En los últimos años ha crecido el interés por una economía de base biológica. Existen múltiples factores políticos, ambientales y geográficos que están dirigiendo la economía hacia nuevos bioproductos que reemplacen a sus homólogos obtenidos a partir de combustibles fósiles. De esta forma, nace el concepto de biorrefinería.

Las biorrefinerías son instalaciones donde se lleva cabo el procesamiento sustentable de la biomasa y los residuos en una variedad de productos de valor agregado que incluye combustibles, alimentos, químicos, y otros bioproductos.

La biomasa es la materia orgánica generada por la conversión de la energía solar a energía química por medio de la fotosíntesis.

Por otro lado, los residuos —como las aguas residuales de origen agroindustrial— también contienen una considerable cantidad de materia orgánica.

En ambos casos, la materia orgánica es materia prima para ser transformada en bioproductos, de manera similar como ocurre con el petróleo en una refinería.

Sin duda, los biocombustibles destacan entre los bioproductos que se pueden obtener en una biorrefinería. El biodiésel se puede obtener a partir de microalgas o utilizando residuos de grasas y aceites de restaurantes. También se puede conseguir biogás e hidrógeno como biocombustibles gaseosos partiendo de residuos orgánicos. Pero el valor agregado de estos bioproductos no es muy elevado.

Un caso interesante es la producción de plásticos biodegradables a partir de la materia orgánica y las bacterias presentes en plantas de tratamiento de aguas, o la obtención de enzimas a partir de bagazo de caña o paja de arroz.

Estas enzimas, como la D- fructofuranosidasa, tienen aplicaciones en la industria alimentaria para la elaboración de mermeladas.

A partir de los residuos de la madera y de paja es posible extraer saborizantes utilizados en la industria alimenticia o aminoácidos. En este caso, los productos tienen un muy alto valor agregado, pues pequeñas cantidades de estos productos tienen un costo elevado lo que hace el proceso muy rentable.

En la actualidad, muchos de los procesos de biorrefinería están aún en la etapa de investigación y desarrollo, sobre todo los que generan un elevado valor agregado. Se espera que a mediano plazo (2020) los procesos estén completamente insertados en el mercado, como es el caso del biodiésel en nuestros días.

En general, las biorrefinerías pueden hacer una contribución significativa al desarrollo sustentable, ya que se sustituyen el uso de combustibles fósiles y adicionan un valor agregado al uso de la biomasa y los residuos.

*Coordinador de la Unidad Académica Juriquilla del Instituto de Ingeniería de la UNAM

Google News