Hace 13 años que Josefina López Martínez decidió dedicarse completamente a la creación de muñecas artesanales. Ella es originaria del Barrio tercero de Santiago Mexquititlán, en el municipio de Amealco y junto con su familia ha hecho esta actividad su forma de vida. En los últimos años ha diversificado sus productos, por lo que su paso siguiente es consolidar una marca y puntos fijos para su venta.

El oficio lo aprendió de su mamá, Daría María Sabina Juanpedro Nepomuceno, quien todavía le ayuda con el bordado de algunas de las piezas que confecciona, pues además de las muñecas ha incursionado en la elaboración de prendas como camisas y los Quexquémitl una capa que forma parte de la vestimenta tradicional de las mujeres de la zona indígena. Su madre le enseñó a ella, sus cuatro hermanas y dos hermanos a realizar estas artesanías.

Con ayuda de sus dos hijos, su hija, un hermano y su sobrina, Josefina llega a confeccionar entre 500 y 800 muñecas de forma mensual, pero en el último mes dedicaron su tiempo a la elaboración de la muñeca Catrina, un modelo con el que emulan la figura tradicional del Día de Muertos, la cual les requiere el doble de tiempo que las muñecas que confeccionan cotidianamente.

“Desde el año pasado queríamos hacer el modelo de la Catrina, pero no teníamos el material. Es más laboriosa porque en la muñeca tradicional bordamos los ojos y la boca sólo es una forma de ‘U’; en la muñeca catrina van bordados los ojos, la nariz y la boca son como un labio normal… Una muñeca normal nos tardamos en hacerla medio día, pero en esta Catrina, la muñeca grande lleva un día y medio; las pequeñas como tienen detalle las hacemos en un día”, dijo.

Actualmente, Josefina tiene siete tamaños de muñecas, desde la más pequeña que se hace para aretes hasta el modelo que mide 50 centímetros de altura; hace cinco años inició con la elaboración de camisas con bordado y hace cuatro años con una muñeca que miden cerca de 15 centímetros y tiene una canasta. A su oferta agregó una bolsa bordada en diferentes medidas.

Ahora, la artesana amealcense tiene en mente elaborar una muñeca especial para la temporada navideña; aunque en esta época también vende las figuras del Nacimiento, quiere tener una muñeca que refleje las tradiciones de Amealco. Además está en preparación para una figura con la que pretende concursar durante el Festival de Muñecas Artesanales, que se efectuará en la cabecera municipal durante la siguiente semana.

“Estamos haciendo el tejido que le llamamos en telar de cintura, que es para hacer como la capa que trae mi mamá. Más o menos nos vamos a tardar una semana para hacer la tela de la falda. Es la falda tradicional de las antiguas, de las que usaban antes las abuelitas. También mi madre me enseñó a usar el telar”, relató.

Necesario dónde vender

El taller de Josefina López está en una de las habitaciones de su casa, una pequeña construcción con techo de lámina, donde cuenta con dos máquinas de coser; además tiene unos estantes en los que colocó cajas de plástico para guardar el material que utiliza para sus artesanías.

Las máquinas están pegadas a una pared en la que Josefina tiene un reconocimiento que hace poco le entregó una dependencia del gobierno estatal. Del otro lado hay una especie de cuadro con fotos, en el que aparecen los productos y las prendas.

Mientras Josefina muestra la forma en que funciona el telar de cintura, su mamá, Daría María Sabina relata que la creación de las muñecas fue una enseñanza que le dejó su madre, es decir la abuela de Josefina. A través de este oficio, Daría logró que sus siete hijos salieran adelante y se dice orgullosa de haberlos enseñado a trabajar la artesanía.

Aunque Josefina ha evolucionado en la confección de sus muñecas, lo difícil es la comercialización.

“La que me ha ayudado con la venta de las muñecas y en buscar dónde las podamos vender es mi hija Yusivela. Ella ya estudió algo más y con eso ahorita ya vendimos en San Juan del Río, en Morelia, Ciudad de México, Guanajuato y en Amealco. Yo solo sé escribir mi nombre y no sé bien hacer cuentas en escrito, por eso mi hija ya me ha ayudado mucho”.

La artesana menciona que la venta de las muñecas es la parte que más se les dificulta, pues regularmente tienen que buscar el apoyo de la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas (CDI) o de la Casa Queretana de las Artesanías, sin embargo esto sólo ocurre una o dos veces al año. Para Josefina es necesario que se abra un mercado donde consigan ofrecer sus muñecas durante todo el año.

De acuerdo con la dirección de Desarrollo Económico y Turístico de Amealco, hay alrededor de tres mil familias de artesanos que se dedican a la elaboración de muñecas; es la segunda actividad en importancia en la zona indígena, después de la agricultura.

Josefina asegura que ha buscado preservar el oficio de la confección de muñecas y por ello es que enseñó a sus hijos y su hija a elaborarlas. Aunque reconoce que por 20 años ella decidió irse a Monterrey y buscar otra forma de obtener recursos económicos, situaciones de salud la hicieron regresar a Santiago Mexquititlán y seguir con la tradición que le heredó su mamá.

“Es bonito hacer esto porque no dejamos que se pierda lo que los abuelitos nos enseñaron. Es muy difícil encontrar dónde venderlas, pero esperamos que ya el otro año se pueda hacer el nombre de nuestras muñecas y que más gente las conozca”, finaliza.

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