Miedo es el sentimiento que tiene el operador de un camión de residuos urbanos, Roberto Trejo Rangel, que da servicio a Corregidora; desde que inició la contingencia por Covid-19 todos los días sale a las calles a trabajar.

Roberto tiene 26 años, es padre de un niño de cinco años y una bebé de seis meses; cuenta que su hijo le ha preguntado si no tiene miedo, le responde que sí, pero es su trabajo y debe hacerlo; su esposa también le pide que tome todas las medidas de higiene necesarias y que tenga mucho cuidado.

“Le digo que sí tengo miedo pero que debo salir a trabajar, mi esposa me dice que tome muchas precauciones, que no lo deje a la ligera, ya saben que es parte de mi trabajo (...) Es algo sucio el trabajo, pero me agrada, es lo que me gusta”, dice.

Cuando se empezaron a implementar medidas más rigurosas de sanidad, Protección Civil capacitó a los trabajadores de recolección de residuos, para lavarse de manera adecuada las manos y cómo actuar ante una cortada o accidente relacionado con su trabajo.

“Ha aumentado el trabajo con la contingencia, uno anda con miedo, por lo mismo, pero no nos queda otra más que echarle ganas y sacar adelante el trabajo”, añade.

Medidas de sanidad

El recolector dice que en su casa, empresa y en su unidad se han reforzado las medidas sanitarias; cuando inician labores, a los empleados se les toman la temperatura y pasan por el arco sanitizante.

A cada unidad se les ha dotado de gel antibacterial, líquidos sanitizantes para que los auxiliares de recolección rocíen cada bolsa; Roberto también hace esta labor, menciona que no sabe qué se va a encontrar, por eso le da miedo.

“En la unidad traemos desinfectante, gel antibacterial y otros líquidos para sanitizar las bolsas, esos los ocupan los auxiliares, ellos los transportan atrás, se le va echando a cada bolsa, se tiene que hacer en todas, se hace lo más posible, guantes también”, refiere.

Agrega que la mayoría de sus compañeros llegan con su ropa normal, se ponen el uniforme y cuando termina su turno se quitan la ropa de trabajo, la echan en una bolsa y la guardan en morral.

Otra de las medidas que tiene Roberto es lavarse con agua y jabón antes de entrar con su familia.

Roberto destaca que en el trabajo hay un doctor que cada martes revisa a todo el personal, y está pendiente de cualquier síntoma; además las familias de los trabajadores también pueden acudir a revisión, en caso de sentirse mal.

Buenas y mala experiencias

El empleado dice que lo malo de su trabajo —durante más de tres años— es que hay personas que no son cuidadosas al momento de sacar sus residuos, por ejemplo, dejan las bolsas mal amarradas o las sacan después del horario y eso representa más carga de trabajo para ellos, incluso reportes.

“Hay quien deja las bolsas abiertas, rotas, regadas, nos tenemos que bajar, acomodar, limpiar el lugar, porque si no el reporte es para nosotros y dicen que el camión de la basura no se lo llevó”, expresa un poco molesto.

Trejo Rangel dice que lo positivo se ha presentado más durante la contingencia, ya que han tenido muchas muestras de agradecimiento por parte de la ciudadanía, hay quienes dejan letreros con palabras de reconocimiento por no dejar de trabajar en estos días, incluso les dejan botellas de aguas.

“Lo bueno no se hace saber, pero hay gente que sí ha dejado el letrero de gracias por no descansar en la contingencia, son mis héroes, dejan una botella de agua”, destaca.

Roberto reitera que disfruta su trabajo, pues pese a que la contingencia no detuvo la labor de los recolectores, tuvieron que adaptarse a las nuevas modalidades de trabajo, pero no deja de echarle ganas.

“Batallas aprendiendo a trabajar, este trabajo me gusta y hay que echarle ganas”, menciona.

Sin casos

Desde que se supo del coronavirus, ninguno de los compañeros de Roberto ha presentado síntomas, tampoco ha faltado a trabajar; pero hace un llamado enérgico a que si alguno descubre que está contagiado lo diga y no sea irresponsable.

“Que digan si lo traen el [virus], porque un resfriado luego se complica y uno no sabe (...) yo siempre pregunto a mis auxiliares cómo se sienten o les digo que si se sienten mal avisen para que pasen al doctor”, asegura.

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