Gases con activos picantes y manoplas, son los productos a los que más recurren las mujeres para su autodefensa, dice Jorge Mejía, administrador de una tienda de artículos de defensa personal, equipo táctico y tiro deportivo. Aunque también existen los cursos de defensa personal, que las enseñan a detener una agresión, inutilizar al agresor y escapar del peligro.

La activista feminista, Maricruz Ocampo, en tanto, señala que hay mujeres que por la misma educación recibida, de no responder agresiones, limita su capacidad de reacción ante un ataque.

En tanto, Alejandro García Flores, administrador de una empresa dedicada a dar instrucción en defensa personal, donde han capacitado a policías de Querétaro, Guanajuato, Morelia y en la academia nacional, explica que dar instrucción de defensa personal a mujeres requiere un tratamiento especial, pues tienen algunas restricciones al momento de capacitarlas.

“Tienes que respetarlas. Exponiendo lo que tienen que hacer no puedes hacerlo con la seguridad con la que lo haces con el hombre. Al hombre le puedes hacer lo que se te pegue la gana, al hombre le puedes, en un momento determinado, ponerle la mano donde quieras. A la mujer, no. Obviamente, no implica que no les enseñes a defenderse”, indica.

Apunta que en los cursos de defensa personal se ha enterado de casos como el de dos mujeres que se capacitaron para defenderse del marido. Muchas más van para sentirse más seguras, o saber cómo reaccionar ante una agresión en la calle.

La capacitación, dice, dura 40 horas, además de que se requiere de entrenamiento constante para no olvidar lo aprendido. El curso se hace en cinco días, con ocho horas diarias, aunque también se puede dividir, de acuerdo a las necesidades de los alumnos, en un curso, por ejemplo, de tres semanas, con dos horas y media diarias, para completar las horas de capacitación.

Explica que el rango de edades para la capacitación es muy variado, pues van desde jóvenes de 18 años, hasta una mujer de 56 años, a quien le interesaba aprender defensa personal.

Agrega que hasta la fecha no ha dado instrucción a menores de edad, pero no porque no se pueda, sino porque no se lo han pedido.

Subraya que en su caso no enseña un arte marcial en especial, sino defensa personal, utilizando todas las técnicas que estén a la mano. Muchas veces es hacer una llave, pero sin ser un arte marcial en específico, usando lo que se tenga a la mano.

“Muchas ocasiones te encuentras en situaciones donde el agresor te diga que sabe cierta arte marcial. Te tienes que defender, te tienes que retirar, les enseñamos a que se retiren. Lo voy a alejar de mi, para que no pueda hacerme daño”, abunda.

Añade que tras el curso las mujeres experimentan un cambio en su personalidad, además de que van a aprender algo que les ayudará, y cuando tiene un conocimiento que les sirva para protegerse, actúan con mayor seguridad. Pero, acota, hay mujeres que por más que les enseñen, no tendrán seguridad.

Por su parte, Jorge Mejía explica que los objetos que vende en su tienda, son de defensa estrictamente, pues no se venden artículos que puedan causar daños físicos severos a las personas.

Señala que los principales productos que les piden son los que no son agresivas ni letales, que son más básicas y de uso común.

Indica que el gas no es “pimienta”, que es ilegal. “El gas está hecho de una variación de chile. Esa es una opción. También hay manoplas de contacto. Algo no completamente agresivo, pues aunque se tengan navajas, la mayoría de las personas no usa navajas para defenderse, aunque para eso se puede usar incluso un cuchillo de cocina”.

Asevera que la mayoría de los productos de defensa personal los compran mujeres o los compran para mujeres. Los precios de los mismos van incluso desde los 50 pesos, que es algo que pueden portar para defensa no letal, como gases y manoplas.

Sostiene que las ventas de estos productos en su local ubicado en Plaza de las Américas, son constantes, aunque ha visto que en los últimos años han disminuido ligeramente, lo que aduce, es porque hay más sitios que venden estos productos, incluso en los tianguis venden estas mercancías, lo que sí puede representar un riesgo, pues no se sabe la calidad de los materiales con los cuales están hechos.

Agrega que la tienda que administra envía productos a otros estados de la República donde se registra un aumento de la inseguridad y con ellos los pedidos de productos de defensa personal, como Celaya, Guanajuato, y San Luis Potosí. Al mes, dice, las ventas de estos productos alcanzan, en promedio, los nueve mil pesos.

Dice que estos artículos son meramente de defensa, para evitar alguna agresión o un asalto, pero recomienda que ante un asalto con una pistola no se haga nada, no hay defensa que sirva para asalto de ese tipo, pero para situaciones donde no hay armas de fuego de por medio, pueden ser muy útiles, para neutralizar al atacante y poder escapar.

En tanto, Maricruz Ocampo explica que si las mujeres no tienen una capacitación para usar estos artículos de defensa, o si no han trabajado en el sentido de sobreponerse al temor, o incluso gritar, en lugar de paralizarse ante una agresión, no sabe qué tan eficientes pueden ser. Aunque, dice, hay mujeres muy aguerridas que no necesitan de estos productos para defenderse.

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