Dos plátanos, un tazón de avena, almendras, yogurt líquido y miel de abeja es lo que Germán Madrazo desayunó en el día que hizo historia.

En sus audífonos escuchaba “Carros de Fuego”, de Vangelis; después, se lanzó a la montaña de nieve de PyeongChang para recorrer 15 kilómetros en Cross Country y hacer su sueño realidad.

“Vivir unos juegos olímpicos inicia desde el periodo de clasificación, hay un dicho mexicano: ‘placer que se aplaza es más placer’, y vivir un periodo de clasificación tan duro hace que vaya creciendo la expectativa y las ganas de estar ahí para ser el mejor”, comentó.

El 16 de febrero de 2018 quedó en la historia del deporte mundial. Un mexicano, crecido en Querétaro, cruzó la meta en los Juegos Olímpicos de Invierno 2018, con las piernas acalambradas y poca fuerza en los brazos logró ondear la bandera de México en una imagen que le dio la vuelta al planeta.

Germán en PyeongChang, en la historia del deporte
Germán en PyeongChang, en la historia del deporte

Travesía para Corea.

Germán logró la clasificación en tan sólo 12 meses, a sus 42 años. La técnica del esquí la aprendió en ese lapso y desde niño ha practicado el triatlón.

Tuvo que sacrificar algunas cosas para poder costear el viaje. Las autoridades de su estado, del Comité Olímpico Mexicano (COM) y otros patrocinadores lo apoyaron, al igual que su familia, pero el esquiador no se salvó de tener una deuda de 15 mil dólares.

“Todos los ahorros que tenía se fueron. Tenía tres bicicletas que llevaba mucho tiempo armando, me deshice prácticamente de todo y así fue como se financió la primera y segunda parte del proyecto. En el inicio los esquíes eran prestados para el periodo de aprendizaje, ya que más o menos tuve idea, compré unos esquíes usados de tres temporadas atrás y con esos hice el proceso de clasificación, estaban destrozados y ahí fue donde vino el apoyo del gobernador de Querétaro, gracias a él pude comprar equipo nuevo”, mencionó.

Con la clasificación y las maletas en la puerta a Germán le faltaba el traje para la competencia.

“Cuando yo califiqué, ya no tenía dinero. Me acerqué al COM para ver si me podían apoyar con un traje para competir, la respuesta fue que sí, pero me dijeron que yo investigara dónde comprarlo. Faltaban dos semanas, hablé a una compañía en República Checa, pero me dijeron que no podían porque la producción estaba saturada. Busqué en Estados Unidos y Canadá: me dijeron que no, por el tiempo. Un día recibí una llamada de Lucía, la esposa del dueño de la marca en República Checa, me dijo que se enteró que un mexicano había hablado para solicitar un traje, no lo podía creer y por eso me llamó. Ella es mexicana y me dijo que era un orgullo hacerme el traje”, explicó.

Germán en PyeongChang, en la historia del deporte
Germán en PyeongChang, en la historia del deporte

Olimpismo.

El suizo Dario Cologna se convirtió en bicampeón olímpico de la prueba, pero la noticia que le dio vuelta al mundo fue cuando Germán cruzó la meta en último lugar, fue recibido por el campeón, su amigo Pita Taufatofua y otros competidores.

“Que me hayan hecho vivir ese momento tan especial se convirtió en el instante que definió un motivo de existir. Es el momento que siempre vivirá en mi memoria, como el día que las acciones hablaron más que las palabras y que demostré que sí se puede”, comentó.

Pita se convirtió en su hermano de travesía.

“Pita y yo nos decíamos a diario que vivíamos para luchar un día más. Fue un momento emotivo en el que le dije a Pita, luchamos un día más y me dijo: ‘no hermano, luchamos hasta el final”, recordó.

Germán en PyeongChang, en la historia del deporte
Germán en PyeongChang, en la historia del deporte

Enseñanzas.

Germán sólo puede comparar el momento de felicidad al cruzar la meta, con el momento en que nacieron sus triates. Pero también hubo tragos amargos para conseguir el sueño.

En 2010, German y su esposa vivían en Tamaulipas, se hacían cargo del rancho de su padre. San Fernando era su hogar, pero una noche, cuando conducía hacía su casa, fue asaltado, lo dejaron varado sobre la carretera. Germán relata que fue un milagro que siguiera con vida. Fue entonces cuando decidió mudarse a McAllen, Texas.

“Si un mexicano se atreve a creer que a los 42 años puede empezar a practicar un deporte nuevo y llegar a clasificar a los juegos olímpicos, los que ahorita tienen 22 años deben creer que en México no hay límites. Salgan a buscar apoyos, busquen compartir sus historias, que eso no sea pretexto de que México no vaya a Juegos Olímpicos”.

No todas las opiniones sobre la travesía de Germán fueron positivas; hubo mexicanos que lamentaron el hecho de que quedó en último lugar. “Lo primero que le digo a esta gente es gracias, porque con su crítica mantienen el reto y esas ganas de salir adelante”, destacó.

Como deportista tienes una responsabilidad, y cuando vas representando a tu país, tu país no quiere que seas el último lugar, yo me sumo a ese sentimiento. Pero hubo factores para que la historia fuera lo que es, si hubiese terminado cinco lugares antes, hubiese sido una participación más de un mexicano en Juegos Olímpicos”, dijo.

A pregunta expresa sobre ¿Qué le diría Germán Madrazo al deporte, si este fuera una persona?, él contestó: “Te amo, te adoro, gracias porque me mantienes vivo”.

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