Tras el abandono de su marido, que se marchó y ahora vive en Estados Unidos, Claudia, de 46 años, se hizo cargo de sus ocho hijos desde hace cinco años. Al encontrarse sola, la originaria del municipio de Huimilpan, se vio en la necesidad de buscar un empleo para sacar adelante a su familia.

“Viendo las dificultades que tenía para darle de comer a mis hijos me vi obligada a trabajar. No ha sido fácil, es bien difícil atenderlos, me voy al trabajo, llego, les hago de comer, hago los quehaceres de la casa. Casi no duermo”, dice.

En este municipio queretano es común que los hombres migren a Estados Unidos para conseguir un empleo y mandar dinero a sus familias. La historia de Claudia, sin embargo, ha sido diferente, poco sabe de su marido y debe arreglárselas para asegurar el sustento de su familia.

Desde hace cuatro años trabaja en una empresa ubicada en el Parque Industrial Bernardo Quintana, en municipio de El Marqués; la compañía para la cual trabaja surte artículos deportivos a tiendas departamentales como Coppel y Liverpool.

“Nos dan tareas, nos asignan un usuario y una contraseña para entrar en un escáner e identificar con rayo láser las piezas. El escáner nos dice cuántas piezas debemos tomar, y las vamos metiendo en un contenedor. Nos dan media hora para comer, y a correrle a seguir trabajando”, relata.

Se enteró del empleo por una amiga “me dijo que fuéramos a ver si teníamos suerte, y nos tocó que ese mismo día nos contrataron”, comenta.

Su fuerza

Si tuviese opción de escoger, Claudia elegiría trabajar todos los días en el turno nocturno de la empresa a la que ingresó hace cuatro años. “Me gusta más en la noche porque puedo estar con mis hijos y hacerles de comer”, dice.

Sin embargo, es una decisión que no depende de ella, desde que ingresó al trabajo, le hicieron saber que mes con mes sus horarios cambiarían entre jornadas que van de 6:00 a 14 horas; de 14:00 a 22 horas, o de 22:00 a 6:00 horas.

“Rolamos turnos, un mes en la mañana, un mes en la tarde y un mes en la noche. Cuando me toca de día me levanto por lo mucho a las 4:20 de la mañana para irme, mi entrada es a las 6 de la mañana y salgo a las 2 de la tarde, llego a mi casa a las 3:00 pm. Cuando es de noche es de 10 de la noche a 6 de la mañana, en ese turno nada más duermo como tres horas, máximo cuatro, y a levantarme a darle otra vez al quehacer”, detalla.

Trabajando de lunes a sábado —si hay tiempo extra acude también los domingos—, gana mil pesos por semana. Este dinero debe alcanzarle para comida, ropa, servicios y la escuela de sus hijas. No le alcanza para ir de vacaciones, pasear o ahorrar, pero lo importante para Claudia es que ha logrado sobrevivir con sus hijos.

¿Tienes prestaciones?

—Sí, el fondo de ahorro, vales de despensa, utilidades y aguinaldo. El transporte de la empresa viene por nosotros y nos trae de regreso.

Claudia sostiene que la fuerza de una mujer son sus hijos, el más grande tiene 25 años, y las más pequeñas son gemelas que acaban de cumplir 12 años. El mayor está en Estados Unidos, está casado y espera el nacimiento de su segundo bebé. “Los otros hombrecitos ya trabajan y las niñas están estudiando la primaria”, agrega.

Todos sus hijos han ido a la escuela y han terminado la primaria. “El más chiquillo de los hombres sí quería estudiar la secundaria, pero el dinero no nos alcanza”, lamenta.

“No pensaba casarme”.

La madre recuerda que cuando era joven no pensaba casarse. “Estaba contenta trabajando en una fábrica”, dice. Comenzó una relación con su marido a los 18 años, tras tres años de novios se casó.

¿Cómo defines tu matrimonio?

—Es difícil, Muchas veces no hay trabajo y vivimos con necesidades porque no podemos darle de comer bien a los hijos.

