año, están en remisión. María Antonia Pérez es una de ellas; asiste puntualmente a sus consultas y practica yoga.

Obstáculos y camino por andar

La incredulidad de médicos y pacientes ha sido una de las principales dificultades para la difusión y puesta en práctica de la BTI. Kunz Martínez explica que algunos pacientes diabéticos se niegan a ser operados de algo que no les duele y recurren a sus médicos de primer contacto.

Ellos, por desconocimiento, les dicen que tales operaciones no existen o están fuera de la realidad de México.

Por eso en un esfuerzo por difundir los resultados, Walter Kunz y colaboradores escribieron un artículo, en español, en la Revista Colombiana de Cirugía. Creen que esto ayudará a que más médicos conozcan el procedimiento.

Otra limitante ha sido el apoyo económico: Walter Kunz y colaboradores lo han buscado, pero no lo han obtenido, ni del gobierno ni del sector privado.

La investigación de Kunz Martínez sobre la modificación del tránsito intestinal también ha arrojado resultados alentadores en el tratamiento de Alzheimer y Parkinson. Los reportes muestran un avance más lento en el deterioro cognitivo que estas producen. Aunque los hallazgos son preliminares, son esperanzadores y los próximos 30 y 31 de octubre, los presentará en el “26th World Congress on Neurology and Neurodisorders”, en Japón.

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