Ocurre que hay momentos en nuestro paisaje personal donde nos concentramos en las pérdidas más que en el entorno general. Las dificultades del azar derrumban muchas expectativas y como la pequeña cabaña en esta fotografía, que para algunos pudiera ser el testimonio gráfico de un desastre. Si observamos la belleza del entorno, un lago, el bosque y la cortina de niebla que lo cobija al amanecer, nos daremos cuenta que alrededor del drama existe toda una gama de nuevas posibilidades. Sin embargo, hay momentos que nos muestran que lo difícil de una situación, es lo que la hace diferente y fascinante.

Volvamos a la foto que tan solo el otoño le da tonalidades propias. Aún así, la cabaña sigue conservando un encanto peculiar que sin duda nos atrapa, incluida su propia historia que resultaría siempre interesante conocer.

Nuestra ciudad es en sí misma un paisaje urbano, con su propio lago, su bosque y su niebla que nos ofrecen discretos, muchas oportunidades para continuar adelante y reconstruir con dedicación y esmero, otras pequeñas cabañas para escribir nuevas historias en este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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