Es una doble moral. Sexualizar los senos de una mujer cuando está amamantando, para mí es inaudito, hablar de lactancia y de los pechos, los cuales tienen la función de alimentar. Muchas veces vemos a una chica con un escote muy prolongado y no nos causa problema, pero si la vemos amamantando es como el escozor social”, afirma María Fernanda Moreno, madre de Gael, de tres meses de edad, quien participa en la Tercera Feria Estatal de Lactancia Materna, realizada en el Hospital del Niño y la Mujer.

La entrada del hospital muestra los puestos de la feria. Se pueden observar rebozos para cargar a los bebés, extractores de leche, protectores para los senos, kits completos para conservar el alimento fresco, hasta información institucional que busca promover esta modalidad de alimentar a los recién nacidos.

María Fernanda, de 27 años de edad, alimenta a Gael en uno de los puestos. El bebé, mientras es alimentado, está relajado. Cuando su madre le deja de ofrecer leche, se muestra inquieto.

Dice que Gael no es su primer hijo, tiene otro de ocho años, a quien alimentó exclusivamente con leche materna durante su primer año y medio de vida.

Señala que es el mejor alimento que se le puede dar a los niños, en cuanto a nutrición, crianza, desarrollo; además de otros beneficios secundarios, como el ahorro en fórmulas lácteas y la practicidad.

Apunta que no recibió ninguna asesoría por parte de sus servicios de salud, todo lo aprendió en la práctica y con información en su casa, con su familia. Precisa que hace falta crear conciencia, normalizar y educar en la lactancia a la sociedad.

La madre no concibe el hecho de que existan personas que recriminen a las mujeres que alimentan a sus bebés en la calle, además es más cómodo para los pequeños, ya que con las temperaturas que se registran, por ejemplo en Querétaro, taparlos es incómodo.

“Muchas madres se refugian en baños [para alimentar a sus hijos] que son lugares insalubres, que no propician una buena alimentación, los gérmenes, los contaminantes. Desgraciadamente todavía hay gente que critica, que ve mal, que ha sido grosera. Nos ha tocado en algunos establecimientos, pero es algo normal, en la medida en que vayamos educando desde la casa y lo hagamos visible volverá a ser normal”, subraya.

Revela que algunas personas le han dicho que no alimente a su bebé en un lugar público; también ha experimentado miradas incómodas y otros más le han dicho que se tape o que no alimente a su hijo en ciertos lugares, incluso le han gritado “vieja cochina”, lo que califica como comentarios fuera de lugar.

Subraya que afortunadamente los médicos que la han tratado son prolactancia y nunca le han recomendado que utilice alguna fórmula láctea y le brindaron apoyo en caso de que necesite asesoría.

“Desgraciadamente donde sí llegué a tener problemas fue en el Sector Salud, donde [los doctores] me dijeron que mi leche ya no lo llenaba, que le intentara dar fórmula. Con mi primer hijo me pasó, con Gael no, y es que falta mucha educación del mismo personal médico, de los asesores, los pediatras, es un tema en el que se deberían especializar”, precisa.

La Liga de la Leche de Querétaro también está presente. Muestra rebozos que de unos años a la fecha comenzaron a ser buscados por las mamás para cargar a los recién nacidos y poder continuar con sus actividades cotidianas a fin de tener a su hijo cerca.

“El ser humano, como mamífero primate, requiere de mucho contacto físico los primeros años de vida, al cargar la mamá en rebozo [al recién nacido] puede tener la libertad de integrarse a su vida, a sus actividades, sin tener la necesidad de cargar al bebé, y éste se mantiene en un estado de tranquilidad todo el tiempo, lo que hace que su sistema nervioso crezca de una manera más armónica, sin tanto estrés, sin pensar que su mamá lo dejó, pues no tiene noción de tiempo y espacio. El bebé cuando está solo piensa que su mamá lo abandonó, y al estar en contacto físico con ella se siente seguro y protegido y crece de una manera diferente”, apunta.

Agrega que los rebozos no son caros, son accesibles, hay diferentes precios, de acuerdo al material, y pueden costar desde 150 hasta 600 pesos.

Recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se amamante a los niños hasta los dos años o más. En México, añade, aún se está en un nivel muy bajo, según la Encuesta Nacional de Salud de 2011 reportó que sólo 14% de las mujeres alimenta con leche materna a sus hijos hasta los seis meses.

“Muchas mujeres se acercan con la intención de amamantar y se encuentran con barreras, como que no existe apoyo social, ayuda del sector salud; por ello, muchas de estas lactancias fracasan, no porque las madres no quieran, sino porque se encuentran con estas barreras. Por eso estamos estas organizaciones, para luchar contra éstas y que cada vez sean más mexicanos los que reciban este alimento”, asevera.

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