“Ahora voy a tener tiempo para Hortensia. Voy a tener tiempo para apapacharla”, dice María Hortensia Lara Hernández, asistente médico en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien luego de 29 años de servicio público gozará de su jubilación y así podrá cumplir con uno de sus sueños: viajar.

Detrás del mostrador de unas de las áreas de consulta, la especialista atiende a un hombre que solicita, con cierta premura, atención debido a que tenía cita un día antes, pero se había cancelado y le iban a descontar en su trabajo.

Hortensia le explica el procedimiento que debe realizar. Soluciona sus dudas. Pronto llega otro sujeto, quien desea programar una cita, pero se da cuenta que perdió su carnet.

La asistente médico le pide una identificación y un comprobante de las consultas previas. El hombre saca de una carpeta una hoja y de su cartera su credencial de elector. Hortensia consulta la información en la computadora y le programa la consulta. Le informa al derechohabiente que tramite la reposición de carnet lo más pronto posible.

Entrega profesional

“Hoy tengo el gran honor de poderme jubilar después de toda una vida laboral de más de 29 años. Me voy llena de satisfacciones porque aquí aprendí muchísimo. Fue mi casa durante muchos años.

“Aprendí mucho de atender a los demás, me hizo madurar ver el sufrimiento de otros. Me ayudó muchísimo, en lo personal, ver por lo que pasaban ellos y dar lo mejor de mí, porque aprendes a concientizarte. Le agradezco a Dios que me dio la oportunidad de poder ayudar a muchas personas”, sostiene.

Una vida dedicada al servicio médico
Una vida dedicada al servicio médico

Hortensia vive un día especial y se vistió para la ocasión: lleva en elegante vestido azul oscuro debajo de la bata verde agua del IMSS.

Comenta que siempre fue asistente médico, a pesar de que tuvo la oportunidad de cambiar de área, pero ese trabajo se adaptaba a sus condiciones de madre de familia de tres hijos, quienes a la fecha ya son adultos y profesionistas.

“Como asistente médico he estado en todos los servicios del hospital de zona número 1”, abunda.

Experiencia y aprendizaje

Afirma que a lo largo de este tiempo tuvo buenas y malas experiencias, pero recuerda una en especial con un paciente de nombre Francisco Javier, lo que le llamó la atención, pues conocía la historia de San Francisco Javier, patrono de las misiones.

El paciente le dijo que la tenía muy bien ubicada, ya que lo atendió en urgencias y luego en los cuidados postoperatorios tras una cirugía de maxilar, procedimiento que fue realizado justo el día en el que Hortensia recibió su base en el IMSS.

Recuerda que siempre tuvo buenas charlas con Francisco Javier, dentro de lo que podía, pues debía atender a los otros pacientes que llegaban.

Alrededor de un año después, el señor falleció. Un día, la viuda del paciente le dijo a Hortensia que aunque su esposo ya no estaba, y no tuvo tiempo de entregárselo, le dejaba un libro como regalo: la biografía de San Francisco Javier. Ejemplar que hasta la fecha conserva.

“He tenido la oportunidad de vivir experiencias maravillosas. He tenido la oportunidad de servir y dar algo de mí. He estado ahí cuando fallecen las personas y he tenido la oportunidad, de acuerdo de la religión que se tenga, de pedirle a Dios que lo ayude en el momento oportuno. Dios me regaló esa cualidad de ayudar a las personas cuando lo necesitan”, enfatiza.

Una vida dedicada al servicio médico
Una vida dedicada al servicio médico

Añade que en su trabajo se llega a congeniar con la gente que llega al IMSS. Ha tenido la oportunidad de decirles a las personas que no están solas, que cualquiera que sea su dogma, hay un Dios.

Nuevos proyectos

Con 56 años de vida, Hortensia dice que no aparenta la edad que tiene, pues además de trabajar y criar a tres hijos, practicó basquetbol por 30 años: “Organicé mi vida para darme tiempo para todo. Mis hijos aprendieron a caminar en una cancha de basquetbol. Incluso ellos fueron seleccionados juveniles de Querétaro”.

Comenta que desde niña jugó ese deporte y llegó a ser seleccionada, “me casé y seguí jugando”, hasta que se lesionó y se retiró.

La voz de Hortensia es pausada, tranquila, suave. Afirma que ahora con su jubilación tendrá mucho tiempo para ella y sus actividades.

“Tengo proyectos. Ahora que mis hijos están grandes estoy en la administración de una organización civil-religiosa. Entre otras cosas estoy inscrita a un curso de alta costura. Tengo muchos proyectos, como arreglar la casa de esos detallitos que uno va dejando, también pasearme mucho”, subraya.

Uno de los lugares que quiere conocer es Tierra Santa. Asimismo, Hortensia desea conocer todo el territorio mexicano, pues no se dio tiempo por el trabajo, por la familia y por ser “súper mamá y súper mujer”, pero ahora es su tiempo. Ahora comenzará a apapacharse.

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