“La diferencia entre una persona exitosa y otros no es la falta de fortaleza, ni la falta de conocimiento, sino la falta de voluntad”, dijo Vince Lombardi. El deporte es una de las disciplinas en la que puedes encontrar el éxito aún en la derrota, y quien lo practica desde temprana edad tiene asegurada una vida de satisfacciones.

William Omar Jackson Montaño es originario de Querétaro, y tiene un pacto con el deporte desde hace 26 años. El futbol americano estaba en su destino prácticamente desde antes de que naciera, pues su padre, Humberto Jackson, fue jugador de las Águilas Blancas del Instituto Politécnico Nacional en la década de los años 80. Cuando ‘Willi’ cumplió 4 años, entró por primera vez a un campo de futbol americano.

Debutó con Zorros y posteriormente jugó para Gigantes, a los 12 años el deporte era prácticamente lo único que respiraba William.

Entró a la secundaria de Talentos Deportivos, y ahí hizo pruebas para tiro con arco, tenis de mesa y atletismo, donde fue aceptado en los tres, pero tenia que elegir un deporte solamente; y dado que a la par seguía en el emparrillado, William optó por el tenis de mesa, que le exigía menos desgaste físico, aunque su entrenamiento era de dos horas por la mañana, dos por la tarde, y acabando la sesión vespertina se ponía el equipo para entrar al campo y entrenar, por lo menos otras dos horas más.

“Salía de entrenar tenis de mesa, mi mamá me llevaba de comer y mi equipo, se llevaba mis cosas de la escuela, me cambiaba y entraba a entrenar”, menciona.

Fueron seis años de esa rutina, pero apenas vendría la oportunidad que prácticamente lo marcó de por vida.

En el tenis de mesa logró ser seleccionado nacional y participó en un Campeonato Panamericano, en ese tiempo solamente fueron dos representantes queretanos, además de que la cuestión de apoyos era diferente, pues él junto con su compañero tuvieron que pagar sus gastos para ir a competir.

Universitario

Al finalizar la preparatoria, ‘Willi’ no tenía planes de seguir entrenando futbol americano, pero una oportunidad cambió su vida. Unos amigos lo invitaron a probarse en Monterrey, realizó las pruebas y pudo representar a la Universidad Metropolitana de Monterrey, ahí jugó durante 4 años y estudió la licenciatura en Criminología.

“Se me dio esta oportunidad, mis papás me apoyaron, y la universidad me dio una beca completa”, señala.

Al terminar la carrera, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey le ofreció una maestría, William no desaprovechó la oportunidad y decidió estudiar administración de proyectos, y fue como pudo seguir representando a su equipo hasta los 24 años.

“El futbol americano es el que me ha abierto muchas puertas a lo largo de mi vida, nunca me dejó, siempre estuvo ahí y me llevó a la universidad, me dio una maestría, terminé jugando en uno de los mejores equipos”, expresó.

La oportunidad de representar a México como seleccionado en futbol americano llegó a sus 20 años, pero situaciones ajenas a él le impidieron cumplir ese sueño.

“[En mi] segundo año de Liga Mayor yo tenía 20 años, pero no me llevaron porque había otras personas que ya era su último año y por eso las llevaron, se me hizo un poco injusto, me había ganado un lugar, ellos no, influyó mucho la parte de los coaches, posteriormente pasó lo mismo para ir a un mundial en Suecia, me dijeron que no tenía el tiempo suficiente para representar al Tec pese a que estaba en la lista de esa selección, pero después sí pude ir como receptor, en mi último año”, expresó.

Cuando finalizó la universidad comenzó a trabajar. Desde Brasil llegó una propuesta para ir a jugar, estuvo un tiempo por allá, y después se alejó del campo por un periodo largo; sin embargo, su tierra natal le tendría una oportunidad que no desaprovechó.

Pionero

En 2019 comenzó la liga profesional de Futbol Americano de México, la cual pretende expandir este deporte y trajo por primera vez a Querétaro a un equipo profesional… Pioneros. William vive en la Ciudad de México debido a sus compromisos laborales, pero viaja cada tercer día para venir a entrenar en Querétaro y enfrentar algún encuentro como local o viajar con el equipo a la sede que les toque visitar.

“Me siento comprometido con el proyecto porque es mi ciudad. No es una fuente de ingresos, no es de lo que vas a vivir, pero creo que el deporte en general te da vida; y para mí el hecho de que mi cuerpo me siga respondiendo para poder jugar es mi paga (ríe). Sí recibimos una paga por juego, es un extra, pero aún no se culmina, aunque sé que llegará ese día, por ahora es apoyar el proyecto, 7 u 8 años le calculo que esto va a dejar más que cualquier otra cosa que se haya proyectado de forma profesional en Querétaro”, sentenció.

A pregunta expresa sobre ¿qué le diría al futbol americano si este fuese una persona?, Jackson Montaño sabe que es algo que lo seguirá toda su vida.

“Siempre voy a estar ahí para él, que nunca me deje. Me gusta el americano desde que tengo uso de razón, siempre voy a estar en contacto, siempre lo podré ver en la televisión, si tengo un hijo lo llevaré al campo a jugar; esa es la esencia de lo que siento por el deporte, siempre va a estar ahí cuando lo necesite y él para mí”, señala.

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