En su esfuerzo por captar inversiones y transmitir una percepción de estabilidad, las autoridades de Querétaro a menudo promueven la ciudad destacando su competitividad y alta calidad de vida. Sin embargo, se encuentran ante desafíos significativos en el ámbito de la sustentabilidad, situaciones que demandan un consenso y colaboración efectiva entre diversos sectores sociales en la búsqueda de soluciones.

En sus esfuerzos por destacar las cualidades de Querétaro, las autoridades frecuentemente recurren a evaluaciones de organizaciones tanto públicas como privadas, con el Índice de Competitividad Urbana del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) como una de las fuentes más citadas. La edición más reciente de este índice, del año 2023, no colocó a ninguna ciudad en la categoría de "muy alta" competitividad. Sin embargo, ubicó a Querétaro dentro de las 13 ciudades de nivel "alto", otorgándole la tercera posición y reconociendo sus fortalezas en subíndices como sistema político, economía y gestión gubernamental.

Tanto los medios locales como el gobernador han celebrado estos hallazgos, presentándolos como logros notables. No obstante, es esencial recordar que el índice también señala oportunidades de mejora, pues en realidad se trata de un diagnóstico en el que se identifican tanto las fortalezas como las debilidades urbanas. Así, el estudio indicó que Querétaro muestra rezagos en los subíndices "derecho" y "medio ambiente", particularmente en este último, donde tuvo un desempeño “medio bajo” en los indicadores “residuos sólidos” y “capacidad de tratamiento de agua en operación”.

Además de los identificados por el IMCO, Querétaro afronta otros desafíos significativos hacia el logro de un desarrollo económico sostenible. Datos de Data México, derivados de los Censos Económicos de 2019 realizados por el INEGI, muestran que el 57.09% de las grandes empresas en Querétaro no respeta las normativas ambientales. Los sectores más propensos a esta problemática incluyen la administración y prestación de servicios a empresas, superando el 70% de omisión, mientras que las industrias manufactureras presentan un menor índice de infracciones; no obstante, el 38.5% de estas últimas no cumplen con la normativa y provocan impactos ambientales severos.

En respuesta a los desafíos ambientales, el gobierno de Querétaro ha implementado algunas medidas, como la introducción de impuestos ecológicos y la promoción del Sistema de Economía Circular, en estrecha colaboración con el Clúster Automotriz. Estas iniciativas son esfuerzos para alinear la actividad empresarial con prácticas más sostenibles y responsables que podrían tener buenos resultados.

Con la misma inquietud hacia el bienestar ambiental, un colectivo de especialistas y activistas en pro del medio ambiente en el estado convocó recientemente una conferencia de prensa. El propósito fue exhortar quienes aspiran a cargos públicos en las elecciones de 2024 a comprometerse con el establecimiento de una agenda ambiental integral. Esta agenda debería presentar propuestas ante las problemáticas ambientales, que van desde el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, hasta la contaminación y la escasez de agua. Las personas activistas han señalado la aparente indiferencia y la ausencia de iniciativas específicas por parte de quienes se postulan, enfatizando cómo tal negligencia impacta negativamente en el tejido social y económico. Esta situación, advierten, está conduciendo a un incremento en la inseguridad relacionada con el medio ambiente, el agua, la alimentación y la salud pública.

Mientras Querétaro celebra sus logros en competitividad urbana, se enfrenta al reto de integrar de manera más efectiva la sustentabilidad en su modelo de desarrollo. La intersección entre la competitividad y la gestión ambiental responsable es fundamental para asegurar un futuro sostenible y próspero, no solo para Querétaro sino para cualquier ciudad que aspire a ser líder en el escenario nacional e internacional. Además, las empresas deben adoptar un papel más activo en la implementación de prácticas ambientales responsables, no solo por una cuestión de cumplimiento normativo, sino como parte de una estrategia de negocio que reconoce el valor de la sostenibilidad.

Este es el momento de abrazar un modelo de crecimiento que coloque la innovación económica y la responsabilidad ambiental en el centro de sus prioridades, asegurando así un legado duradero para las generaciones futuras. Además, en vísperas de elecciones, esta situación nos urge a priorizar las propuestas ambientales cuando seleccionamos a quienes ocuparán cargos públicos, resaltando la importancia fundamental del desarrollo sostenible en la orientación de nuestras políticas.

Google News