“Mi marido se convirtió en otro, antes salía con nosotros los domingos, íbamos con él y nos llevaba a pasear a donde fuera, pero cambió mucho. Después tomaba toda la semana y no traía dinero a la casa", recuerda.

Claudia mira hacia atrás y a su memoria viene una escena en la que su pareja regresó a casa de con un garrafón de gasolina y amenazó con quemarla.

“Entraba a la fuerza y quitaba los cables de la luz para dejarnos sin luz, quería llevarse las cosas, las camas, todo quería llevarse”. Entonces decidió demandarlo y una licenciada le dijo que no podía sacar nada porque todo le pertenecía a los niños.

¿Alguna vez pensaste en salirte de tu casa junto con tus hijos?

—Sí me hubiera ido, si hubiera tenido una oportunidad la habría tomado, pero también pensé a dónde iba a irme y en lo que les pudiera pasar a mis hijos.

En la retrospectiva, la muerte de uno de sus hijos y la boda del mayor han sido los momentos más difíciles a los que se ha enfrentado estando sola. Piensa en que en ambos casos no estuvo su papá con ellos.

Su hijo falleció en un accidente cuando tenía 17 años. “Le hablaron por teléfono a su papá para avisarle, pero dijo que a qué venía si ya no lo alcanzaba. No estuvo con nosotros. Cuando mi hijo más grande se casó tampoco estuvo. Han sido unos momentos muy difíciles porque ellos necesitaban a su papá”, sostiene.

¿En qué momento decides separarte?

—Cuando me di cuenta que él andaba con otra persona, yo los encontré, mis hijos me decían que andaba con alguien más pero no les creía, hasta que una vez los encontré. A nadie le deseo eso. Él llegaba enojado, sin dinero para poder darles de comer a mis hijos, en ese momento decidí echarlo, ya no aguantaba más. Dije que hasta ahí, y me arme de valor, después se fue a Estados Unidos.

Si regresara, ¿lo aceptarías?

—Lo pensaría mucho porque se pierde la confianza y el amor. Ya no hay amor, desde el momento en que decidí echarlo mis hijos me apoyaron porque ellos veían todo, se daban cuenta de todo.

Nuevos aires

Claudia es abuela de un niño que está a punto de cumplir dos años. A su vez, la familia del menor espera que en junio nazca el segundo bebé.

¿Cómo administras el dinero?

—Voy por partes, una cantidad es para la comida, otra para comprar jabón y cosas de esas y una parte para mis niñas, por lo que quieren en la semana para su escuela o cuando necesitan algo. Aquí no pagamos renta, nada más los servicios. No puedo ahorrar porque todo se va aquí en la casa pero a fin de año me rinde un poco más el dinero y si algo me hace falta con eso lo compro.

¿Cuál es el gasto más fuerte que haces?

—El gas es el que está más caro, para eso hay que tener más dinero.

¿Cuál es tu mayor preocupación?

—Que mis hijos se enfermen, cuando mis niñas están enfermitas me voy a trabajar preocupada. Casi no estoy con ellas, sólo cuando llego de trabajar, cuando estoy en la noche las veo un ratito nada más.

¿Qué te hace feliz?

—Ver a mis hijos felices, que ellos tengan que comer y que no estemos pensando qué iremos a comer, eso es lo más satisfactorio para una mujer, verlos que están sanos.

¿Cómo festejas el 10 de Mayo?

—Con mis hijos, me dan el día libre en el trabajo y me la paso aquí con ellos.

Piensa seguir trabajando en la misma empresa algunos años más. Al hablar sobre las oportunidades de empleo que hay para las mujeres en Huimilpan, comenta que la mayoría se ocupa en el trabajo doméstico, en donde “pagan muy poquito”.

“A ver cuánto puedo aguantar porque se cansa uno mucho. No es tan fácil que nos contraten en cualquier empresa, más por los estudios que no tengo”, expresa.

A sus 46 años, la queretana que únicamente estudió la primaria, comenta que “al principio se pueden cerrar las puertas, pero nada es imposible”.

“El hecho de ver a nuestros hijos felices, esas son las fuerzas que tenemos para enfrentarnos a la vida”, concluye.

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