Para ser un forcado, no es suficiente el valor, se necesita algo más que es lo que le salva la vida a quienes la practican y les da una larga carrera dentro del ruedo.

“Hay que tener mucho amor al toro, saberte adaptar a un grupo y tener un grado de locura, porque enfrentarte a un animal que levanta con su cuello, tres veces su peso está canijo”, expresó Alejandro Fernández Islas, ex forcado.

#NuestrasHistorias. “Hay que tener un grado de locura para ser forcado”: Alejandro Fernández Islas
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Miembro de la tercera generación de Forcados Queretanos, Alejandro recuerda los mejores años que vivió en las plazas.

“Lo más bonito fue conocer gente, conocer países como: Francia, España, Portugal Estados Unidos, Colombia, Guatemala, Panamá incluso México, pude recorrer nuestro país; eso fue de lo más bonito que he tenido.

“Lo más feo fue haber recibido un par de cornadas graves, al punto de estar al borde de la muerte. Estaba en Hidalgo y me tuvieron que trasladar en helicóptero. El toro me cogió lastimándome la aorta, duré una semana en terapia intensiva, otra en un cuarto y una más en recuperación, estuve a punto de perder la pierna, fue en 1999”, relató.

Alejandro Fernández Islas duró 11 años en el grupo de Querétaro, hasta 2001, cuando fue invitado a realizar pegas en Portugal, país de donde es originaria esta actividad, estuvo un año y realizó una pega para los monarcas.

#NuestrasHistorias. “Hay que tener un grado de locura para ser forcado”: Alejandro Fernández Islas
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“A los dos días de llegar me tocó vivir una corrida donde estuvo presente el rey de Portugal, me dieron el primer toro y gracias a Dios lo pegue al primer intento”, recordó.

Al regresar de la península ibérica fue invitado a Mazatlán, donde estuvo en el grupo de Forcados por nueve años, hasta su retiro en 2001, en la plaza de toros Santa María, donde pegó un toro de nombre Jano y 480 kilos, apodo que lleva desde entonces. Jano, ahora vive las pegas desde el callejón.

“Tengo el orgullo de ser torilero en la plaza de toros Santa María, tengo 24 años en esto y lo vivo desde el callejón. Es mucho nervio, les grito que lo agarren, doy indicaciones que no me corresponden porque ya hay un cabo de otra generación, es demasiada pasión la que siento por esto”, expresó.

El ruedo transforma al hombre.

La vida de José Antonio Vera García cambió cuando pegó por primera vez un toro, se volvió más humano y le nacieron ganas de comerse al mundo.

#NuestrasHistorias. “Hay que tener un grado de locura para ser forcado”: Alejandro Fernández Islas
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Cabo de la cuarta generación, es considerado uno de los mejores líderes de los forcados queretanos, ya que gracias a su esfuerzo, el grupo ha permanecido cuando estaba en un momento de crisis.

“Cuando agarré el grupo en 2004, me planteé diez metas y pensé que al cumplirlas sería el momento de decir adiós. Conforme fue pasando el tiempo, las iba cumpliendo una a una, la primordial era que el grupo no se extinguiera, porque vivimos una etapa difícil donde el grupo estaba a punto de desaparecer. Cuando me dan la oportunidad de quedarme con él, la historia se escribió, se cumplieron las metas: ir a Portugal, regresar a la Plaza México, ser uno de los mejores grupos del país, pensé en que había cumplido y decidí despedirme”, mencionó.

Sus padres siempre fueron su inspiración al momento de entrar al ruedo, gracias a su hermano, Eduardo Vera, uno de los fundadores de Forcados Queretanos, que el amor por esta actividad creció.

“La primera pega que hice como cabo en la Santa María fue con un toro de nombre Pildorita, se quedó un año en los corrales, estuvo en una novillada del 1 de enero, y al año siguiente lo echaron otra vez el 1 de enero. Ese día fue mi presentación como cabo en Querétaro, y se lo brindé a mi papá, que en paz descanse. Fue una pega que nos marcó por donde iría el grupo y a lo que podíamos aspirar, se logró al segundo intento, es el más importante de mi carrera”, recordó.

Representar a México.

Uno de los grandes logros de Forcados, cuarta generación, fue regresar a la Plaza México. Ahí estuvieron en el cartel junto a la rejoneadora Ana Batista, los toreros de a pie: Alejandro Talavante, Joselito Adame y Octavio García El Payo.

#NuestrasHistorias. “Hay que tener un grado de locura para ser forcado”: Alejandro Fernández Islas
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La pega que marcó al grupo y significó su consolidación en México y a nivel internacional, fue el haber estado en el lugar de origen de esta profesión… Portugal.

“El primer viaje a Portugal fue algo que no vamos a olvidar porque íbamos representando a nuestro país, fue la primera vez que el grupo de Querétaro se presentó en donde nacieron los Forcados, el partir plaza en la México, es una de las cosas que se te quedan para el recuerdo”, comentó.

Fue gracias a un convenio con el grupo de Forcados: Aposento do Barrete Verde. Los de Querétaro viajarían a Alcochete y los portugueses estarían en Querétaro. En el país lusitano, los queretanos pudieron realizar la pega a dos toros, con las cuales recibieron el premio a la mejor pega y el reconocimiento de expertos en temas taurinos.

Los toros desde la barrera.

“Me considero un forcado responsable, que se enamoró de su grupo, que le brindó su vida, siempre busque que amigos y familia estuvieran conmigo. Como cabo intenté dar lo mejor que tuve, siempre pensé en el grupo y no en mí”, mencionó.

El 26 de enero de 2013, Toño Vera se despidió de los ruedos en la plaza de toros Santa María, en un cartel liderado por el rejoneador, Rodrigo Santos.

“Hay dos cosas que me quedaron pendientes, a lo mejor las hubiese conseguido, pero ya tenía la necesidad de descansar. Una fue estar en campo pequeño, y una corrida en España. Pero el grupo se presentó en las plazas más importantes del país, y hemos compartido carteles con los mejores del mundo, así que esos dos lugares hubiesen sido sólo un lujo”, dijo.

Toño le pasó la estafeta a José Antonio Cuyo Montiel, quien ahora se desempeña como el cabo de la quinta generación. La decisión de dejar un sucesor es más complicada que salir a encarar al toro. Pero aún y desde las gradas, Vera García vive y siente como si estuviera en el ruedo.

#NuestrasHistorias. “Hay que tener un grado de locura para ser forcado”: Alejandro Fernández Islas
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“Se extraña muchísimo, daría lo que fuera por volver a pegar algún día. Desde la barrera se sienten muchos nervios, es gente a la que estás viendo crecer es un sentimiento de no querer que les pase nada, me da más nervio a mí que muchos de los que están vestidos”, aseveró.

Fueron nueve años en los que fue forcado, como líder de un grupo de hombres que arriesgan su vida en cada pega, fueron muchos toros, pero para Toño siempre será solamente uno.

“Cuando me preguntan, ¿cuántos toros pegaste? Les contesto que uno porque cada toro es diferente, siempre vas aprendiendo, para mí fue sólo uno. Estoy agradecido por haber podido hacer algo que muy poca gente puede platicar”, finalizó.

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