Mantener en funcionamiento un auto antiguo es mucho más que un lujo. Para algunos es un recuerdo nostálgico y hasta una responsabilidad familiar; mientras para otros es una entretenida forma de pasar los días.

Sea cual sea el motivo por el que las personas conservan autos antiguos, todo tiene cabida en el Club de Automóviles Antiguos de Querétaro, asociación civil que reúne a cientos de aficionados cada semana, para conversar sobre su pasión automotriz y al mismo tiempo presumir sus lujosos automotores.

En Querétaro es común que una vez a la semana los miembros del Club de Automóviles Antiguos se reúnan en algún punto de la ciudad para deleitar la vista de los transeúntes; la última vez que se reunieron fue durante la exposición de autos antiguos realizada en el Querétaro Centro de Congresos, donde se entregaron menciones honoríficas y premios a la elegancia.

Sin embargo, algo aún más importante que la belleza automotriz, es la historia de cada vehículo. Algunos aficionados dedican su vida entera a comprar autos para coleccionarlos y mantenerlos en perfectas condiciones, mientras tanto otras personas mantienen un vehículo antiguo por mera nostalgia familiar.

Ese es el caso de Enrique Javier Barroso, quien mantiene un Ford 1977 porque es el último recuerdo que tiene de su difunto padre.

“Mi familia me dice que lo venda, pero yo no quiero deshacerme de él. Es un recuerdo muy bonito que tengo de mi padre, y yo quiero mantenerlo conmigo, me gusta usarlo para dar algunas vueltas por la ciudad, no quiero dejarlo caer”, comenta.

Enrique Javier relata que su padre Guillermo no pudo disfrutar mucho de su auto, pues murió tres años después de haberlo adquirido. Los años pasaban y el Ford 77 se empolvaba en el garaje hasta que Enrique decidió rescatarlo del olvido.

Ahora, cuenta con orgullo que el vehículo tiene cada una de las piezas originales, incluyendo pintura y tapicería, participó en la exposición realizada en el Centro de Congresos, aunque al ver la competencia reconoce que el viejo auto de su padre no tiene posibilidades de ganar.

Mientras tanto, pide a su nieto Diego una y otra vez que ponga más pulimento, que limpie bien las calaveras, si el antiguo Ford 77 no va a ganar un premio, al menos se mostrará impecable a los visitantes.

“Este coche era de mi papá y cuando él murió el coche se quedó parado por muchos años, por eso me lo traje a mi casa, le compré unos detalles que le faltaban pero afortunadamente todo es original, mi papá no lo usó mucho porque estaba enfermo, el auto tiene 63 mil kilómetros originales”.

“Desgraciadamente no tengo donde usarlo, sólo lo saco para ponerle gasolina, para darle algunas vueltas por ahí pero como yo vivo en un rancho, no son terrenos para usarlo. Tengo muchos recuerdos en este carro, a mi papá le gustaba cambiar de auto constantemente, tuvo grandes carros. Se que este vehículo no ganará alguna competencia, porque hay quien tiene carros muy lujosos, pero está bonito y a la gente le gusta verlo”.

Enrique Javier ha dedicado su vida al campo, como también hizo su padre, por eso lamenta no tener las condiciones adecuadas para usar el antiguo carro de su padre, aunque no pierde la oportunidad de dar unas vueltas por la ciudad, cada vez que su tiempo se lo permite.

Él es uno de los miembros más recientes en el Club de Automóviles Antiguos de Querétaro, se integró a recomendación de su mecánico de cabecera, quien al momento de emplacar el Ford 77 le sugirió unirse a las exhibiciones en distintos puntos de la ciudad.

Por otro lado, hay historias como la de José, quien es el primero en su familia en amar los autos antiguos, por eso se dedica a rastrearlos y una vez que los encuentra, si están en malas condiciones los repara y los exhibe a la sociedad.

También participó en la exposición más reciente, como lo hace cada semana. En esta ocasión exhibió dos camionetas chevrolet del año 1951, una de ellas es una antigua repartidora de pan.

“Mantener un vehículo como estos en buenas condiciones exige primeramente mucho cariño, después mucha dedicación para no dejarlos caer. Tengo 25 años con ambas camionetas, las compré y las remodelé, estaban completamente descuidadas y poco a poco fui buscando las piezas originales, fueron 5 años de realizar esos trabajos”.

“En mi familia soy el primero que siente este amor por los carros antiguos, a mis abuelos les gustaba, pero no se dedicaban a eso. Hay veces que me da pena no atender las camionetas como debería, me gustaría sacarlas cada fin de semana, aunque lo hago con la mayor frecuencia que tengo, siempre que puedo salgo a presumirlas. Mis camionetas han ganado primeros lugares en exposiciones a nivel nacional”, comenta el amante de autos antiguos.

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