Cinco jóvenes con síndrome de Down y discapacidad intelectual recibirán su reconocimiento, hoy 7 de junio, por ser parte de la generación 2013-2017 de la Universidad del Valle de México (UVM) Querétaro, en una ceremonia que compartirán con los 200 nuevos profesionistas de esta institución académica. Ahora los recién egresados se enfocarán en buscar empleo y comenzar una vida independiente.

Luego de cuatro años, Alejandro Galindo, Antonio Correa, Cinthya Sánchez, Omar Velasco y Rodrigo Noguera, son la primera generación que egresa del programa Contigo en la UVM, proyecto impulsado por el Centro de Apoyo y Calidad de Vida (CALI), A.C., cuya misión es integrar social y laboralmente a jóvenes con síndrome de Down y discapacidad intelectual.

Han participado en concursos nacionales de porras y baile, también son autogestores y emprendedores creativos, de ellos fue la idea de separar la basura en la universidad y crear eco ladrillos, que han servido ya para construir una vivienda.

Están tristes por dejar sus clases, pero a la vez Alejandro (25 años), Antonio (23), Cinthya (22), Omar (28) y Rodrigo (29), están felices y orgullosos porque su paso en la universidad dejó una enseñanza a todos los alumnos y también a sus maestros.

Derecho de ingresar a la Universidad. Francisco Teutli, fundador de CALI, comenta a EL UNIVERSAL Querétaro que el convenio con la UVM surgió para otorgarle a jóvenes con síndrome de Down y discapacidad intelectual el derecho de ingresar a la universidad.

“Se hace un acuerdo donde se establece que más por lástima o conmiseración tienen derecho a participar en un ambiente universitario, no están haciendo una licenciatura, son chicos que terminaron la primaria o secundaria, por tanto no tienen el nivel académico para hacer una licenciatura, pero sí tienen la oportunidad de participar en algunas clases como fotografía, artes, tenis de mesa y hip hop.

Agregó que Alejandro toma clases prácticas de gastronomía, y Antonio de fisioterapia, no van a clases teóricas, sólo participaron en todas las prácticas”, explica Teutli.

Los alumnos nunca están solos, del mismo equipo de CALI reciben apoyo de los facilitadores Acacia García, Ariadna Flores y Guillermo Salazar, para que los chicos tengan mejor desempeño tanto en las clases como en las prácticas laborales, porque al igual que todos los universitarios, ellos también tienen que realizar estas actividades.

Dentro de la universidad apoyan en los espacios administrativos, cafetería, biblioteca, papelería, pero en el último año realizan sus prácticas fuera de la institución, en espacios de trabajo real. Alejandro labora en la parrilla de un café; Antonio en un asilo de ancianos; Cinthya en una papelería, Omar en una tienda de conveniencia y Rodrigo en un supermercado.

Al terminar sus estudios y prácticas, el siguiente paso de CALI es insertarlos en la vida laboral, son pocas las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual que tienen un trabajo con pago y prestaciones, en la mayoría de los casos son limitados a labores de limpieza y como apoyo a la casa familiar.

“Lo que me preocupa es que después de sus estudios tengan un trabajo, la estadística dice que entre 3 y 5% de la población con discapacidad intelectual trabaja en un empleo remunerable, y eso es muy poquito”, revela Teutli.

Ante el éxito del programa Contigo en la UVM, Juan José Ochoa Cázares, rector del campus Querétaro, manda un mensaje a la sociedad, empresas, industrias, universidades y gobierno, para que conozcan y apoyar a las personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual.

“Atrévanse a conocerlos, ellos pueden, claro que pueden, pero necesitan una guía, necesitan que nosotros y sus familias crean en ellos”, dice el rector, y adelanta que el siguiente paso del proyecto es replicar Contigo en la UVM en los 38 campus que existen en México.

Por una vida independiente. Dentro de la misma universidad, los maestros de CALI instruyen a los chicos en temas que les servirán para su vida independiente, porque otro de los grandes objetivos en que trabaja la asociación es que ellos aprendan a vivir solos, con todas las responsabilidades que eso implica, así que les enseñan a usar dinero, hacer presupuestos y perspectivas de compra, además les hablan de educación sexual, ya que también tienen derecho a tener una pareja.

“A los alumnos se les está dando una gran oportunidad de ser ellos mismos, ejercer sus derechos, esto no se está haciendo por lástima o por algún favor a ellos, están ejerciendo un derecho a formar parte de una comunidad, a tener amigos, novia, estudios y conocimiento”, agrega Liliana Martínez Cureño, directora de Comunicación y Relaciones Públicas del campus Querétaro, quien ha visto el desarrollo del programa desde hace cuatro años.

No sólo los alumnos de CALI han ganado con este convenio, los estudiantes de la universidad también se han sensibilizado y ahora son profesionistas incluyentes.

“Yo he me he atrevido a contactar a alguno de los alumnos de la universidad y preguntarles: ¿qué vas a hacer cuando termines la carrera? Y ellos dicen: ‘Voy a poner mi restaurante o voy a poner mi empresa’. Y yo les pregunto: ¿tú contratarías a una persona con discapacidad? Y ellos responden: ‘Por supuesto’”, agrega Francisco Teutli y deja en claro que el éxito del programa se basa en una palabra que todos deberían ejercer: Respeto.

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