La participación ciudadana en la Consulta Popular de este domingo es discreta.

Los ciudadanos, aunque a cuenta gotas, acuden al ejercicio democrático impulsado desde el gobierno federal para saber el sentir de la población sobre si quieren o no enjuiciar a los expresidentes de México.

Las mesas receptoras del voto se instalan en los lugares donde se ubicaron las casillas para la elección del pasado seis de junio. Aunque no en todas. En algunas los ciudadanos interesados en votar tienen que batallar un poco más para encontrar el lugar donde sufragar.

Más allá de las mesas receptoras, las actividades se llevan a cabo como cualquier domingo de pandemia.

En las casillas, a diferencia del seis de junio pasado, no se observan grandes filas, aunque la afluencia es relativamente constante. Al llegar a la mesa receptora a los ciudadanos se les pregunta su apellido, para saber en cuál mesa deben votar, pues están divididas por apellidos, tal como lo hace el Instituto Nacional Electoral (INE) en los comicios regulares.

La presidenta de una mesa, cuando se le pregunta sobre la participación de la ciudadanía, se encoge de hombros y mueve la mano derecha de una lado a otro, señalando que ha sido “más o menos”.

A una casilla ubicada cerca de la Unidad Deportiva Josefa Ortiz de Domínguez las personas acuden a emitir su voto.

Una persona dice que “ojalá no se enteren” en su trabajo, pues es empleado de gobierno. Ríe después de decirlo, al tiempo que se enfila a la calle.

Una pareja se divide al momento de votar, por la diferencia en sus apellidos. Él, se va a la mesa receptora del lado derecho; ella, a la izquierda. No tardan mucho en decidir por el “Sí” o por el “No”. Luego de introducir su voto en las respectivas urnas, toman dirección a la calle y vuelven a su domicilio.

Muchos de quienes acuden a participar en la consulta son adultos mayores o de mediana edad, que vivieron en carne propia los hechos que se quieren juzgar. Pero también participan jóvenes que aún no nacían en los tiempos de los presidentes que ahora, si los resultados de la consulta así lo señalan, podrían ser enjuiciados por los supuestos delitos cometidos durante sus gestiones.

En el municipio de El Marqués, en el fraccionamiento La Pradera, la mesa de los votos se instala en la escuela del lugar.

La casilla ocupa toda la zona de las canchas. Una decena de funcionarios y urnas esperan a los ciudadanos que quieran participar en el ejercicio democrático. Las urnas lucen a medio llenar pasadas las 14:00 horas.

Algunos de los funcionarios encargados de recibir los votos se sientan a ver sus teléfonos celulares mientras esperan a los ciudadanos. El movimiento alrededor de la escuela es discreto. No hay grandes filas.

Una mujer que sale de la casilla dice que desde que supo de la consulta se decidió a votar porque no puede permitir que lo hecho por quienes fueron electos de buena voluntad por el pueblo, lo hayan traicionado y queden impunes.

Otro joven señala que participó porque se le hace un ejercicio interesante, algo que puede sentar un precedente para que los actuales funcionarios no se corrompan y que sepan las consecuencias si traicionan la confianza ciudadana.

Las autoridades del INE declaran durante el domingo que la consulta fue un éxito, que se promovió debidamente, mientras que en Morena, el partido oficial, “se curan en salud” y dicen que si la consulta es un fracaso será por la autoridad electoral que no la promovió como debió hacerlo.

Al final del día, entre acusaciones y defensas, quienes se interesaron en participar lo hicieron. Para muchos, una actividad necesaria, para “no perdonar y no olvidar”, mientras que para los opositores a la consulta, no será más que una anécdota de la actual administración.

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