Para Orlando Medina Soto, la generación millennial tiene como plan de vida ser feliz pese a las complicaciones económicas. Sentado en una mesa de su cocina, junto a sus perros que van y vienen del patio hacia la sala de estar, afirma que en todas las generaciones ha habido gente brillante y creativa, como también fracasados y apáticos.

Hoy en día, considera que las nuevas tecnológicas han visibilizado esa apatía y es el motivo por el que se le relaciona a su generación directamente con ella.

“Lo que pasa es que el tener la posibilidad del internet y todo ese viaje la gente se muestra apática y en realidad siempre lo ha sido, apática a lo extraño, solamente que ahora es más visible la apatía porque por las redes sociales te puedes enterar de la apatía de todo el mundo, pero en realidad la gente siempre ha sido así”.

Orlando tiene unos minutos para darse un respiro, ya que acudirá a trabajar como mesero. Estudió antropología en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), pero casi no ejerce su carrera. Según su perspectiva, mientras hagas lo que te gusta, no importa el oficio ni profesión.

Desde que era estudiante en la carrera, y al migrar de Mazatlán, Sinaloa, hacia Querétaro, hace 7 años, tuvo la necesidad de trabajar y se dedicó a ser mesero, porque afirma que gana más dinero que al ejercer su profesión.

“Yo nunca me sentí como en desventaja por estar mesereando mientras mi compas estuvieran chambeando en un institución, a final de cuentas tenía más tiempo, más chance de vacacionar que ellos, pero pues la gente hace equilibrio...”

Paso adelante

Cuando explica su sentir sobre ser millennial, Orlando afirma que es una generación que ha procurado no cometer los errores del pasado. Ante un embate económico con falta de oportunidades laborales y un futuro digno incierto, recomienda que los millennials se enfoquen en vivir al día pese a la incertidumbre.

“Esa capacidad de tener una visión más amplia de la información ha permitido a esta generación no cometer errores que otras generaciones. Hay una conciencia ecológica que antes no existía, puede ser una cuestión por moda, pero no hay bronca, es una buena”

Cuando salió de su carrera, el sentirse atado a un horario de oficina, además del bajo sueldo, hizo que Orlando se dedicara a seguir en su misma actividad pudiendo alternar con proyectos en donde fluyera su creatividad.

“Los trabajos que tenían mis amigos egresados eran chambas en el Inegi y cosas así, con horario de oficina, con un salario de 8 mil y con presión. Para mí era mucho más cómodo trabajar cinco días a la semana de mesero, ganar más de 8 mil pesos, no importa que no estuviera ejerciendo mi profesión, y eso me daba oportunidad de organizar mi tiempo y de desarrollar proyectos de mi interés”.

Prejuicios y felicidad

Orlando señala que parte de la crítica que se hace a los millennials es que son huevones. Plantea que hace falta comprender que su generación, a diferencia de las anteriores que solo buscaban trabajar para tener familia, casa, automóvil y un fondo para el retiro; al no tener al alcance a largo plazo muchas de esas cosas, su único plan es la felicidad.

“Les molesta a la generación anterior que no lo comprende, ellos siguen pensado que estos weyes son unos huevones, que es puro pretexto para no trabajar, eso es lo que ellos interpretan. Huevones siempre han existido en su generación y en esta, gente brillante, creativa siempre ha habido, pero ahora esta generación sí contempla en su plan de vida hacer lo que te gusta y ser feliz”.

Como parte de esos proyectos alternativos que ha podido desarrollar al no tener un trabajo con horario de oficina fue la revista digital llamada SiDi, en la cual Orlando busca ser cronista cultural de las nuevas expresiones de Querétaro.

Ese proyecto le ha permitido ser una válvula de escape, ya que por un lado, su trabajo habitual le permite pagar las cuentas y la revista le deja satisfacción de hacer cosas que disfruta.

“En SiDi la intención es ser cronista cultural de la gestación de todas esas nuevas escenas, teatro, gastronomía, y la intención es relatar de diversas maneras, el componente antropológico de SiDi es que es una revista cultural pero entendiendo cultural en el más amplio sentido”.

Orlando vive con su hermano y un amigo en una casa en la que tienen diversos gadgets. Escuchan música mientras descansan y tienen varias bicicletas esperando a utilizarse en la selva urbana. Le quedan pocos minutos para irse a su trabajo, sin embargo, afirma que a largo plazo, no sabe lo que pasará con la generación millennial.

Por último, comenta que la política en poco tiempo estará inundada de millennials por lo cual espera que el cambio sea gradual, con base en la forma de pensar de esta generación se pueda generar en el corto y mediano plazo.

“A mediano plazo estoy muy ansioso por ver concretado el cambio generacional, el ver ya a las instituciones bajo el poder de esta generación, a la política que ya sea esta generación la que ocupe esos lugares”.

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