Alejandro Ramírez Herrera desde esta semana es agente de Movilidad en El Marqués. Su deseo de servir a la sociedad lo llevó a enlistarse. Su discapacidad, luego de sufrir una descarga eléctrica, que derivó en amputación de dedos de un pie y una mano, no le impide trabajar y salir adelante.

“La verdad quise ser agente de movilidad porque hay muchas personas que lo necesitan. Peatones, gente que anda en sillas de ruedas, personas con discapacidad. Yo también tengo una, pero me gusta apoyar”, dice el hombre.

Alejandro platica en la entrada de la Casa de Cultura de La Cañada, donde tras la ceremonia oficial, encabezada por el alcalde Enrique Vega Carriles, de graduación de 51 agentes de movilidad, se lleva a cabo una comida para celebrar la ocasión.

El hombre comenta que es originario de la comunidad de Santa María Begoña, donde señala que en la escuela se han registrados muchos accidentes, pues los automovilistas conducen con poca precaución.

A primera vista, Alejandro no presenta alguna discapacidad visible. Es hasta cuando él mismo narra su historia que se cae en cuenta. Comenta que recibió una descarga eléctrica, lo que derivó en la amputación de dedos de manos y pies.

“Gracias al alcalde Vega Carriles y a que me echaron la mano, porque no tenía trabajo y gracias al presidente municipal y a Martín Díaz (secretario de Desarrollo Sustentable de El Marqués) que me apoyaron mucho”, comenta.

El percance que cambió su vida ocurrió hace cuatro años. Además de la pérdida de dedos en extremidades, precisa que tiene tela reconstructiva en el estómago. Pese a ello la vocación de servicio de Alejandro no se vio minada.

Recuerda que en esa ocasión trabajaba en una casa, por su cuenta. Dice que pasaba por las calles ofreciendo sus servicios como pintor, por lo cual cobraba entre 800 y mil pesos, de los cuales acababan pagándole 700 pesos. “Hacía el trabajo por necesidad. Tengo dos hijas y un hijo”,  apunta.

Haciendo esa labor fue que recibió la descarga eléctrica que lo dejó postrado un año y tres meses, lapso que duró su recuperación del accidente. Dice que siempre contó con el apoyo de las autoridades de El Marqués, pues no podía trabajar para sacar adelante a su familia. En este tiempo también recibió apoyo de un amigo, Álvaro.

Alejandro habla pausado, tranquilo. No se inmuta ante el movimiento y ajetreo que hay alrededor.

Pese a la situación que puso a prueba su temple, Alejandro afirma que no lo desmotiva, que no se siente con una discapacidad, a pesar de que le han dicho que debería tramitar su tarjeta para personas con discapacidad, pero no lo quiere hacer.

“Psicológicamente me siento bien. Yo creo que una persona con discapacidad es aquella que le faltan pies y manos. Y aún así, yo puedo trabajar y me siento igual, gracias a Dios”, puntualiza.

Dos jóvenes recién egresadas también como agentes de movilidad llaman a Alejandro para tomarse una fotografía. Los tres, con sus uniformes azules con amarillo, posan orgullosos.

Son Maribel Estefanía Ibarra Vega y María José Pacheco Vega. Ambas amigas lucen felices. Se toman fotografías con sus compañeros, con sus familias, con sus hijas.

Maribel explica que siempre le ha llamado la atención la carrera policial, que siempre ha querido ingresar a la Policía Municipal, pero se abrió la oportunidad de ser agente de movilidad y quiso aprovechar la opción.

La joven, de 20 años, abraza a Isabel, su hija de dos años de edad, indica que su familia la apoya, y que no deje su sueño de ser policía municipal.

Añade que el tiempo de capacitación fue de tres meses, donde recibieron instrucción en primeros auxilios, defensa personal, formación cerrada, sicología, para saber cómo hablar con la gente en la calle, saber cómo dirigirse a la ciudadanía, para que respetan los reglamentos viales y a ellos mismos.

Maribel agrega antes de ser agente de movilidad hacia labores propias del hogar, por lo que ahora está contenta de servir a la sociedad y ser un ejemplo para su hija.

María José, en tanto, dice que quiere entrar a la Policía Municipal y que esta es una buena oportunidad para poder hacerlo. “Espero ir paso a paso para poder lograrlo”, abunda.

Mientras María José platica, su hija de seis años (tiene otra hija, de tres años), se abraza a ella. Señala que combinar su labor profesional y ser madre no será complicado. Al contrario, dice que busca ser un ejemplo para sus hijas, para que sean personas de bien en el futuro.

La joven mujer, originaria de El Pozo, añade que sus padres están orgullosos de ella, y la motivan a que sea mejor, para lograr sus sueños, además de que -afirma- le gusta aprender cosas nuevas y servir a las personas.

Los tres nuevos agentes de movilidad vuelven a la comida con la que los agasajan. Otros, prefieren los antojitos del jardín Hidalgo, a un costado de la Casa de la Cultura, donde junto con sus familias celebran que inician un nuevo ciclo en sus vidas, que puede ser el inicio de una carrera que los lleve a cumplir sus sueños, sirviendo a la ciudadanía marquesina.

Google News

TEMAS RELACIONADOS