Llegamos aquí y empezamos trabajando diario, sin descansar y siendo honrados, comentan José y María, dos locatarios del mercado de Abastos que desde hace más de siete años laboran en el ajetreo constante del comercio.

Aunque en sus inicios fueron empleados de un local de pollos, decidieron emprender su propio negocio en el mismo ramo, actualmente cuentan con tres sucursales y ocho trabajadores a su cargo.

Aunque su interés inicial no era abrir una pollería, “el destino se encargó” de que el negocio prosperara. “Ahorita ya vivimos de esto y ya no aprendimos a hacer otra cosa”, dice José, quien comenzó a trabajar aquí para pagarse una carrera técnica en mecánica automotriz durante tres años.

“Yo trabaja y estudiaba. En la mañana aquí y en la tarde allá, pero después me quedé ya definitivo”, menciona.

“Empecé a trabajar en el pollo cuando tenía vacaciones y estaba en el Cobaq. A mí me gustan los carros y quería estudiar mecánica automotriz, pero como ya me habían corrido una vez de la prepa, mi mamá me dijo: ¡Yo no te voy a ayudar, estudia y trabaja! Decidí salirme de la prepa, para meterme a estudiar y pagarme la carrera” relata por su parte María, su pareja.

Pese a su interés María sólo estuvo un año en la escuela, la cual dejó al casarse y tener a su primer hijo.

“Me tocó dejar a mi niño desde chiquito para seguir trabajando, anduve aquí embarazada. Casi casi al último día [del embarazo] aquí trabajé… Hay veces que me pregunto, si no fuera yo como soy, ¿dónde estaría? Hay que forjar un carácter duro y no dejarse de la gente, me ha tocado que me han querido venir a humillar gente que ya tiene más en este ramo, pero no hay que dejarse y siempre tener los pies en la tierra”, sostiene.

La pareja recuerda que la decisión de emprender un negocio, se dio a partir de un cambio en el lugar de ventas de sus antiguos patrones, quienes también contaban con varias sucursales, una en el mercado del Tepetate.

“La vida te pone pruebas y una de esas fue que me cambiaron de lugar de trabajo. Me pusieron en un puesto donde no se vendía nada y enfrente de una persona que ya tiene varios años en el Tepe trabajando. El señor digamos, tiene la plaza más grande ahí; entonces pensé ¿Por qué trabajarle para alguien si puedo tener mi propio negocio? Y fue cuando decidí que ya no iba a trabajar para nadie, sino para mí misma… Mi esposo se dedica a lo mismo. Somos lo mismo e hicimos buen equipo y fue que decidimos hacer algo para los dos”, indica.

“Hay que dar buena cara”

Aunque existen temporadas de ventas bajas para los comerciantes del mercado, la pareja dice que la mejor forma de dar competencia es ser perseverantes, pacientes, humildes y sobre todo, dar una buena cara a los clientes, pues la gente prefiere comprar en un lugar donde les pongan atención.

“En todos lados va a haber competencia, para todos hay, pero aquí el detalle es que el mejor trato que le des a la persona; así le vendas carísimo, si lo tratas bien, te va a seguir. Hay temporadas donde no se vende nada, pero es parejo para todos los negocios... Así que tú digas que ya estuvo y te vas a desanimar, no; todo con esfuerzo se puede… Es de insistirle a la gente.

“La perseverancia es la que hace crecer y más que nada, humilde y sencillo porque el dinero no lo es todo. A los muchachos les habló igual, no soy más, no soy menos y les marco ciertos límites de respeto, procuro mucho hablar con ellos, trabajar igual porque empecé igual”, añade María.

No obstante, pese a que existen temporadas “malas”, la pareja afirma que desde hace tres años, aproximadamente, la afluencia del mercado, al igual que las ventas, ha disminuido debido a los aumentos en los precios del combustible y otros productos.

“No hay tanta gente, como hace algunos años. Antes no podías ni pasar con el carro y en el pasillo de aquí no podías ni caminar… Querétaro creció mucho en estos años, pero ya no es la misma gente. Cuando yo llegué a trabajar aquí, el huevo estaba a siete pesos el kilo, se vino una subida de 15 pesos y ahorita de ese precio, ya no ha bajado. Igual el pollo, una pechuga estaba a 38, ahorita de 70 pesos no baja. La gente ya no puede comprar como antes... Si ha tenido que ver el aumento de la gasolina, son muchas cosas que el gobierno ha hecho mal y todos los cambios que ha generado le afectan a todos los negocios pequeños y a las empresas grandes no”, lamentan los comerciantes..

Además de enfrentar la competencia, María también ha tenido dificultades al ser dueña de una empresa.

“Es increíble que haya hombres que no se dejan mandar por una mujer. Me ha tocado que se han puesto al tú por tú y ya no deciden venir porque los está mandando una mujer. Son muy machistas. Hay hombres que dicen, ya ni modo, tengo que trabajar. Es muy difícil que una mujer mande a bastantes hombres, pero en cuestión de trabajo si los necesita uno… Se procura tenerles el temple porque esto es como una máquina, todos los engranes tienen que estar en su mismo lugar, para que se pueda cuadrar”, menciona al lamentar que como en todos los negocios, no se está exento de problemas.

Aunque las ventas en los locales han marchado bien desde sus inicios, la pareja señala que a futuro no pueden hacer planes sobre los cambios en este negocio. “La vida da muchas vueltas y como puedo ser dueña, mañana quién sabe. Dejamos que la vida diaria se nos dé y vamos a ver qué pasa. Es de cada quién, cada quién está dónde quiere estar y como quiere vivir”, dice María.

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