Querétaro, Qro.-

Al interior del estudio de tatuajes se escuchan un cliente y risas. Apenas tiene unas semanas que volvió a operar, dice Moisés Rico Vázquez, quien recibe a los clientes en el local que se ubica en la calle de Vergara Sur, luego de permanecer cerrados desde marzo pasado, cuando comenzó la emergencia sanitaria por el SARS-CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19.

Tienen suerte o entereza, pues explica que los dos locales que los flanquean cerraron y ya no volvieron a abrir.

El recibidor del Angat Tatoo parece más una sala de museo. Grandes sillones tapizados de verde, con cuadros de diferentes estilos, y canciones de Frank Sinatra. De los dos accesos que hay, sólo uno permanece abierto. Tiene un tapete sanitizante, donde los recién llegados deben de limpiar su calzado. Posteriormente, Moisés les toma la temperatura y tras corroborar que los visitantes no tienen síntomas de SARS CoV-2, son recibidos.

Un hombre pregunta los precios de los tatuajes. Quiere poner unos nombres en sus antebrazos. Muchas personas que tenían planeado hacerse un tatuaje tuvieron que postergar el proceso durante unos meses.

Las clínicas y estudios dedicados a esta actividad fueron de los primeros negocios en cerrar sus puertas por la pandemia.

“Como estamos en la zona del centro a todos los locatarios nos pidieron cerrar para tener mayor cuidado, porque es un punto donde se concentra mucha gente, y al ser un estudio de tatuajes, con mayor razón, la piel está expuesta a cualquier virus o infección”, detalla Moisés.

“Nosotros tenemos ciertas normas, pero aun así no son suficientes ante una pandemia. Entonces sí, estuvimos cerrados desde mediados de marzo hasta junio, que fue cuando comenzaron a normalizarse las actividades”.

Indica que cerrar fue difícil para todos los empleados, pues los tatuadores viven al día, todos tienen citas. En el caso de la titular del local, tenía una agenda llena desde marzo hasta mayo, pero todas esas citas se tuvieron que cancelar.

Precisa que durante todo este tiempo tuvieron que parar de manera definitiva, pues la naturaleza del trabajo no permite hacerlo en otro sitio o en domicilio de los clientes.

“No podemos hacer el trabajo a domicilio porque Cofepris, que es la institución que nos regula a nosotros, nos tiene ciertas normas de cómo tiene que estar el establecimiento, entonces [al] trabajar en un domicilio no podemos tener el cuidado de todas estas áreas. No se puede trabajar en otro lugar que no sean las instalaciones. Tampoco pudimos trabajar a puerta cerrada”, indica.

Moisés apunta que no hubo recortes de personal, en buena medida porque son amigos de muchos años, pero no hubo sueldo para muchos de ellos.

Por fortuna, dice, la mayoría tiene actividades alternas, con las cuales pudieron solventar sus gastos en estos meses.

En su caso, precisa, es fotógrafo, haciendo sesiones a domicilio, siguiendo las normas de sanidad adecuadas.

Para regresar a las actividades, comenta, tuvieron que ser mucho más estrictos en la higiene del local. De hecho, las medidas dentro del estudio son muy específicas para tener un espacio desinfectado, ahora con las medidas que las autoridades exigen debieron de aumentarlas.

“Fue comprar los tapetes sanitizantes, un termómetro. Incluso tomar un curso de los cuidados que hay que tener ante el Covid-19”, platica.

También se limitaron los días: normalmente son cinco tatuadores y un perforador, y se tuvieron que hacer cambios, trabajar menos días. Se tuvo la oportunidad de rentar el local que está a un lado, desafortunadamente porque, como muchos locatarios del centro, pues tuvieron que cerrar sus negocios. Los dos negocios que están a nuestros costados cerraron y optamos por rentar el de un lado, para poder tener más espacio y tener esa sana distancia”, asevera el artista.

Con seis años abiertos, ya tienen una cartera de clientes, con citas programadas. Al regresar, esas citas que se tenían se volvieron a agendar. Muchas personas aún dudan en salir y hacerse el tatuaje, por lo que la cita se queda en pendiente hasta que se normalice la situación sanitaria.

“También tuvimos clientes que desafortunadamente se hicieron la prueba del Covid-19 y dieron positivo. Igual, les dijimos que se recuperaran, que cuando estuvieran bien y le autoricen salir, le hacemos su tatuaje sin problema”, destaca.

Hay restricciones de horario, añade Moisés. Comienzan a trabajar a las 12:00, hasta las 18:00 horas. En el caso de las perforaciones, la última se hace a las 17:30 horas. El último tatuaje se hace a las 16:00 horas.

Como la gran mayoría de los comerciantes del centro de la ciudad, algo que les preocupa son las rentas, las cuales no dejaron de ser cobradas durante todos estos meses. Tuvieron que ver algunos apoyos de gobierno para poder cubrir esa parte con el dueño del local. Eso fue lo más complicado de toda la contingencia, y aunque en el estudio están bien en este momento, la clientela bajó por la pandemia.

A quienes desean en este momento hacerse un tatuaje o una perforación, Moisés les recomienda que lo primero que deben ver el estudio en el que se quieren tatuar, los trabajos de los tatuadores y que el estudio esté regulado por la Cofepris, para asegurar que cumple con las medidas sanitarias adecuadas.

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