Cielo Rojo, El Jinete, El preso número nueve, Por los caminos del Sur, La Llorona, Hermoso Cariño, Caminos de Guanajuato, El Queretano, Paloma Negra, son sólo una pequeña parte del amplio repertorio musical que canta Froilán Bautista, en su paso por las calles del Centro Histórico de Querétaro. 

Acompañado de su guitarra y su sombrero, camina frente a Plaza de Armas, se detiene al exterior de una cafetería y comienza a cantar Paloma Negra, para  deleitar a los comensales.

Desde hace dos años, Froilán comenzó a cantar en las arterias del primer cuadro de Querétaro, en busca de lo que hoy se ha convertido en su principal sustento económico.

Es originario de San Felipe Orizatlán, Hidalgo, pero radicó por muchos años en la Ciudad de México.

En plena pandemia ocasionada por el Covid-19, migró de la capital del país a  Querétaro, donde radica actualmente.

Por motivos de trabajo, sus hijos llegaron a vivir a Querétaro; motivado por ellos, Froilán y su familia decidieron emprender hacia un nuevo destino.

“Antes de esto tenía un changarrito en la Ciudad de México, de ahí me vine para acá, donde ya tengo dos años. 

“Mis hijos vinieron a trabajar hacia acá, mi esposa y yo nos habíamos quedado allá y nos dijeron: ‘Vengan para acá’. 

“En México ya está más complicado para todo, para moverse, entonces nos venimos aquí, que está más tranquilo, allá trabajábamos de lo mismo: de la música”, relata.

Antes de dedicarse a cantar, Froilán tenía una reparadora de calzado; sin embargo, el trabajo en este oficio bajó considerablemente y optó por traspasar su negocio.

Entonces, cambió de ocupación. Desde hace cinco años, la música es su principal fuente de ingresos.

“Tenía una reparadora de calzado, pero ya no me iba muy bien, había bajado mucho el trabajo y mejor la traspasé, me fui a tocar y aquí ando. 

“Estuve como unos 38 años con la reparadora, casi toda mi vida, de chamaquito puse un changarrito, me empezó a funcionar”, recuerda.

Froilán tiene 68 años. Desde que llegó a Querétaro, señala, ha buscado un empleo formal, pero no ha encontrado una oportunidad para laborar y contar con un ingreso constante.

“Sí [es mi principal ingreso]; nada más esto hago, quisiera trabajar, pero está complicado. 

“Llegamos en el momento en el que empezó lo mero bueno de la epidemia y de ahí para acá ya no pude conseguir trabajo, no he podido y aquí ando con la guitarra”, comparte mientras toca una melodía.  

Aun cuando llegó a vivir al estado en medio de la pandemia, refiere, ha sido grato vivir en un sitio un poco menos acelerado que la capital del país, donde la movilidad es compleja y requiere de tiempo para transportarse de un sitio a otro, además de una mezcla de medios de transporte para dirigirse hacia un punto.

“Me gusta aquí porque es más tranquilo, no es como en la Ciudad  México,  que allá vive uno muy acelerado.

“Hay que ir a trabajar, a correr,  yo salía a las 8:00 horas y a correr, en las peceras, en el Metro, hasta llegar a dónde tenía que ir a trabajar y aquí está bien tranquilo,  ahora sólo  tomo un carro”, explica.  

Ahora, dedicado a la música, las jornadas de Froilán inician aproximadamente a las 10:30  horas y  terminan a las  15:00 horas,  en promedio.

El músico camina por plazas, andadores, por cualquier espacio donde haya espectadores que disfruten de su canto.

La elección de las canciones varía de acuerdo con las personas que se encuentra; por ejemplo,  para los jóvenes hay un repertorio especial y para los adultos  hay otro.

De igual manera, las peticiones están segmentadas de acuerdo con el público. En cada punto donde se detiene, señala, canta de tres a cuatro canciones.  “Elijo las canciones dependiendo de cómo vea a la gente, aquí venía a cantar una canción, pero ya llegando mejor canté otra, depende de la gente.

“De repente hay jóvenes y les canto algún corrido o alguna canción que les podría gustar (…) Casi todas me gustan, canto huapangos también, canto Cielo Rojo o El Jinete, el Preso Número nueve, Por los caminos del Sur, La llorona o canciones de las más conocidas, como lo son Hermoso Cariño, Caminos de Guanajuato, El Queretano”, comenta el músico. 

Sin embargo, también cuenta con un listado de las canciones más solicitadas, entre ellas se encuentran las tradicionales Mañanitas, pero también está Hermoso Cariño, Mi linda esposa, Novia mía, Mujeres Divinas, entre otras.

Froilán comparte que también realiza presentaciones para eventos especiales, de la mano de dos viejos amigos: Maleo y José, ambos también cantantes. En conjunto, dan vida a Palomo Huapanguero, un trío huasteco.

Sus ocupaciones individuales los han llevado a sólo juntarse para ocasiones particulares. Cada uno sigue su paso, uno de ellos trabaja como albañil en la industria de la construcción; su otro compañero también se dedica a cantar, pero en la zona cercana al Barrio de La Cruz.

Aunque cada uno sigue su día a día, cuando hay tocadas o servicios especiales se reúnen, prometiendo a su público “alegría y ambiente”, pero también “sólo calidad”.

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