David Hernández Olvera tiene 33 años en una silla de ruedas. Un día cuando tenía 21 años y acabada de estar en el ejército, se metió en una pelea en la que su amigo estaba en desventaja. Uno de ellos sacó una pistola y le disparó a David y su amigo, quien posteriormente murió..

Producto de la riña, David quedó gravemente herido, teniendo una lesión en la espina dorsal que le impidió desde ese momento volver a caminar. Pese a lo sucedido, David comenta que no se arrepiente de haber ayudado a su amigo y que lo volvería a hacer.

“Mi amigo murió pero ni lo pensé para meterme, pienso que lo haría otra vez, nunca me he preguntado porqué me metí, así fue mi reacción y pienso que sería igual si estuviera viendo que alguien agrediera a otro en bola, cuando se supone que debería de ser más ecuánime el asunto y ellos eran 3 contra él y nunca pensé, brinqué a hacerle ‘el paro’ y ahí fue donde pasó esto”.

David relata que al considerarse una persona fuerte que constantemente estaba en movimiento podría salir adelante, por lo que comenzó a trabajar sin ninguna limitante. Su condición de estar impedido por la motricidad de su cuerpo jamás ha sido un inconveniente, para poder seguir su vida diaria.

“El que me operó me dijo que había ciertas posibilidades de caminar pero sí tenía una lesión grave en la espina dorsal y sí fue grave, pero como era una persona joven y todo el tiempo me la pasaba haciendo ejercicio, acababa de causar baja en el ejército, estaba fuerte. No pude caminar pero mi mente nunca dijo que hasta ahí acababa todo, estaba pensando en que era una prueba más para mí, como un reto en la vida y empecé a trabajar y hasta la fecha trabajo en la soldadura y herrería”.

La discapacidad no está en el cuerpo: David.

Se mueve entre los diversos obstáculos que le impiden moverse adecuadamente. pasa unos bordos en la Alameda y cuando ve a un paletero, se queda a su lado y degusta una mientras observa el ir y venir de las ardillas entre los árboles.

Durante 33 años, David ha observado que la discapacidad, si bien limita sus movimientos, no está en el cuerpo sino en la mente de las personas. Plantea que alrededor siempre ha habido personas que buscan atacar mentalmente y acabar con su autoestima, situación que no le ha afectado, pero siempre está presente ante la falta de conciencia.

“Te complica más la vida la gente que tienes alrededor, a mi me pusieron el ‘Rayo Mcqueen’, entonces la gente trata de atacarte, trata de atacar tu autoestima y es la que en realidad como que no le cae el 20 de que seguimos siendo iguales, de que no pensamos con los pies sino con la cabeza. La discapacidad la veo más alrededor de la gente que supuestamente menosprecia mi capacidad, veo que la gente menosprecia pese a que supuestamente está sana, entre ellos mismos se atacan y ya es su forma de ser de esos cuates”.

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