Hay lugares donde los elementos construyen el paisaje y nos invitan a pensar en aquellos cuentos que nos contaban en la infancia y que nos permitían ejercitar la imaginación pensando en los sueños y fantasías propias de la niñez, donde quienes se atrevían a cruzar los bosques en pos de los castillos en la cima, podían quedar como caracoles petrificados en las columnas que marcaban la orilla del bosque.

Esta fotografía, que parece de cuento, pertenece al poblado de Sintra, Portugal, un lugar que hoy es un destino turístico con un encanto especial.

Hablando de actualidad y en parajes más cercanos y reales, veo en nuestra ciudad de Querétaro un bosque, no de árboles, sino de automóviles, donde nos quedamos petrificados ante la imposibilidad de poder movernos por otros medios. Ojalá y los árboles se propagaran más que los propios autos. Y sin embargo, este Querétaro nuevo que deseamos conservar sigue teniendo su propio encanto.

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