La vida está hecha para trascender, cada paso que damos en la tierra, a veces, puede llegar hasta la luna. Su primer partido como narrador de futbol no lo recuerda, pero no hay partido de Gallos Blancos que no recuerde al primer narrador de Primera División en Querétaro, Álvaro Rico.

Su historia comenzó a los 17 años, en 1968. El entonces dueño de Gallos Blancos, el ingeniero Eugenio Valencia, hizo un acuerdo con Armando Ramos, quien entonces era gerente de la radio en México, el acuerdo era transmitir los partidos del equipo queretano, dado que trágicamente los narradores oficiales, Rafael Briseño y Antonio Robles, habían fallecido.

Fue entonces que Álvaro Rico entró de cambio a la cancha, a través de Radio Ranchito.

El estadio municipal

El Estadio Municipal se convirtió en el primer edificio que vio el futbol de Primera División en Querétaro. Fue en este recinto donde don Álvaro Rico comenzó a transmitir sus primeros partidos.

Como de película en blanco y negro, Álvaro Rico realizó toda una travesía relacionada a la tecnología que se utilizaba a finales de los años sesenta: un cable de teléfono cruzó la que entonces era la avenida más grande de Querétaro para poder dar señal radiofónica.

“Empezamos a transmitir y fue toda una proeza, porque la estación estaba en Corregidora 123, para poder hacerla había que tender un cable de Zaragoza 15 hasta el Estadio Municipal, tuve que pedir permiso en algunos comercios para poder cruzarlo, así como la Alameda. De manera irreverente, mi cable quedó tendido de un pie en una estatua de Cristóbal Colón hasta que por fin pudimos hacerlo llegar al estadio”, recuerda.

La travesía no terminó ahí, ya instalado en el estadio, a nivel de cancha, como antes era la costumbre al momento de narrar. Álvaro estaba en la mesa de transmisión durante el encuentro entre Gallos contra Irapuato, un clásico de la época, cuando ocurrió un incidente.

“Cuando canto un gol de Jaime Álvarez, que anotó un golazo, alguien tiró una botella de vino de litro y en la cabeza me dio; me puse la mano en la cabeza y mi alineación quedó llena de sangre. Andrés Estévez, que transmitía conmigo, estaba alarmado porque acabé la narración lleno de sangre”, relató.

Posterior a eso, el presidente municipal de ese tiempo, Mariano Palacios, quien fue amigo de Álvaro desde la preparatoria, le edificó un palco en lo alto de la tribuna del estadio; desde ahí narró hasta 1985, cuando se mudaron al Estadio Corregidora.

La mejor experiencia

Don Álvaro fue considerado para narrar algunos partidos de la Copa del Mundo, de Estados Unidos en 1994. Detroit, Boston, Nueva York, Chicago, Orlando, Los Ángeles, San Francisco y Dallas fueron las sedes donde transmitió los encuentros.

Mil dólares por partido, más 3 mil de gastos, fue el sueldo que recibió por parte de Grupo ACIR, estación que lo contactó para esa fiesta mundialista.

“El radio es imaginación, eso es una de las cosas que amo de la radio, lo que tú digas o hagas, lo vive la gente a su manera. Siempre iba siguiendo el balón y narraba a la velocidad del balón, tú estás imaginando que el partido iba de ida y vuelta, pero había algunos muy malos y a veces era complicado”, comentó.

Creció como aficionado de las Chivas de Guadalajara, en la era dorada del ‘Campeonísimo’, pero cuando Gallos entró en la vida de Álvaro Rico, las emociones brotaban solas.

“Me tocaron todas las desgracias de Gallos [ríe], el día que más sufrí fue cuando lo vendieron a Hermosillo, en ese momento estás narrando el último partido; que se lo llevan porque, supuestamente, la directiva ya no tenía dinero, que te quedas sin tu juguete favorito. Volteaba y estaba Abraham González en el palco de junto llorando, estábamos llorando porque se iba y el otro momento, cuando lo desafilian”, mencionó.

Hace siete años que se retiró de la radio, su ideología de la locución ya no va acorde a las nuevas formas de hacer radio, inclusive, Álvaro mencionó que hay muchas cosas que no le gustan y por ello les da un consejo a las nuevas generaciones.

“La honradez y que no vendan sus comentarios, sus narraciones, que sean ellos mismos, que sean propios, uno se tiene que enfrentar a muchos problemas, y es cierto, pero quienes están del otro lado entienden que eres honesto, que no mientes, que no vendes tu persona. La libertad de expresión es complicada, no la hay, siempre hay manera de comprarte, taparte la boca, dejarte sin trabajo y, a pesar de ello, habrá que decirlo suavecito, pero siempre con la verdad”, afirmó.

Hoy, es la voz del Estadio Corregidora, agradece a Andrés Estévez por la recomendación y ahora mira el futbol de una manera diferente, pero la locución siempre será parte de él y por ello le dedica estas palabras:

“Te amo porque me diste para vivir, me diste para soñar, me diste satisfacciones, lo que soy, me has dado algo que jamás pensé: viajar, conocer gente, no me siento en deuda porque te di lo mejor de mí, pero sí agradecido por permitirme darme a conocer fuera de mi país, hacer amigos fuera de mi país. Siempre estuviste conmigo, te llevo en las venas y eres mi consentido”, finalizó.

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