Inicia un ciclo escolar en el Centro de Atención Múltiple (CAM) Helen Keller. Martha Catalina Martínez, Araceli Morales Garibay y Olivia Castorena Hidalgo esperan a los niños que comenzarán el año escolar. Martha Catalina, Araceli y Olivia son parte del equipo docente que apoya con la atención académica y personal de los alumnos sordos que acuden a ese plantel educativo, labor indispensable para el desarrollo de los menores.

En esa escuela se realiza la ceremonia oficial del inicio del ciclo escolar 2019-2020.

Se reúnen ahí funcionarios estatales y municipales. En la biblioteca, Catalina, Araceli y Olivia, regresan tras el acto protocolario.

Araceli y Olivia son sordas. Catalina sí escucha, pero ha aprendido el lenguaje de señas, para también ayudar a los niños sordos en el su desarrollo académico.

Las tres mujeres son esenciales, pues todos los profesores oyentes trabajan con los alumnos sordos.

“Nosotros como maestros somos los que les enseñamos a los docentes oyentes, para que los niños sordos tengan claro lo que les están enseñando. Los profesores oyentes y los sordos nos unimos para dar una educación bilingüe a los alumnos, ya que para ellos su lengua natural es la lengua de señas, y su segunda lengua el español”.

Catalina señala que en la cultura de lenguaje de señas cada persona tiene un seña particular. Araceli y Olivia muestra su nombre en su lenguaje.

Olivia explica que el lenguaje de señas es un idioma completo, como el español o el inglés tiene una estructura. Por eso el lenguaje mexicano de señas tiene una cultura, tiene estructura como el español. La gramática, explica Olivia, es con el movimiento del cuerpo, con la expresión gestual, y se va asociando todo con una idea.

Agrega que ellas están en la biblioteca porque ahí hay mucho material que pueden usar con los chicos.

Catalina añade que los niños sordos para aprender, en un inicio necesitan de mucho apoyo visual para comprender el lenguaje.

Comenta que 96% de los sordos tienen familias oyentes, por lo que cuando llegan a la escuela no saben el código de señas.

“Llegan aquí y el niño ya perdió dos o tres años, y apenas empieza a ver el lenguaje”.

Apunta que los niños no saben comunicarse con señas por el tiempo perdido, pero si llegan a temprana edad les pueden enseñar la estructura para que lo entiendan pronto, e incluso lo pueden compartir con su familia.

Afuera de la biblioteca, tras la conclusión del acto protocolario, los funcionarios recorren el Helen Keller. Visitan el aula de medios. Poco a poco todos entran al salón multimedia donde conocen el equipo con el que cuenta la institución educativa.

Olivia explica que para los niños sordos es muy sencillo aprender el lenguaje de señas, mientras que para un oyente aprender a comunicarse como ellos es más complicado, ya que no tienen esa habilidad de aprender asociando imágenes, pero para los niños sordos es fácil. Cuando son nuevos, en un mes ya aprendieron el lenguaje de señas.

Sin embargo, las especialistas apuntan que entre más grande lleguen los niños o los adolescentes es más complicado, aunque el lenguaje de señas es algo natural para ellos.

Catalina recuerda que la escuela comenzó con dos grupos en 1978. Ahora es una escuela que cuenta con grupos desde preescolar hasta secundaria, y cuyos alumnos ingresar a preparatoria para sordos.

Otro logro de la Helen Keller es que fueron el primer plantel del estado y del país en ofrecer educación secundaria.

Comentan que como en cualquier escuela los egresados regresan de vez en cuando para motivar a las nuevas generaciones para que se sigan preparando y que estudien más, para tener una preparación académica de primera.

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