Hay ocasiones que la vida nos coloca en situaciones distintas y diversas, sin darnos siquiera cuenta que somos parte de un paisaje. Pensamos que somos nubes en una disputa con el viento; nubarrones a lo lejos que presagian una tormenta; a veces nos sentimos en la oscuridad y otras en la luminosidad. Particularmente me agradan quienes actúan con la humildad del sol a punto de dormir en el horizonte, sin que por ello dejen se ser quienes son. Otros mantienen esa calma que se refleja en la tranquilidad del mar y otros tantos mantienen la solidez de la tierra firme. En fin cada elemento suma, como en esta fotografía, para que la vida nos lo presente por su puro gusto.

 

Así, lejana de la playa, también nuestra ciudad forma día a día paisajes cotidianos y nos tocan papeles distintos y diversos. Hay días de correr, otros de caminar, algunos de descansar y sentarnos en  alguna banca tan solo a pensar; la gran mayoría son días de avanzar con trabajo y compromiso, pero todos esos roles forman parte de una comunidad que debe mantener, con vocación, esa visión de ser el mejor paisaje de este México nuestro. Hagámoslo por el puro gusto de vivir en este entrañable Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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