Las personas se aglomeran en la entrada del IMSS en 5 de febrero. Esperan para pasar al interior de las instalaciones, pues desde hace al menos un año fueron colocadas rejas para separar la calle de la explanada.

Son pacientes que van a consulta quienes tienen que cumplir con los protocolos de sanidad que imponen las autoridades para evitar más contagios por Covid-19.

Los hospitales, en particular, son sitios donde el riesgo de estar en contacto con el virus es mayor. En estos momentos todos son sospechosos de portar el SARS-CoV-2.

Para ingresar a las instalaciones del IMSS se deben de seguir con los siguientes pasos:

El paciente que llega a consulta debe esperar su turno. Todos deben conservar la sana distancia. Por momentos es complicado mantener distancia de metro y medio aunque se esté en la vía pública. Muchos se sientan en las escaleras, en la banqueta, mientras esperan su turno para entrar y recibir la atención médica.

Al ingresar, personal del instituto toma la temperatura a quienes llegan. También tienen dispuesto gel antibacterial, así como tapetes sanitizantes.

El IMSS, a raíz de la contingencia sanitaria, modificó sus protocolos de atención y consultas.

Incluso, a muchas personas que no tienen necesidad de ir a las instalaciones, se les notifica que no es necesario que acudan de manera presencial.

En la unidad del IMSS de 5 de febrero las consultas se programan para que no haya muchas personas reunidas entorno al hospital.

El panorama en las inmediaciones del nosocomio cambió a raíz de la emergencia sanitaria. Muchos espacios que lucían llenos de puestos de alimentos, dulces y refrescos, aún no están ocupados.

El camellón de avenida Zaragoza mantiene su actividad comercial, aunque no se aprecia gran cantidad de clientes como antes.

Al interior del hospital público, las medidas se refuerzan. Incluso los trabajadores deben pasar por los filtros sanitarios desde los accesos en los estacionamientos, donde se les toma la temperatura. Para entrar a los edificios, nuevamente se aplica el protocolo.

Para muchos pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, considerados como población de riesgo, las consultas se postergaron. Derechohabientes con diabetes, hipertensión u obesidad, son atendidos sólo en casos de se presente una urgencia.

Para consultas de control o para surtir recetas, éstas se posponen, o acuden familiares, para evitar la posible exposición al virus.

Es el caso de “Juan”, quien padece diabetes y que desde el inicio de la emergencia sanitaria no acude a su clínica familiar a surtir su receta de insulina. Explica que todos los meses acudía a consulta para que su médico lo checara.

Ahora sólo puede mandar a un familiar que vaya con la receta y la surtan en la farmacia.

“Juan” ha estado en aislamiento en su domicilio, para evitar ser contagiado con el SARS-CoV-2.

Vive con dos de sus hijas, quienes acuden a su clínica familiar por las recetas. Por el momento él permanece en casa, esperando que los contagios disminuyan y sea más seguro volver a las calles.

Por fortuna, dice que no ha tenido complicaciones en su salud, pues cuida su alimentación, se mantiene activo en lo posible y emocionalmente trata de estar tranquilo.

Dice que intenta ver pocas noticias, pues se estresa cuando sabe sobre el número de contagios y decesos por Covid-19 en México y Querétaro. Prefiere ver, cuando decide sintonizar la televisión, una película que lo mantenga relajado. Estar tranquilo es importante para que sus niveles físicos se mantengan bajo control.

Mientras la nueva normalidad va permeando en la sociedad, las actividades rutinarias vuelven a llevarse a cabo.

En el caso de muchos derechohabientes, regresan a las clínicas para continuar con sus tratamientos o trámites ante el IMSS.

Todos llevan cubrebocas, aunque no todos lo usan de manera adecuada. Cuando pasan al interior del IMSS tratan de colocarlo como piden las autoridades de salud en México.

Dentro, los espacios entre personas se tratan de conservar. Las bancas en las salas de espera están marcadas de tal forma que no puedan estar juntas dos personas. Se usa un lugar y el otro no. Incluso, en las ventanillas se intenta que no haya muchas personas reunidas.

El personal de salud va de un lado a otro. Sus rutinas se vuelven extenuantes e incómodas con todo el equipo de bioseguridad que deben portar para evitar el contagio del nuevo coronavirus.

Semanas atrás, el Órgano de Operación Administrativa Desconcentrada (OOAD) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Querétaro incrementó los filtros sanitarios en los ingresos de sus instalaciones, que se aplican a derechohabientes y trabajadores de las diversas áreas, tanto hospitalarias como administrativas, a fin de disminuir la posibilidad de contagios por el Covid-19.

En los accesos peatonales y vehiculares se encuentra personal de enfermería, que se encarga de medir la temperatura y de ofrecer gel antibacterial para la higiene de manos; en caso de detectar a alguna persona con fiebre, de inmediato es canalizada al módulo respiratorio o con su médico familiar para que se realice un chequeo.

Con la finalidad de fortalecer estos filtros, una vez que se pasa el primer acceso y se dirigen a la unidad médica o administrativa en que se llevarán a cabo las actividades por las que acuden, se ubica otro módulo en el cual se supervisa nuevamente la temperatura corporal y se insta a realizar la higiene de manos.

En caso de que un trabajador presente síntomas como dolor de cabeza, tos, fiebre, dolor de articulaciones, así como dificultad respiratoria, debe informar de inmediato para que sea llevado a una evaluación médica, y en caso de ser necesario, se tome la muestra para descartar sea portador de Covid-19, mientras tanto se otorga incapacidad para evitar que esté en contacto con otras personas.

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