Leonor de la Isla fue la última propietaria de la Librería del Sagrado Corazón, uno de los locales con más tradición y abolengo de la capital queretana que, sin embargo, cerró sus puertas a finales del año 2012, debido a las bajas ventas que registraba, ante el avance de otros negocios que poco a poco fueron ganando la preferencia de los clientes.

Las puertas de la mítica librería lucen cerradas, pero aún los rótulos que anunciaban al local permanecen en el lugar, como recuerdo de toda una era de la vida queretana, desde 1906.

El cronista de la capital, Andrés Garrido del Toral, explica que la familia de la Isla siempre fue dueña de la papelería que también funcionaba como imprenta.

“Una apreciable familia conservadora. El padre, Jesús de la Isla fue de los fundadores del Partido Acción Nacional (PAN) en Querétaro, un hombre muy honesto, muy consciente, nunca se dejó vencer, no de amenazas, ni de chantajes ni de nada. Una familia que sufrió mucho por su idelología y sumamente cristiano”, explica.

La librería, explica, por algún tiempo funcionó de imprenta, en los bajos de la librería se imprimió el manifiesto de Federico Borges, promulgando la Constitución, a nivel local, pues El Universal lo hizo a nivel nacional, pero el otro día. Se imprimió un decreto para pegar en el centro de la ciudad y esa librería fue la encargada de hacerlo, abunda.

También la familia de la Isla fue dueña de la hacienda de La Era, donde actualmente se ubica la colonia, La Era. “Ahí hubo batallas durante en sitio de Querétaro. Había un panteón que funcionó hasta 1958, cuando el gobernador Gorráez lo mandó destruir, tenía momias, tenía mausoleos grandes”, abunda, al tiempo que agrega que había una capilla que hoy día está dedicada a San Judas Tadeo.

La hacienda, narra, era un verdadero surtidor de alimentos, pues en esa época Querétaro era autosuficiente gracias a esa hacienda, cuya tierra era negra.

La librería, explica el cronista, vendía muchos artículos religiosos, pero los amantes de los libros conseguían ahí ejemplares que en ningún sitio se encontraban, salvo en la Ciudad de México.

“También libros de otra editorial muy conservadora, prohibida en los tiempos de Luis Echeverría, en tiempos de Ruiz Cortínez, pero ellos los sacaban, la editorial era Jius. Por ejemplo, Las traiciones de Juárez, La traición de Miguel López de Querétaro a su compadre Maximiliano, cosas muy raras, pero muy buenas. Esos ya no se encuentran en niguna parte. Si se va a Madero, en la Ciudad de México a lo mejor y carísimos. Esta liberería los tenía baratísimos”, precisa.

Recuerda que a quienes eran clientes asiduos los dejaban entrar a las bodegas mismas de la librería, además de que ofrecían libros a precios muy económicos.

La última etapa de la librería, en la calle de Arteaga, explica, fue modesta, pues ya no tenía tantos libros. Incluso, destaca que don Jesús de la Isla fundó el periódico “Tribuna”,, mucho antes de que la Universidad Autónoma de Querétaro tomara ese nombre muchos años después.

Precisa que con el cierre de la Librería del Sagrado Corazón los queretanos que acudían a la misma perdieron su librería y papelería preferida. Ahora hay muchas de marcas, de franquicias y demás, pero se pierde el trato cálido de la propietaria.

“Ya tenemos mejores librerías, pero el trato cálido ya lo perdimos. Con la pérdida de doña Lucrecia perdemos un personaje del Querétaro entrañable, para el Querétaro parroquial, para el Querétaro en el que éramos unos cuantos. Era una referencia igual que su padre”, puntualiza.

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