México hizo historia gracias a su participación en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Por primera vez, la delegación mexicana se quedó con el primer lugar absoluto de la competencia, superó a naciones como Cuba, Colombia y Venezuela en deportes donde nunca antes se les había ganado.

Fue grato ver a deportistas consolidados subirse al podio, tales como Rommel Pacheco, Paola Espinosa quien regresó de dos años de inactividad, la campeona Paola Longoria quien sigue demostrando por qué es la mejor en su deporte.

De igual forma, fue satisfactorio ver a nuevos campeones como Brandon Plaza en el taekwondo y en una división que históricamente le ha dado muchos frutos a México, además de que este fue el primer acercamiento del poomase rumbo a su reconocimiento como deporte olímpico.

Si bien, la felicidad invadió a los mexicanos por las medallas obtenidas,  hay muchos asuntos por reflexionar. Sí, se les ganó a países que inclusive hablando de Juegos Olímpicos son potencia, pero también el nivel de Centroamérica no se puede comparar con lo que nuestros deportistas enfrentarán a nivel panamericano el próximo año, a nivel mundial y en dos años a nivel olímpico.

En el caso de algunos deportistas que debutaron en esta justa, fue notoria la falta de fogueo en escenarios internacionales,  los nervios los volvieron sus presas y se vieron por debajo de su nivel.

Tokio 2020 más que un sueño debe convertirse en una realidad para México, pero el camino es muy complicado y en algunos casos no podemos soñar con medallas de oro. Ganar una medalla en Juegos Olímpicos no es un proceso de cuatro años, sino de muchos más, así que posiblemente veremos debutantes en el continente asiático, pero difícilmente los veamos arriba del podio.

Una nueva historia está por escribirse con Ana Gabriela Guevara al frente de la Conade, ya marcó un hito al ser la primera mujer dirigente de dicho organismo, pero la verdadera historia la hará si cumple lo que no se cumplió y corrige los desastres ocasionados en el deporte nacional.

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