La preocupación de los comerciantes del Centro Histórico de Querétaro es notoria. Muchos ya tienen dos meses cerrados, sin generar ingresos, pero con facturas, cuentas y sueldos que pagar, pues conscientes de la situación, se han solidarizado con sus trabajadores, de acuerdo a sus posibilidades.

Ellos confían en abrir sus negocios lo más pronto posible, y que con la nueva normalidad se les brinden las condiciones de seguridad adecuadas, pues todo habrá cambiado mucho.

A mitad de semana, la calle Madero luce con pocas personas. Los dueños de los comercios de esa calle y del Pasaje de la Llata ya tienen dos meses sin abrir sus puertas. Sobre Madero hay un par de locales abiertos. Uno es una farmacia y otro es una tienda departamental. Restaurantes, boutiques, tiendas de varios artículos, neverías, entre otros, permanecen con las cortinas abajo.

Eduardo tiene un par de tiendas de “todo a un precio”, pero desde hace un mes sus establecimientos permanecen cerrados. “Tengo ocho personas trabajando conmigo. Apenas la semana pasada las descansé. Estábamos haciendo limpieza en las tiendas, pintando, arreglando pero ya se terminó todo eso. La semana pasada los mandé a su casa. Les estoy pagando la mitad de su sueldo… no entra dinero y las rentas siguen, los gastos siguen, esto no para”, cuenta.

Las rentas en el primer cuadro capitalino, asegura, son caras. Eduardo dice que el local más pequeño paga casi 8 mil pesos. Por otro más grande, sobre la calle Juárez, paga 17 mil pesos al mes. Sin embargo, fuera del centro, en otros locales del mismo giro, paga menos de 10 mil pesos.

José Luis, dueño de una paletería, agrega que paga 18 mil 400 mensuales por la renta del local.

Silvia, propietaria de de una platería, narra que cerró desde el 20 de marzo. A la semana le dijeron que podía abrir, pero no había gente en las calles. El confinamiento había comenzado. Un par de semanas después pidieron cerrar.

“Lo que yo quiero que vean también nuestras autoridades es que hay mucha vigilancia y mucho control en que no nos dejen trabajar. Esperamos que la vigilancia también esté cuando empecemos a trabajar, que de verdad estén al pendiente. Cuando empecemos a laborar vamos a tener problemas y es cuando queremos que estén, que de verdad estén vigilando. Lo que quiero es que no dejen trabajar”, comenta.

Eduardo menciona, a su vez, que varios negocios sobre la calle de Juárez han sido abiertos para robar, aprovechando la ausencia de personas y vigilancia. Silvia agrega que para cuando las cosas vuelvan a la normalidad exigirán más vigilancia en la zona porque esperan que los niveles de inseguridad aumenten.

La comerciante añade que los asaltos en los negocios del centro han sido constantes, pero temen que tras la emergencia sanitaria y con los empleos perdidos éstos delitos sean más frecuentes.

Aly, otro comerciante, explica que cerró el 4 de abril. Tiene seis empleados, a quienes de manera solidaria les paga medio sueldo. Señala que quisiera pagarles más, pero la renta, energía eléctrica y otros gastos no han parado.

“Todo es para afuera, nada para adentro. No hay entradas, pero estás gastando. Yo pago 25 mil pesos de renta. No es poco. Estuvimos buscando la ayuda de las autoridades, pero no se ha podido, porque las cajas que iban a otorgar los préstamos todavía no tienen listo el sistema”, explica.

Coincide con Silvia, en que la inseguridad será un problema, pues las personas están abandonadas, se detuvieron las actividades económicas y no dieron opciones para que la gente se gane la vida.

“Esto ya va para tres meses. Que el gobierno sea consciente, y que la gente también, quien se quiera cuidar que se cuide, quien se quiera quedar en su casa que lo pueda hacer. Nosotros queremos empezar a trabajar, porque seguimos con nuestras mismas responsabilidades, con los mismos gastos”, enfatiza.

Asegura que los comerciantes están dispuestos a acatar las medidas que la autoridad decida imponer, para evitar los contagios, no permitir a cierto número de personas, horarios limitados, lo que sea necesario, pero que les permitan abrir. “Que no nos amarren las manos de esta manera tan difícil”.

Silvia añade que quieren que las autoridades, como les pidieron que cerraran y ellos acataron la orden, así los ayuden, ahora y cuando se regrese a la llamada nueva normalidad, pues es cuando también se va a necesitar la ayuda gubernamental.

“Yo veo mucha gente afuera. Si hubieran puesto las reglas como a nosotros, de no abres y no abres. Así le hubieran hecho con la gente de no salir de sus casas, pero hay mucha gente afuera”, menciona la comerciante.

Eduardo considera que tener confinada a toda la gente es difícil, pero en efecto, hay muchas personas en la calle, cuando desde meses atrás se les pidió quedarse en sus casas.

Como personas de trabajo, acostumbrados a salir adelante con su esfuerzo, los comerciantes, los emprendedores, piden que los dejen trabajar. Son parte de la economía estatal, de ese grupo de la sociedad que mueve la economía local, que en este tiempo de crisis sanitaria son esenciales para reactivar las finanzas estatales.

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